Como lo señala Richard Hass, la principal característica de las relaciones internacionales del siglo XXI, es la instalación de un mundo no-polar, dominado por uno o varios Estados, pero acompañados de decenas de actores con poder significativo. Hoy no sólo las mayores potencias, China, UE, India, Rusia, Japón y EU, tendrán que compartir el poder con otros Estados, con organizaciones globales y regionales (ONU, FMI, BM, Unión Africana, AIE, OCDE, etcétera) con ONG y con corporaciones trasnacionales en el mundo de la energía, las finanzas y las manufacturas. Brasil, Sudáfrica, Pakistán y Australia, entre otros, cobrarán una mayor presencia en el mundo. Pero esta transición no será inmediata, EU mantiene el poder militar del mundo y a la vez, sufre una severa recesión y para ejercer influencia con ciertos países, tendrá que recurrir al apoyo de otros Estados.Así se interpreta el viaje de Hillary Clinton al Sudeste asiático: reforzar los lazos estratégicos con Japón, pedir a China que ejerza presión con el programa nuclear de Corea del Norte (¿y los derechos humanos?). Este nuevo orden exigirá de un trabajo más cuidadoso de la diplomacia, tan abandonada por Bush, que promueva el diálogo. Obama ha expresado ya algunas posiciones como son el cierre de la base de Guantánamo, el relanzamiento de la Hoja de Ruta en el Medio Oriente y el retiro de parte de sus tropas en Irak. En Europa, Obama es considerado como un Mesías, pese a que no hizo mención en su inauguración, más la UE no está en el centro de las prioridades y por ahora EU fortalecerá "en la paz", la relación con Londres para resolver los complejos casos de Irak y Afganistán. Así, Gordon Brown fue el primer jefe de Gobierno europeo que visitó Washington y con toda lógica, evocó el "new deal" de R. Roosevelt, quien propuso en los años 30 profundas reformas para hacer frente a la Gran Depresión. Obama respondió que compartía esa visión. El proteccionismo ("buy american") se abordó dado que la UE acusa a EU de esa práctica a través de subsidios; Obama respondió que los países no pueden cerrarse y erigir barreras. Quizá convinieron en que la primera gira trasatlántica será solamente a Londres en abril para la cumbre del G-20.Con Canadá, Obama pretendía aclarar algunas declaraciones de campaña sobre la renegociación del TLCAN. Canadá nunca fue muy entusiasta del tratado trilateral pero negoció para salvaguardar lo logrado en el TLC bilateral, firmado años atrás. Obama había propuesto abrir el tratado en temas laborales y ambientales -con la intención de obtener más votos en el Norte-, pero ahora prefiere una negociación directa de los problemas fronterizos como el tráfico de drogas, contrabando de armas, seguridad, contaminación ambiental y migración indocumentada. El PM Harper se siente más cómodo negociando bilateralmente, lo que provocó la nerviosa atención del gobierno mexicano que sabe que la victoria de Obama se logró en parte con el apoyo de los hispanos y éste no los puede defraudar, a más que se encuentra en un momento crítico ante la exigencia de ciertos sectores por una renegociación.En cuanto a un acercamiento entre Obama y La Habana que se especuló desde la campaña, ya Hillary había señalado que existía una propuesta para suspender las sanciones económicas contra Cuba que datan de los 60, más consideró que no es el momento; sin embargo, Obama se comprometió a suspender las restricciones, los topes a los gastos y a las remesas. A esta corriente de "un paso inicial unilateral" se unió el senador republicano R. Lugar, quien señaló que el embargo había sido inútil. El presidente Raúl Castro y su canciller Bruno Rodríguez -diplomático de carrera- ven positivamente lo que ocurre en Washington. ¿Pero, podrá esta probable distensión extenderse al candente tema de los derechos humanos? Continuará.
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