Como hace seis años, el proceso electoral prácticamente frenará la acción legislativa
Exactamente igual que hace seis años, las elecciones intermedias vigorizaron el enfrentamiento verbal entre los dos principales contendientes, pues el Partido de la Revolución Democrática se rezagó debido a que dilapidó una buena parte del capital político que ganó en 2006, por la posición postelectoral de su candidato presidencial y los conflictos surgidos a raíz de sus procesos electorales internos: Partido Revolucionario Institucional y Partido Acción Nacional. Los posicionamientos, más allá de los temas, son prácticamente una calca de lo que sucedió en 2003: el PRI, cuestionando los cambios y avances prometidos por el blanquiazul; y el PAN responsabilizando al tricolor por la falta de avances por la parálisis legislativa. En 2003, el partido en el gobierno decidió incluso tomar esa bandera para su principal slogan de campaña: "Quítale el freno al cambio", al invitar a la ciudadanía a votar por los candidatos de su partido para ganar la mayoría legislativa. El resultado fue negativo para el PAN que perdió seis millones de votos y 72 diputados federales, con respecto a las elecciones del 2006; en contrapartida, el PRI obtuvo 13 escaños más y el PRD ganó 47. Así el otrora partido hegemónico alcanzó 224 diputados; los blanquiazules, 151, apenas el 30 por ciento de los lugares; y el PRD, 97. Hoy las circunstancias son totalmente adversas al panismo, que de por sí siempre sale mal librado en las elecciones intermedias. De hecho la ciudadanía acudirá a las urnas en el peor momento para el partido en el gobierno, precisamente cuando más se resientan los estragos de la actual recesión: en las previsiones más optimistas el decrecimiento del Producto Interno Bruto, en los primeros seis meses del año, será entre el 0 y el 1 por ciento; y en las más pesimistas, entre el 2 y el 3 por ciento. De hecho según un recuento que realizó Enrique Quintana, en el diario Reforma, desde la Segunda Guerra Mundial, "no habíamos tenido un proceso electoral federal que estuviera metido en medio de una recesión", pues incluso en 1982, la recesión pegó hasta después de la jornada electoral y en la primera mitad de 1988 la economía creció en 1.8 por ciento. A la mala situación económica hay que agregarle la grave crisis de inseguridad que vive el país y, ante la imposibilidad de revertir una situación económica que depende del entorno internacional, el PAN decidió librar la batalla alrededor del combate al narcotráfico. Por ello las escaramuzas verbales, incluso con los Estados Unidos, giran en torno a este tema. Pero el PAN también lucha contra la historia, pues desde el sexenio salinista siempre disminuye su participación electoral y, por lo mismo, cae su presencia legislativa en las elecciones intermedias. En 1988, lograron 101 diputados, la primera vez que lograron una cifra de tres dígitos; pero en 1991, descendió a 89. En 1994, alcanzaron 119 curules; y en 1997, prácticamente se quedaron igual con 122, pero se convirtieron en la tercera fuerza política en la Cámara de Diputados, pues a pesar de que obtuvieron más votos que el PRD, éste logró 125 diputados debido a que ganó más diputados de mayoría relativa. En el 2000, llegó a 223; y en el 2003, 151, como ya se comentó. Así que la gran interrogante es cuántas curules conservará de las 206 que obtuvo en el 2006. Y para controlar los daños, el PAN y Calderón, le apuestan, igual que hizo Fox, a las confrontaciones. Hace seis años el eje fue el freno a las reformas estructurales (reforma fiscal y energética, principalmente) en el Congreso y el posicionamiento abiertamente contrario a Estados Unidos, en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, en relación a la invasión a Iraq. Ahora, la exigencia a los legisladores priistas para que aprueben las iniciativas presidenciales sobre inseguridad, particularmente la de extinción de dominio y la encaminada a permitir una mejor coordinación entre policías de las distintas instancias de gobierno y combatir al narcomenudeo y la demanda a los norteamericanos para que hagan su parte en el combate al narcotráfico y, como algo adicional, las represalias con el aumento de aranceles por la suspensión del programa de transporte transfronterizo. Los temas son diferentes: en el 2003, reformas estructurales en el enfrentamiento con el Congreso y la invasión a Iraq, con los vecinos del norte; ahora, inseguridad y combate al narcotráfico, tanto con el Congreso como con EU, más el agregado del incumplimiento del Tratado de Libre Comercio, con los norteamericanos. También cambian los actores, pues en el 2003, eran básicamente el presidente Fox y el líder priista Roberto Madrazo; y, ahora, también participan en forma relevante el dirigente panista, Germán Martínez, y el coordinador del grupo parlamentario priista en el Senado, Manlio Fabio Beltrones. Los enfrentamientos verbales arreciaron en los últimos días y, particularmente Calderón y Martínez, aprovecharon el escenario de la 72 Convención Nacional Bancaria para arremeter contra sus adversarios políticos. Precisamente el jueves 19 de marzo, Beltrones le exigió al Presidente que "de una vez por todas se faje los pantalones" y que haga cumplir la ley en los casos de Banamex y de la secuestradora francesa, Florence Cassez, y que defina el sitio donde se construirá la nueva refinería de Pemex. Beltrones fue enfático particularmente respecto al caso de Banamex y señaló: "Que no le tenga miedo a las decisiones, que diga si quiere que un Gobierno extranjero tenga acciones en un banco que opera en México y que viole entonces la ley". El Presidente le respondió, ese mismo día, a Beltrones, aunque nunca lo mencionó por su nombre, al señalar que enfrenta los serios problemas nacionales con determinación y firmeza. Por su parte, el dirigente panista, señaló enfático: "Es el momento de que el PRI defina, con rotundidad, si apoya la ruta de seguridad...el presidente Felipe Calderón y el PAN estamos del lado de la seguridad, nosotros queremos saber de qué lado está el PRI." Más adelante acusó al tricolor de tener candidatos vinculados con el narcotráfico e, incluso, mencionó el nombre del candidato a diputado federal, Héctor Murguía. Y criticó que las iniciativas de ley relacionadas con el combate al narcotráfico estén "atrapadas en algunos vetos legislativos del PRI, en el chantaje del PRI, en algunos insultos y descalificaciones." Ese mismo día la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, emitió un comunicado en el que señala que "Dado que en el caso de las filiales existe un régimen específico de tenencia accionaria acorde con los tratados internacionales, para éstas no se estableció la prohibición a la inversión de personas extranjeras que ejerzan actos de autoridad que aplica al régimen accionario general", por lo cual la participación del gobierno norteamericano en el capital de Citibank, según la dependencia, no viola ninguna norma. El domingo Beltrones anunció que la fracción priista en el Senado estudia cual es la vía jurídica idónea para impugnar dicha definición. Por otra parte, el mismo jueves 19, el secretario de Gobernación, que hasta entonces se había mantenido al margen, se involucró en la guerra de declaraciones y a través de un comunicado de prensa salió en defensa de Calderón y llamó a Beltrones a que "recupere el debido respeto que debe regir en las relaciones entre las instituciones de la República. Eso será valiente y servicial a México." Seguramente la tendencia continuará: los ataques mutuos crecerán conforme se acerque la jornada electoral y las posibilidades de acuerdos entre las dos fuerzas decrecerán, tanto por el recrudecimiento de las diferencias como por la expectativa de tener una mejor posición negociadora en la próxima legislatura. Como hace seis años, el proceso electoral prácticamente frenará la acción legislativa. Y lo peor es que este enfrentamiento no reportará ningún rendimiento electoral significativo para el PAN.
Exactamente igual que hace seis años, las elecciones intermedias vigorizaron el enfrentamiento verbal entre los dos principales contendientes, pues el Partido de la Revolución Democrática se rezagó debido a que dilapidó una buena parte del capital político que ganó en 2006, por la posición postelectoral de su candidato presidencial y los conflictos surgidos a raíz de sus procesos electorales internos: Partido Revolucionario Institucional y Partido Acción Nacional. Los posicionamientos, más allá de los temas, son prácticamente una calca de lo que sucedió en 2003: el PRI, cuestionando los cambios y avances prometidos por el blanquiazul; y el PAN responsabilizando al tricolor por la falta de avances por la parálisis legislativa. En 2003, el partido en el gobierno decidió incluso tomar esa bandera para su principal slogan de campaña: "Quítale el freno al cambio", al invitar a la ciudadanía a votar por los candidatos de su partido para ganar la mayoría legislativa. El resultado fue negativo para el PAN que perdió seis millones de votos y 72 diputados federales, con respecto a las elecciones del 2006; en contrapartida, el PRI obtuvo 13 escaños más y el PRD ganó 47. Así el otrora partido hegemónico alcanzó 224 diputados; los blanquiazules, 151, apenas el 30 por ciento de los lugares; y el PRD, 97. Hoy las circunstancias son totalmente adversas al panismo, que de por sí siempre sale mal librado en las elecciones intermedias. De hecho la ciudadanía acudirá a las urnas en el peor momento para el partido en el gobierno, precisamente cuando más se resientan los estragos de la actual recesión: en las previsiones más optimistas el decrecimiento del Producto Interno Bruto, en los primeros seis meses del año, será entre el 0 y el 1 por ciento; y en las más pesimistas, entre el 2 y el 3 por ciento. De hecho según un recuento que realizó Enrique Quintana, en el diario Reforma, desde la Segunda Guerra Mundial, "no habíamos tenido un proceso electoral federal que estuviera metido en medio de una recesión", pues incluso en 1982, la recesión pegó hasta después de la jornada electoral y en la primera mitad de 1988 la economía creció en 1.8 por ciento. A la mala situación económica hay que agregarle la grave crisis de inseguridad que vive el país y, ante la imposibilidad de revertir una situación económica que depende del entorno internacional, el PAN decidió librar la batalla alrededor del combate al narcotráfico. Por ello las escaramuzas verbales, incluso con los Estados Unidos, giran en torno a este tema. Pero el PAN también lucha contra la historia, pues desde el sexenio salinista siempre disminuye su participación electoral y, por lo mismo, cae su presencia legislativa en las elecciones intermedias. En 1988, lograron 101 diputados, la primera vez que lograron una cifra de tres dígitos; pero en 1991, descendió a 89. En 1994, alcanzaron 119 curules; y en 1997, prácticamente se quedaron igual con 122, pero se convirtieron en la tercera fuerza política en la Cámara de Diputados, pues a pesar de que obtuvieron más votos que el PRD, éste logró 125 diputados debido a que ganó más diputados de mayoría relativa. En el 2000, llegó a 223; y en el 2003, 151, como ya se comentó. Así que la gran interrogante es cuántas curules conservará de las 206 que obtuvo en el 2006. Y para controlar los daños, el PAN y Calderón, le apuestan, igual que hizo Fox, a las confrontaciones. Hace seis años el eje fue el freno a las reformas estructurales (reforma fiscal y energética, principalmente) en el Congreso y el posicionamiento abiertamente contrario a Estados Unidos, en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, en relación a la invasión a Iraq. Ahora, la exigencia a los legisladores priistas para que aprueben las iniciativas presidenciales sobre inseguridad, particularmente la de extinción de dominio y la encaminada a permitir una mejor coordinación entre policías de las distintas instancias de gobierno y combatir al narcomenudeo y la demanda a los norteamericanos para que hagan su parte en el combate al narcotráfico y, como algo adicional, las represalias con el aumento de aranceles por la suspensión del programa de transporte transfronterizo. Los temas son diferentes: en el 2003, reformas estructurales en el enfrentamiento con el Congreso y la invasión a Iraq, con los vecinos del norte; ahora, inseguridad y combate al narcotráfico, tanto con el Congreso como con EU, más el agregado del incumplimiento del Tratado de Libre Comercio, con los norteamericanos. También cambian los actores, pues en el 2003, eran básicamente el presidente Fox y el líder priista Roberto Madrazo; y, ahora, también participan en forma relevante el dirigente panista, Germán Martínez, y el coordinador del grupo parlamentario priista en el Senado, Manlio Fabio Beltrones. Los enfrentamientos verbales arreciaron en los últimos días y, particularmente Calderón y Martínez, aprovecharon el escenario de la 72 Convención Nacional Bancaria para arremeter contra sus adversarios políticos. Precisamente el jueves 19 de marzo, Beltrones le exigió al Presidente que "de una vez por todas se faje los pantalones" y que haga cumplir la ley en los casos de Banamex y de la secuestradora francesa, Florence Cassez, y que defina el sitio donde se construirá la nueva refinería de Pemex. Beltrones fue enfático particularmente respecto al caso de Banamex y señaló: "Que no le tenga miedo a las decisiones, que diga si quiere que un Gobierno extranjero tenga acciones en un banco que opera en México y que viole entonces la ley". El Presidente le respondió, ese mismo día, a Beltrones, aunque nunca lo mencionó por su nombre, al señalar que enfrenta los serios problemas nacionales con determinación y firmeza. Por su parte, el dirigente panista, señaló enfático: "Es el momento de que el PRI defina, con rotundidad, si apoya la ruta de seguridad...el presidente Felipe Calderón y el PAN estamos del lado de la seguridad, nosotros queremos saber de qué lado está el PRI." Más adelante acusó al tricolor de tener candidatos vinculados con el narcotráfico e, incluso, mencionó el nombre del candidato a diputado federal, Héctor Murguía. Y criticó que las iniciativas de ley relacionadas con el combate al narcotráfico estén "atrapadas en algunos vetos legislativos del PRI, en el chantaje del PRI, en algunos insultos y descalificaciones." Ese mismo día la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, emitió un comunicado en el que señala que "Dado que en el caso de las filiales existe un régimen específico de tenencia accionaria acorde con los tratados internacionales, para éstas no se estableció la prohibición a la inversión de personas extranjeras que ejerzan actos de autoridad que aplica al régimen accionario general", por lo cual la participación del gobierno norteamericano en el capital de Citibank, según la dependencia, no viola ninguna norma. El domingo Beltrones anunció que la fracción priista en el Senado estudia cual es la vía jurídica idónea para impugnar dicha definición. Por otra parte, el mismo jueves 19, el secretario de Gobernación, que hasta entonces se había mantenido al margen, se involucró en la guerra de declaraciones y a través de un comunicado de prensa salió en defensa de Calderón y llamó a Beltrones a que "recupere el debido respeto que debe regir en las relaciones entre las instituciones de la República. Eso será valiente y servicial a México." Seguramente la tendencia continuará: los ataques mutuos crecerán conforme se acerque la jornada electoral y las posibilidades de acuerdos entre las dos fuerzas decrecerán, tanto por el recrudecimiento de las diferencias como por la expectativa de tener una mejor posición negociadora en la próxima legislatura. Como hace seis años, el proceso electoral prácticamente frenará la acción legislativa. Y lo peor es que este enfrentamiento no reportará ningún rendimiento electoral significativo para el PAN.
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