JORGE ALCOCER
Así haya sido de manera "cordial", sin ninguna "confrontación" entre los partidos integrantes, hasta el viernes pasado, de la coalición Compromiso por México, lo cierto es que la ruptura del PRI con el Panal coloca las piezas en el tablero del ajedrez político-electoral, y a los competidores, de una manera diferente.
Estamos ante una situación inédita: el Cofipe regula las coaliciones y su registro, no su ruptura antes de que inicie el periodo de registro de candidatos; sin embargo, parece lógico que ante una situación como la que plantea la ruptura entre el PRI y el Panal lo procedente es que el IFE sea notificado del cambio en la coalición Compromiso por México, y del método que el Panal utilizará para designar a sus candidatos, presidencial, y para diputados y senadores en los distritos y estados que se ven afectados por su salida de la citada coalición. Lo que no se podría -creo- es admitir nuevas coaliciones, pues el plazo venció en noviembre del año pasado.
Por lo pronto, habrá cuatro candidatos a la Presidencia, dos en coalición (Peña Nieto y López Obrador) y dos compitiendo con el apoyo de sus respectivos partidos (PAN y Panal). Los votos que obtenga el Panal en la elección presidencial ya no se sumarán a Peña Nieto, por tanto es necesario ajustar las expectativas. En tanto aparecen encuestas, veamos los datos de elecciones anteriores. En 2006 el Panal obtuvo 0.96% en la elección presidencial, mientras que para diputados alcanzó el 4.54%; en 2009 obtuvo, para diputados, el 3.42%. Por entidad federativa, el Panal registró -2009- valores extremos: en Sonora alcanzó el 0.35% y en Hidalgo 11.17%; en 15 entidades, la votación por el Panal fue mayor al 3%. Dicen algunos que las encuestas mostraron un castigo al PRI y a su candidato por la alianza con la profesora Gordillo, pero no sabemos cuál es la intención de voto por el Panal en las nuevas circunstancias.
También se producirán cambios en la capacidad de operación y movilización territorial; se conoce y reconoce que el SNTE es la mayor fuerza organizada para efectos electorales, y aunque ya no es como en años anteriores, por la presencia de secciones sindicales contrarias al dominio de la líder vitalicia, lo cierto es que ésta sigue teniendo esa sartén por el mango. Para entender la estrategia que seguirán el Panal y el SNTE, de ahora al primer domingo de julio, habrá que esperar sus decisiones tanto en candidaturas federales como en las 15 entidades con elección local concurrente, especialmente en los seis estados que renovarán gobernador y en el DF, para la elección de jefe de Gobierno.
Elba Esther Gordillo y su partido pueden intentar reeditar la estrategia de 2006: postular un candidato simbólico a la Presidencia, orientando los votos del Panal hacia el postulado por otro partido o coalición, a cambio de apoyos para alcanzar, en las elecciones para diputados federales o senadores, el porcentaje mínimo de votos (2%) necesario para que el Panal conserve registro. Hace seis años Roberto Campa, su candidato presidencial, obtuvo 0.96% de los votos, mientras que sus candidatos a diputados alcanzaron el 4.54% y para senadores 4.05%. Como los políticos repiten lo que les funcionó, es probable que por esa estrategia se oriente de nuevo la Profesora.
Los potenciales compañeros de viaje es esa ruta son el PAN, si Cordero es el candidato, o el PRI de Enrique Peña Nieto, cuyos voceros se han esmerado en dejar puertas abiertas al Panal para alianzas informales en el ámbito federal, o formales en comicios locales. Con la coalición encabezada por López Obrador, no parece existir camino para acuerdos de ese tipo.
De lo que no hay duda es que la ubicación de las piezas en el tablero cambió, lo que abre varias incógnitas. Si atendemos los resultados de las dos elecciones federales previas, el Panal acredita una fuerza electoral igual o superior a la que pueden presumir partidos de mayor antigüedad, como el del Trabajo o Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano). Cuatro puntos en una elección cerrada hacen diferencia, eso lo saben todos los jugadores.
Y si la ruptura fue por el descrédito, ¿acaso el Verde es Teresa de Calcuta?
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