miércoles, 26 de enero de 2011

INVERSIONES MEXICANAS FRENTE A LAS EXTRANJERAS

CARLOS ARELLANO GARCÍA

Si recordamos épocas pretéritas, cuando se cuidaban de manera idónea los intereses nacionales en materia económica, había precauciones para que la Balanza Comercial no tuviese el carácter de desfavorable. Siendo que la Balanza Comercial del país consiste en una comparación entre el monto final anual de lo que se exporta y lo que se importa, muy buen cuidado se tenía de un buen nivel de exportación y evitar al máximo que la importación estableciese un nivel no favorable en nuestro país, sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos realizados, solía suceder que había déficit en la Balanza Comercial.
Tal déficit podía repercutir en la Balanza de Pagos, en la que se hace una comparación entre las divisas que ingresan al país respecto de las divisas que van al extranjero. El gran problema de un déficit en la Balanza de Pagos consistía en que se podía producir como consecuencia una devaluación del peso mexicano. En esa época, se evitaba a toda costa la pérdida del valor de la moneda mexicana y nuestro peso mexicano, de mucho mayor valor que el actual, era considerado en América y en el mundo una moneda fuerte y prestigiada. Por tanto, a pesar de que se daba, en más ocasiones de las deseadas, una Balanza Comercial deficitaria, tal situación no repercutía en la Balanza de Pagos pues, el déficit se cubría y se obtenía una Balanza de Pagos favorable superavitaria a través de los ingresos que procedían del turismo, dada la existencia de múltiples factores que representan y representaban atractivos del país para las mentalidades foráneas y, complementariamente, se recibían divisas procedentes de inversiones extranjeras.
En consecuencia, en presencia de una Balanza de Pagos superavitaria, nuestra moneda conservaba su prestigio y su fortaleza, constituyendo un motivo de vigor económico para el país y de orgullo para los mexicanos. Naturalmente que, las inversiones extranjeras no sólo contienen recursos que se traen pues, conllevan recursos que salen del país en forma de utilidades obtenidas de inversiones anteriores, así como de la amortización paulatina de los capitales que previamente se trajeron pero, tal situación requería el paso de mayor tiempo.
La devaluación del peso mexicano, que se produjo el 1º de septiembre de 1976, se produjo por un excesivo e injustificado gasto público, con tendencias gubernamentales populistas que descuidaron gravemente la economía nacional.
Poco antes de que esa triste devaluación, que fue el inicio de muchas más, posteriormente, también, respecto de inversiones extranjeras, es factible remembrar un llamado de atención a toda la población mexicana cuando, en el Palacio de los Deportes, tuvo verificativo una gran exposición denominada: "México, la Mejor Inversión". En esa exposición se presentaron una gran cantidad de productos que, en esa época, México importaba y que, se sugería que se sustituyeran por productos hechos en México, con la peculiaridad de que no había impedimento tecnológico, ni científico, para que esos productos se elaborasen en México y, de esa manera, no se dependiese del exterior y se fortaleciese adecuadamente la economía mexicana.
Desde otro ángulo, se difundió, por todos los medios posibles, la aseveración de que: "Lo hecho en México está bien hecho" y para efectos publicitarios, esa frase iba acompañada del dibujo de la cabeza de un águila que aparecía de perfil y una posición que podía ser calificada como de "adelante". En la época actual esas tendencias nacionalistas han desaparecido y a juicio nuestro, hubiera sido conveniente conservarlas para impregnar en la conciencia de los mexicanos la idea de que es nuestro deber fortalecer al máximo la potencialidad comercial y económica de nuestro país y evitar la dependencia del exterior, con la presencia de productos extranjeros que, en última instancia dan pábulo al apoderamiento del mercado mexicano, que descuida su productividad y acrecienta la dependencia de productos extranjeros, que se producen en el país pero que, no dejan de ser extranjeros.
Está fuera de duda que, una postura nacionalista no puede dar relevancia exagerada a las inversiones extranjeras.

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