miércoles, 29 de septiembre de 2010

...Y SIGUE EL AUTORITARISMO!

MARÍA DE LOS ÁNGELES MORENO

En mi artículo anterior, comenté algunas cuestiones sobre el manejo y administración del Gobierno del DF que, desde mi punto de vista, son aberrantes y abusivos, y que tienen que ver, básicamente, con un desarrollo urbano desordenado y con la destrucción o maltrato de inmuebles históricos o emblemáticos no sólo para la ciudad, sino para todo el país.
Por ejemplo, el monumento a la Revolución, patrimonio federal, que el jefe de gobierno ha convertido en “monumento al elevador”, a la vez que ha obstaculizado la perspectiva, así como ha impedido su posible utilización para conmemorar el 20 de noviembre la epopeya revolucionaria mexicana, que marcó el surgimiento de derechos sociales y de instituciones en el siglo XX mexicano. Otro ejemplo, el uso de la plaza de la Constitución para eventos de todo tipo que, so pretexto de abrirlo al público, en realidad lo que hace es limitar el disfrute de capitalinos y visitantes de una magnífica imagen del espacio más relevante existente en el DF. Uno más, la demolición arbitraria, y sin autorización del INAH, de 16 edificios coloniales que databan de los siglos XVII, XVIII y XIX.
Pero hay uno que quiero mencionar en especial el día de hoy: Xochimilco.
Xochimilco fue una zona privilegiada de nuestra Ciudad, donde, por igual, encontrábamos sembradíos, canales navegables con trajineras, bosques y montañas que enmarcaban en verde los paseos, las comidas típicas, las exposiciones artesanales y las exhibiciones de plantas y flores, entre muchas otras cosas.
Alguna vez Xochimilco fue llamado la Venecia mexicana. No muchos años atrás, sus canales no sólo rodeaban las chinampas cultivadas con métodos ancestrales, sino que podían llevar productos alimenticios hasta el centro de la Ciudad y, posteriormente, hasta Santa Anita, en Iztacalco.
Por todo eso, y mucho más, Xochimilco (que en lengua original significa lugar de las flores) fue declarado patrimonio cultural de la humanidad, el 11 de diciembre de 1987. La inscripción en esta lista confirma el valor excepcional y universal de un sitio cultural o natural (Xochimilco es ambos) que debe ser protegido para beneficio de la humanidad.
Hoy, la incuria y desatención del gobierno central y delegacional, ambos surgidos del PRD, lo han convertido en un sitio desordenado, lleno de basura, con canales obstruidos por el lirio y los desechos vertidos por los asentamientos humanos sin drenaje adecuado, las montañas invadidas ilegalmente; un comercio informal creciente que se extiende sobre calles, plazas y deportivos; inseguridad cada vez mayor y destrucción, en fin, que de seguir así podría implicar retirar la Declaratoria de la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad, pero peor aún una catástrofe ecológica y económica que no sólo afectará a Xochimilco, sino a todo el DF.
Este proceso de deterioro humano, ambiental y cultural lleva ya algunos años y, no obstante las continuas protestas ciudadanas, el gobierno parece no percatarse. Por el contrario, con la reciente aprobación en la Asamblea de la Ley de Desarrollo Urbano, el Jefe de Gobierno concentrará en su persona la capacidad de hacer y deshacer a su gusto, respecto del nada eficiente desarrollo actual en la Delegación, problema que se puede definir como concurrente en todo el DF.
Por si no bastase la anterior enumeración, en un momento de crisis de la ciudad ante el cambio climático, donde los capitalinos sufrimos los recortes al suministro de agua, vivimos, día a día, la importancia de una política pública que no existe, el problema del agua en Xochimilco es también grave, pues, de ser fuente de abasto del vital liquido, pasó a depender en sus canales y cultivos de agua tratada, por cierto mal; los cultivos se vuelven más escasos y, en muchas ocasiones, son regados con agua contaminada; los servicios domésticos se encarecen y los suelos se hunden por la extracción excesiva de agua del subsuelo.
Con todo ello, se pierde atractivo turístico, valor cultural, desaparecen usos y costumbres ancestrales y lo único que se incrementa es la inconformidad y la demanda no respondida por las autoridades del DF.

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