Con la presentación de la encuesta de GEA-ISA terminó la primera camada de encuestas del primer trimestre del año. Más allá de la aceptación que recaba el presidente Calderón y que en promedio se sitúa por encima del 60%, el resto de las mediciones son desalentadoras.Muestran un población decepcionada por la falta de éxito en el combate a la pobreza, en el mejoramiento de los salarios y en la reducción del desempleo. En todos estos rubros, la población percibe que el gobierno no está teniendo éxito y que consecuentemente el nivel de vida se deteriora.Muestran a una población sumida en la incertidumbre (quizá debiéramos decir en la certidumbre de que las cosas van mal). El 66% de la población piensa que su empleo peligra y el 74% que la capacidad de consumo de su familia no está segura. La mayoría (84%) opina que la situación económica será peor que el año pasado y el 75% que la situación política es peor (Consulta).Muestran una sociedad atemorizada por la inseguridad. El 48% de la población se siente afectada directamente por el problema de la inseguridad; y desprotegida por las autoridades. Sólo el 22% de los ciudadanos sienten que las autoridades federales se preocupan por mejorar la seguridad. La cifra correspondiente a las autoridades locales alcanza sólo el 15% (GEA-ISA).Muestran una sociedad escéptica. Según el 60% de los mexicanos los gobiernos encabezados por el PAN son iguales o peores que los del PRI (GEA-ISA); y pesimista con 7 de cada 10 mexicanos que creen que 2009 no será un buen año (Reforma).Finalmente, muestran una sociedad descreída de la democracia e insatisfecha con ella. Sólo 38% cree que México es "realmente una democracia" (a finales de 2008, 50% lo creía) y sólo 29% está satisfecha (GEA-ISA).En términos de preferencia electoral las encuestas son muy disímbolas. Es cierto que todas colocan al PRI en primer lugar al PAN en segundo y al PRD en un lejano tercer lugar con un promedio de 17% de la intención de voto efectiva, pero las distancias que separan al primero y segundo lugares son muy distintas. El Universal reporta una distancia de 17 puntos Reforma y Consulta de 12 y GEA-ISA de tan sólo 2 puntos.Pero lo que debe preocupar a los partidos no son las preferencias electorales sino las condiciones en las que se llega a las elecciones intermedias: decepción, incertidumbre, descreimiento, insatisfacción, temor, desprotección, escepticismo y pesimismo.Las elecciones intermedias revestirán una gran importancia porque muchos de los proyectos de los que depende la recuperación económica del país y la efectividad de la lucha contra el combate al crimen organizado y a la inseguridad dependen, a su vez, de la cooperación entre partidos y entre quienes encabezan los diferentes órganos de gobierno.El proceso electoral no está despertando el interés de la ciudadanía. Nueve de cada 10 mexicanos dicen no estar interesados en la política. Seguramente esto tiene que ver con la percepción ciudadana de que no hay diferencia entre los gobiernos de uno u otro color. Al final todos resultan la misma cosa. El problema es que una democracia no se consolida con una ciudadanía que es indiferente ante la política.Aun cuando sabemos que las elecciones intermedias siempre recaban menos votantes que las presidenciales, se calcula una participación de que va de un preocupante 34% (GEA-ISA) a un 43% (Reforma). Esta baja participación esperada está siendo acompañada por cada vez más voces que llaman al abstencionismo como forma de protesta e inconformidad contra los partidos políticos.Las razones que se esgrimen para no votar son muchas pero destacan algunas que deberían preocupar a los políticos. Los actores de las elecciones -todos- están siendo fuertemente cuestionados por la ciudadanía.Las campañas políticas, los recursos dedicados a las elecciones y el abuso de propaganda política están molestando a la ciudadanía: 59% de los encuestados refieren que no tienen interés en ver o escuchar los anuncios de los partidos, 67% piensa que estos anuncios no les dan información valiosa, 63% dice que no los motivan para votar y 74% afirman que los spots deben reducirse.La encuesta de Reforma revela que 62% de los mexicanos considera que las elecciones serán poco o nada confiables y 58% que habrá conflictos post-electorales.Las autoridades electorales no están haciendo bien su trabajo. Consulta deja ver que sólo el 22% tiene mucha confianza en el IFE, sólo el 40% piensa que garantizará la imparcialidad y 61% que el actual Consejo General es igual o menos autónomo que el anterior (GEA-ISA)Para terminar, la población ni confía en los partidos políticos ni se siente representada por ellos. Todas las encuestas sitúan a los partidos como las instituciones menos confiables y solamente 13% de la gente se siente muy representada por ellos.Acabar con todas estas razones que están detrás de la decepción de la ciudadanía está en manos de la clase política. No se trata, como en la economía, de una crisis que venga de fuera. La responsabilidad recae enteramente en los políticos que lideran los gobiernos, los Congresos y los partidos. En ellos también está la solución.
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