RODRIGO MORALES MANZANARES
Hoy se llevará a cabo el segundo y último debate entre los tres aspirantes panistas a la candidatura presidencial. El domingo tendrá lugar la votación de los militantes y adherentes para elegir a su abanderado. Si atendemos lo que dicen las encuestas, hay poco margen para la sorpresa: Josefina Vázquez Mota viene acrecentando su ventaja de manera consistente.
Ante ello, quienes no se ven beneficiados por las mediciones han insistido en que la del domingo es una elección inescrutable. Dicen, con algo de razón, que cuando se pregunta a los simpatizantes panistas sobre su preferencia, no se está preguntando necesariamente a los electores del domingo, que la representatividad de la submuestra (simpatizantes panistas) puede tener problemas.
Ahora bien, concediendo sólo algo de razón a esa alerta, hay encuestas que sí superan esa dificultad y se enfocan únicamente a entrevistas a universo de electores reales. La encuesta pública que conozco es la de GEA ISA levantada telefónicamente el 20 y el 21 de enero a ciudadanos afiliados al PAN y dada a conocer recientemente. En ella se consigna, entre otras cosas, que en el balance entre opiniones positivas y negativas, Vázquez Mota obtiene 73 puntos, Creel 20 y Cordero 19. De manera consistente con ese balance, cuando se inquiere por la intención de voto, Vázquez Mota tiene a 61% de esos electores, Creel a 14%, Cordero a 15% y hay 10% de indefinidos.
Hay que decir que estos porcentajes son muy similares a los que ofrecen otros ejercicios a población abierta. Y realmente hubiera sido difícil pensar que pudiera ser de otra manera. Incluso creo que sería un poco desastroso para el PAN. Me explico. Si la distancia entre lo que piensan los simpatizantes no necesariamente militantes panistas (lo que reportan la mayoría de las encuestas) y lo que resuelven los electores internos (lo que anticipa la encuesta GEA ISA) es tan elevada como para producir un resultado sorpresivo el domingo, me parece que el PAN tendrá muchas cosas que revisar, y habrá que ofrecer alguna explicación creíble de ese vuelco. Más allá de lo que las casas encuestadoras tuvieran que decir para explicar sus números, para el partido tendría que ser preocupante la existencia de un divorcio tan marcado entre el sentir y la percepción generalizada que reportan las encuestas, y la decisión de los electores panistas. Lo lógico es que esos universos se parezcan, se conecten.
Por supuesto que aún falta saber cómo se desarrolla el debate interno y medir sus efectos, pero dada la distancia que hay entre los aspirantes, tendría que ser históricamente desastroso el desempeño de Vázquez Mota como para pensar en revertir lo que anticipan las mediciones. La distancia de Josefina es de cuatro a uno con sus adversarios; reitero que se ve muy difícil que el efecto de un debate produzca un giro tan dramático en las preferencias. Al tiempo, pero no creo que sea tan inescrutable la elección.
Lo esperable, por tanto, es que el domingo se conozca el tercero de los cuatro nombres que aparecerán en la boleta presidencial. Por lo pronto, hoy hay que ver si los panistas son capaces de transformar una exposición de ideas en un verdadero debate.
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