martes, 17 de marzo de 2009

LA POLÍTICA EXTERIOR DE OBAMA III

HERMILIO LÓPEZ-BASSOLS

He examinado varios escenarios, el Extremo Oriente, la Unión Europea, el Medio Oriente, Cuba y Canadá. Ahora me refiero a dos países clave en el tablero mundial. Rusia e Irán. Estamos ante el surgimiento de un mundo no-polar y multicultural dominado por varios Estados que comparten la hegemonía del mundo con otros actores de poder significativo como los del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), las ONG's y las corporaciones transnacionales de la energía y del petróleo. Por tanto, es necesario examinar los espacios geo-estratégicos a los que Washington dará una atención prioritaria: el triángulo China-Japón-Corea del Sur y el "arco de crisis" que va del Mediterráneo al Índico que incluye nueve países. Pareciera que no ocuparán tal privilegio ni la Unión Europea, ni América Latina y menos África; desafortunadamente, aunque algunos analistas subrayen la paternidad keniana del presidente Obama y su clara percepción del estado de miseria en que vive ese continente donde, además, las violaciones a los derechos humanos son masivas, como lo evidencia el caso de Darfur en el Sudán (trescientos mil muertos y tres millones de desplazados).En su reciente viaje a Europa, Hillary Clinton se entrevistó con Sergei Lavrov, su homólogo ruso y le manifestó que EU daba un "nuevo comienzo en sus relaciones bilaterales" ("queremos partir de cero y lo haremos juntos"), aludiendo al rechazo de Bush a las negociaciones multilaterales sobre el desarme que ahora Obama considera como prioridad a fin de establecer "nuevas limitaciones" a la proliferación de armas de destrucción masiva. Rusia y EU convinieron en elaborar un nuevo tratado que sustituya al SALT I (Reducción de armas estratégicas) que expira a fin de año. Rusia reiteró la no militarización del espacio y pidió a EU ratificar el tratado que prohíbe las pruebas nucleares subterráneas. En esta entrevista se discutió el proyecto de EU de desplegar un escudo antimisiles y Rusia propuso alternativas. Es decir, sin lograr ningún acuerdo pareció dibujarse una era de diálogo en un campo fundamental para el mantenimiento de la paz y la seguridad del mundo que había roto abruptamente G. W. Bush.La estrategia con Irán está directamente vinculada con Rusia. Obama había dicho al presidente Medvédev que cualquier reducción de la amenaza nuclear de Irán podría limitar la necesidad del sistema de defensa antimisiles. Más esto ocurre cuando Irán se prepara para elecciones en junio, entre el actual presidente liberal M. Ahmadinejad y el clérigo conservador M. Khatami, quien ya lo había sido de 1997 a 2005. Ahmadinejad se adelantó y señaló que su nación está preparada para el diálogo con EU en una atmósfera de mutuo respeto. Clinton quisiera que Irán no se involucrara en los asuntos árabes a través del trasiego de armas que llegan hasta los palestinos, pero el presidente iraní busca consolidar a su país como potencia regional y ya puso un satélite en órbita mostrando el avance tecnológico que bien puede ser utilizado contra Israel. La planta nuclear de Busher ha iniciado pruebas de funcionamiento e Irán insiste en que es un programa civil, pero no permite el acceso total de los inspectores de la OIEA. Estados Unidos a su vez, pone precio a su escudo antimisiles en la República Checa y Polonia que serían dirigidos a Irán, si Rusia persuade a Irán de suspender su programa. El presidente Medvédev no acepta ese "acuerdo de intercambio" y exige una nueva estructura, "una construcción global y no fragmentos cerca de la frontera rusa".Es demasiado temprano para evaluar la política pragmática de Obama, pero sin duda hay un nuevo enfoque, reforzando la acción multilateral y utilizando ese "soft-power" que tuvieron en lejanos años los gobiernos demócratas, y que contrasta con el arrebatado belicismo de la época bushiana que tantas heridas causó a la imagen y a la diplomacia estadunidense. Obama tiene una oportunidad histórica por cumplir.

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