PARÍS, Francia. Nada más justo que extender nuestras colaboraciones sobre el África -cuatro- cuando hemos recibido hermosas muestras de hospitalidad en los países que hemos visitado y que he narrado tanto en esta columna como en una deportiva que aparece en ESTO. Sin duda, el presidente Sarkozy se encuentra en un momento difícil, por una parte, el "affaire" Bettencurt que pone al descubierto la corrupción en su campaña en la que están involucrados los grandes intereses del país. Por otra parte, se siente un desencanto por su gestión que ha tenido mucho de palabras y poco de reivindicaciones prometidas. Esto hace pensar que la izquierda tiene una brillante oportunidad en un par de años.Pues bien, hace un año se decidió celebrar los 50 años de la independencia de veinte países africanos que pertenecían al África Ecuatorial y Occidental Francesa, principalmente. Hacia 1955 existían estas posesiones de Francia: Túnez, Marruecos, Argelia, Mauritania, Malí, Niger, Chad, República Centroafricana, Congo, Gabón, Camerún, Benin, Togo, Costa de Marfil, Burkina Fasso, Guinea, Senegal, Madagascar y Djibouti (en sus nombres actuales). Varios de estos países se independizaron antes, como Túnez y Marruecos, pero la gran mayoría la lograron en 1960 y sólo unos pocos la obtuvieron después, en forma por demás sangrienta, como fue Argelia. Este territorio correspondía a casi todo el este y parte del centro de África, el este desde Sudán hasta Botswana pertenecía al Reino Unido y en el centro se encuentra el inmenso territorio de Zaire. Lo restante estaba en manos de España, Portugal e Italia, y había cuatro naciones independientes: Egipto, Sudáfrica, Liberia y Etiopía. Todos sabemos la brutal expoliación que sufrieron estos países dominados, hombres, recursos, trabajo, todo al servicio de la potencia. Al retirarse, dejaron cuadros formados en París para asegurarse una tutela simulada que chocó con los grandes pensadores que en verdad querían iniciar un futuro diferente, como es el caso de Toure y de Khroumah y por supuesto Leopoldo Sedar Senghor (a quien tuve el gusto de conocer en la UNESCO). La celebración se prestaba a una controversia, no solamente había que hacerlo con un formidable monumento al Renacimiento africano edificado en Dakar, mostrando que estos enormes pueblos ocupan ya un lugar en la historia gracias a su fortaleza, identidad y a una cohesión que poco a poco se va logrando. Sarkozy, en su confusión, invitó a batallones de trece antiguas posesiones francesas a que desfilaran en los Campos Elíseos el día de anteayer. Terrible tormenta cayó tanto por la lluvia como por las críticas de los organismos no gubernamentales y de los socialistas. Dijo el que eran los propios países los que deberían celebrar la independencia, pero lo grave fue que entre los invitados se encontraban las más connotadas dictaduras que ha protegido París y provenían de territorios donde todavía las armas francesas están presentes, pese a las renovadas promesas de retiro. Este club tan exclusivo que comió con el Presidente francés, llamado por unos, predadores de los derechos humanos son: Congo, Togo, Chad, Camerún, Mauritania y Niger. Estos países fueron repudiados en la reciente cumbre de Niza y por extraña coincidencia, la mayoría estuvo en Johannesburgo, el domingo pasado con Zumma.¿Ha logrado el África su verdadera independencia? ¿Se ha integrado al concierto mundial? ¿Viven los africanos todos en África? ¿Ha surgido una nueva élite pensante en el continente? ¿Es sólo la música el único mensaje africano para el mundo? ¿Son las finanzas francesas las que dominan el franco CFA? A ESTO ME REFERIRE EN LA PRÓXIMA COLABORACIÓN.
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