miércoles, 4 de enero de 2012

LOS PROCESOS ELECTORALES DE 2012

JESÚS CANTÚ ESCALANTE

Normalmente la elección presidencial influye decisivamente en el resto de los comicios que se celebran en la misma jornada; sin embargo, no puede descartarse que haya también impactos inversos, es decir, de las elecciones de gobernadores y jefe de Gobierno a la presidencial, particularmente si el proceso de designación de los candidatos provoca rupturas al interior de alguna o algunas de las fuerzas políticas.
En el año 2000 el desplome del PRD en los comicios presidenciales fue tal que Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato a jefe de Gobierno del Distrito Federal, superó a Santiago Creel, candidato panista, por 214 mil votos, apenas cinco puntos porcentuales de diferencia. En 2006, la diferencia se amplió a 912 mil votos y a más de 19 puntos porcentuales de diferencia. Pero el PAN aprovechó procesos electorales de Guanajuato y Jalisco para sacarle una diferencia de 1 millón 730 mil sufragios al candidato de la Coalición por el Bien de Todos, que le permitieron recuperar con creces los casi millón y medio de sufragios que López Obrador sacó de ventaja sobre Felipe Calderón en el DF.
El próximo 1 de julio de 2012 se realizarán elecciones para gobernador en la misma fecha que la federal en cinco entidades de la República (Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y Yucatán), así como para jefe de Gobierno del Distrito Federal; en esta ocasión se suman dos entidades actualmente gobernadas por el PRI, pero que han tenido comicios muy competidos: en Tabasco con el PRD, y en Yucatán con el PAN, que ya gobernó durante seis años el estado.
En las seis entidades que renovarán Ejecutivo, en la elección presidencial de 2006 el PAN (32.3%) y el PRD (31.3%) obtuvieron casi la tercera parte de la votación total que consiguieron sus respectivos candidatos presidenciales a nivel nacional, mientras el PRI (23.7%) ni siquiera llegó a la cuarta parte y en números absolutos obtuvo menos de la mitad de los sufragios que consiguieron los otros dos candidatos.
Particularmente priistas y perredistas saben que si aspiran a ganar la elección presidencial tienen que ganar la capital de la República, y todo indica que los tricolores postularán para dicho puesto a su exdirigente nacional, Beatriz Paredes, mientras el PRD apenas acordó que aquel que resulte mejor posicionado en las encuestas de preferencia electoral será su abanderado. Este es uno de los grandes retos que enfrenta el partido del sol azteca, pues algunas encuestas electorales indican que, en estos momentos, Paredes tiene mayor porcentaje de preferencia electoral que cualquiera de sus posibles contendientes; no obstante, el PRD mantiene un mayor número de simpatizantes. La izquierda tiene que seleccionar muy bien a su candidato, primero para asegurarse de que postulan a uno capaz de vencer a Paredes, y segundo, para evitar una fractura interna.
En Tabasco, el PRD ya postuló a Arturo Núñez, quien logró el apoyo del resto de los precandidatos. Y, aunque es una entidad muy pequeña, si en Morelos logran resolver bien la postulación pueden también alcanzar la mayoría de votos, como hicieron en la elección presidencial de 2006. Así, de las seis entidades, las tres claves para el PRD son el Distrito Federal, Tabasco y Morelos.
Para el PAN resultarán fundamentales las postulaciones en el Distrito Federal (donde ya decidieron ir a una elección abierta entre sus precandidatos), Guanajuato, Jalisco, Morelos y Yucatán; en Tabasco, realmente su participación electoral es inexistente y eso no variará en función de su candidato, así que realmente es irrelevante. Mientras tanto, el PRI tiene que preocuparse por las seis entidades, pues una debacle particularmente en el Distrito Federal –donde en la elección presidencial de 2006 obtuvo menos de 9% de la participación electoral–, Guanajuato y Jalisco puede convertirse en vital para las aspiraciones de su abanderado presidencial Enrique Peña Nieto.
La otra entidad que tendrá elecciones para gobernador en 2012, aunque mes y medio después de la elección presidencial, es Chiapas, donde el PRI ya enfrenta serias divisiones internas, por el compromiso firmado en el convenio de coalición de cederle la candidatura a la gubernatura al PVEM. La coalición de izquierda, Movimiento Progresista, ya se percató de esa situación y se acercaron con la priista María Elena Orantes, con el fin de incorporarla en la encuesta que se levantará en enero para decidir quién será el candidato a gobernador.
Además, habrá elecciones coincidentes con las federales en otras entidades (Campeche, Coahuila, Colima, Estado de México, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora). En todas, salvo en Coahuila –donde únicamente irán por ayuntamientos–, se elegirán Congresos locales y ayuntamientos. El PRI gobierna en todas, salvo en Sonora; pero en otras tres entidades el PAN ya ha sido gobierno, y en Colima ha estado muy cerca de serlo. De este modo, también serán importantes las principales candidaturas en estas entidades, particularmente para el PRI y para el PAN; para el Movimiento Progresista la entidad clave, de las mencionadas, es el Estado de México, donde buscarán recuperar lo que perdieron en 2009. En 2006, la Coalición por el Bien de Todos obtuvo la mayoría de votos en Campeche y Estado de México, y el PAN en el resto de los estados, lo que le permitió a Calderón superar a López Obrador con poco más de 750 mil votos.
En las 14 entidades que en este 2012 tendrán elecciones coincidentes, el PRD ganó en cinco durante 2006 (Distrito Federal, Morelos, Tabasco, Campeche y el Estado de México), y el PAN en las nueve restantes, lo que le permitió obtener una ventaja de casi 1 millón de votos en la elección presidencial.
Es un hecho que en 2012 los resultados electorales serán muy distintos a los de 2006, en primera instancia porque ahora el PRI sí es un serio contendiente por la Presidencia de la República, pero también por la pérdida de fuerza que han mostrado el PAN y el PRD, particularmente en el Estado de México, donde en julio pasado el PRI obtuvo casi 63% de los sufragios.
También es un hecho que la selección de candidatos, particularmente a gobernador, puede ser determinante en el resultado de la próxima elección. Eso ya lo registraron los operadores electorales de las tres fuerzas políticas y se ocupan de ello, aunque las negociaciones cupulares pueden llevar a decisiones perjudiciales a los candidatos presidenciales, como parece ya suceder en Chiapas con el PRI y puede ocurrir en el DF con el PRD, entre los más notables. Así que en esta elección puede darse el caso de que no todo el impacto sea en cascada, es decir, de la elección presidencial hacia la de gobernadores, sino también a la inversa.

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