Todo parece indicar que algo grande y grave se aproxima para México en el campo de la lucha contra el crimen organizado y la corrupción que lo hace posible. Hemos sido testigos de un cruce inédito de señalamientos y acusaciones entre autoridades civiles y militares de México y Estados Unidos que nos obligan a pensar que hemos entrado en una nueva fase de definiciones.Como nunca antes, mandos militares del más alto nivel formulan señalamientos explícitos acerca de lo que ocurre. No hay duda de que se prepara algo para cambiar los ejes de una situación que ha resultado demasiado costosa, demasiado sangrienta y que sólo tiene visos de empeorar. La seriedad de las declaraciones ha puesto al gobierno de Felipe Calderón en una triste defensiva. Aunque ha dicho cosas ciertas -como que del otro lado también hay corrupción, que ellos trafican con armas, lavan dinero y tienen el mayor consumo del mundo, entre otras verdades- sus declaraciones, hechas tan al vuelo, en reacción inmediata a lo dicho por los otros, lo hacen ver como si respondiera en una bravata. Ayer, en vez de pronunciarse sobre lo que dijo Obama sobre el tema, decidió responder al director de Inteligencia, quien afirmó que Calderón no gobierna en "algunas partes de su territorio". En vez de una respuesta de altura, que reconozca lo evidente y que le tome la palabra a Obama, prefirió retar al otro, y dijo algo que no podrá sostener: "Es absolutamente falso y absurdo que se señale que México no tiene autoridad sobre un punto del territorio nacional... Yo reto a quien diga eso que me diga a qué puntos del territorio nacional quiere ir...". Sin comentarios.Lo dicho por Blair es apenas una pinza. Hemos visto al Comando de las Fuerzas Conjuntas del Pentágono colocar, en dos ocasiones, a México dentro del conjunto de países que pueden colapsarse y fracasar como Estados-Nación. Con exageración o sin ella, se delinea, desde ahí, para nuestro país el fantasma indeseable del "Estado fallido". Éste ha dado pie a más señalamientos y a una nutrida cobertura mediática acerca de la situación mexicana. Todo junto imprime en la percepción de la opinión pública de aquí y de allá un verdadero sentido de urgencia. El Congreso ha abierto comparecencias especiales. La realidad y el retrato de la realidad están creando la circunstancia propicia.Robert Gates, el secretario de la Defensa, dijo a la televisión algo imposible de soslayar: "Estamos teniendo una posición en la que podemos ayudar más a los mexicanos de lo que hemos hecho hasta ahora... Creo que estamos superando las viejas posturas en contra de la cooperación entre nuestros ejércitos". Aunque los funcionarios estadounidenses han señalado que se trata de mayor ayuda en equipos, tecnología, entrenamiento e inteligencia militar, lo dicho -sumado a los reportes militares previos sobre los riesgos de un "Estado fallido"- ha dado paso a interpretaciones que hacen imaginables acciones militares conjuntas o incursiones estadounidenses en territorio nacional. Tan eso ha quedado en el ambiente que Felipe Calderón tuvo que salir, ipso facto, a negar cualquier posibilidad de esa naturaleza. Barack Obama, por su parte, se encargó de señalar que no está interesado en enviar tropas a la frontera, aunque dijo que revisa la conveniencia de usar la Guardia Nacional. Anunció también que en los próximos meses dará a conocer su propia estrategia antidrogas. No lo dijo él, pero queda claro que el referente Colombia es lo que la nueva administración ha decidido para México. Michael Mullen, jefe del Comando Conjunto, ha dicho que el modelo a seguir para México es el "Plan Colombia". Estando aquí, se pronunció por acciones militares conjuntas.El vicepresidente Biden instruyó al nuevo zar antidrogas retomar la experiencia Medellín. Se refería a la forma como enfrentaron al Cártel de Pablo Escobar, pactando con los propios narcotraficantes la rendición a cambio de beneficios judiciales. Se trataba de que delataran a otros capos y dieran informes sobre las redes de corrupción. Muchos narcos se acogieron a los beneficios. Llovió información sobre corrupción política. Colombia fue cimbrada y quedaron al desnudo relaciones de criminales, políticos y figuras notables en todos los ámbitos de la vida nacional. Eso es lo que esperan de México. El experto Edgardo Buscaglia decía hace unos días: "Sí o sí, Calderón tendrá que combatir la corrupción política para vencer realmente al crimen organizado... Será por las buenas -si lo decide el propio Calderón- o por las malas si el asunto viene del exterior". Por cierto: ¿será casual la inclusión de "El Chapo" Guzmán entre los millonarios de Forbes? Recordemos que es el segundo narco que nutre estas listas. El primero fue, precisamente, Pablo Escobar -quién lo dijera- cabeza del sanguinario Cártel de Medellín en la Colombia de los ochenta y noventa. El símbolo está puesto. Lo dicho: algo grande y grave viene para México.
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