martes, 27 de julio de 2010

SUBASTA A MODO

JAVIER CORRAL JURADO

Los rangos de frecuencias del espectro radioeléctrico que van de los 1,710 a los 1,770 megahertz (MHz) y la que va de los 2,100 a los 2,160 MHz son las bandas de frecuencia más codiciadas por los operadores de televisión y telecomunicaciones, pues darán movilidad y les permitirán asociar los servicios que ya prestan a sus nuevas concesiones móviles. Es la ahora multicitada banda 1.7 para servicios móviles de tercera generación, y quien esté fuera de ella estará fuera del mercado. Por eso la SCT ha cometido todo tipo de absurdos para garantizarle a Televisa un pedazo de este espectro, jugoso negocio que debemos suponer se recompensará de alguna forma por los beneficiarios. Concebida desde su inicio para beneficiar a Televisa y su socio Nextel, la licitación 21 es un capítulo más de la historia de claudicación y complicidad que funcionarios públicos tienen ante el monopolio de la televisión, y fue el resultado más anticipado y también el más denunciado. En la componenda participaron la Cofeco, la Cofetel y quien ha encabezado las gangas disfrazadas de subasta: el secretario Molinar Horcasitas. Se construyeron así una serie de decisiones para que, a cambio de favores políticos, Televisa obtuviera un segmento de 30 MHz a precios irrisorios y, además, con una condonación fiscal en el pago de derechos durante los primeros años. Primero se diseñó segmentar los 90 MHz de la licitación en dos bloques de 30 y tres de diez; esa sola división del espectro, relacionada con el límite que ya tenían otros incumbentes en telecomunicaciones de hasta 80 MHz, le aseguraba a Televisa no tener competidor en esos segmentos. Se le confeccionó a modo; luego se le buscó por parte de legisladores priístas en el Congreso un incentivo fiscal para que, una vez que obtuviera la frecuencia, se le difiriera el pago de derechos a lo largo de los primeros cinco años bajo la monstruosa idea de estimular al operador entrante. En la disputa por congraciarse con la empresa de Azcárraga, Molinar impulsó que en lugar de un diferimiento se le diera una condonación total por dos años en el pago de derechos, y para taparle un ojo al macho se le hizo extensiva a todos los que participaran en la licitación, constituyendo esta exención fiscal un monto total de 5,680 millones de pesos, lo que sólo a Televisa le representará un beneficio directo por 1,800 millones de pesos. Desde el mismo Presidente, el Congreso y Molinar, se aseguró que el Estado no perdería, porque la licitación, a través del mecanismo de subasta ascendente, le daría al MHz su real valor en el mercado, mediante la puja que suponía la competencia. Por supuesto que era simulación, porque sabían lo que iba a suceder. Que con Televisa no entraría en competencia nadie y pagaría así un monto mínimo de entrada a cambio de la concesión que usufructuará por 20 años. Mientras que a Telcel y Telefónica, que obtuvieron 20 y 10 MHz, respectivamente, la subasta les impondrá pagar 5,070 millones, a Televisa los mismos 30 MHz le costarán 180 millones de pesos. Porque en su voracidad insaciable, no fueron capaces de aumentarse ellos mismos el monto mínimo de referencia, como lo podrían haber hecho, si por lo menos hubieran colocado el monto promedio más bajo en las otras pujas que tuvieron sus competidores. Pero la ambición es vulgar en este caso, porque tratan de demostrar que son capaces no sólo de doblar a las instituciones del Estado, sino además de exhibir a los funcionarios que los favorecen, dejando asentado que se constituyen en sus objetivos por encima del interés público, del gobierno y del Estado mismo. Además, esas decisiones eluden la concentración de espectro que por sí mismo tiene Televisa para servicios de radiodifusión, como apunta la Asociación Mexicana de Derecho a la Información: “Las frecuencias que usufructúa el consorcio Televisa tan sólo para difundir televisión y radio superan el espectro que manejan otros operadores en telefonía. Si se quiere promover una auténtica diversificación hay que tomar en cuenta el espectro radioeléctrico que administra cada operador, independientemente del uso que tengan las bandas de las que es beneficiario: telefonía, transmisión de datos, televisión o radiodifusión. Hoy en día el mercado de las telecomunicaciones es uno solo y amalgama varios de esos servicios o todos ellos. Considerarlo de manera segmentada implica desconocer la convergencia digital que define la utilización del espectro”. No puede el gobierno del presidente Calderón concretar otro regalo a Televisa, después del muy cuestionable precio en que se arrendó por 15 años la fibra obscura de CFE. Debe declararse desierta la licitación de los 30 megahertz para Televisa-Nextel porque se atenta contra dos principios constitucionales de los artículos 28 y 134. La SCJN ha dictado jurisprudencia en la materia, al considerar que el espectro radioeléctrico es un recurso económico que al ser enajenado a los particulares debe asegurar las mejores condiciones para el Estado, y eso no se logra, de ahí que puede aplicarse el artículo 17 de la Ley Federal de Telecomunicaciones: “Cuando las proposiciones presentadas en la licitación pública no aseguren las mejores condiciones para la prestación de los servicios, las contraprestaciones ofrecidas no sean satisfactorias a juicio de la Secretaría o no cumplan con los requisitos de las bases de la licitación, se declarará desierta la licitación y podrá expedirse una nueva convocatoria”.

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