Uno de los temas en que la tarea del poder legislativo ha sido prolífica en estos años de democracia es el de la transparencia. Para bien, en tal avance no se han hecho a un lado las obligaciones de los partidos políticos como entidades de interés público.Aunque los partidos son fiscalizados de manera rigurosa desde mediados de los años noventa (ahí están como botón de muestra las sanciones de los casos “Amigos de Fox” y “Pemexgate”), la avenida de la transparencia se amplió de forma significativa en los dos últimos años gracias a la reforma al artículo sexto constitucional en la materia, a la reforma al código electoral y a la reglamentación establecida por el Instituto Federal Electoral.Por ley, sin que medie solicitud de información alguna, los partidos políticos nacionales ahora tienen que dar a conocer en sus páginas electrónicas información como la siguiente: las facultades de sus órganos de dirección; el directorio de sus dirigencias nacionales, estatales y municipales; los reglamentos internos; las normas para seleccionar dirigentes y candidatos; el tabulador de remuneraciones de sus dirigentes y funcionarios; los montos de financiamiento público recibido a todo nivel en los últimos cinco años; el inventario de los bienes inmuebles de los que sean propietarios; la relación de donantes y los montos aportados por cada uno, y un largo etcétera.El reglamento de transparencia y acceso a la información del IFE incluye obligaciones de transparencia adicionales para los partidos, como publicar en internet sus padrones de afiliados o militantes.Este cúmulo de información novedosa y útil para conocer a los partidos debió de estar completa y actualizada en internet a más tardar el 18 de febrero anterior, cuando se cumplieron los seis meses de que entró en vigencia el reglamento de transparencia del IFE.¿Van los partidos a cumplir con sus obligaciones de transparencia? ¿Estarán en condiciones de dar a conocer sus padrones? Es más, ¿contarán con ellos? Son preguntas cuya respuesta podría conocerse cuando usted lea esta nota, pues dicha información ya tendría que ser pública. Pero a diez días de que venza el plazo, ningún partido cuenta en su portal de internet con, siquiera, una aproximación al cumplimiento. La mitad de los partidos carecen incluso de una página de transparencia en su sitio electrónico (PAN, PRI, PANAL y PVEM). No hay un solo partido que haya publicado el tabulador actualizado de remuneraciones de sus dirigentes; sólo tres lo hacen y con rezagos: el PRD (con información a marzo de 2008), el PT (con datos de 2007) y el Partido Socialdemócrata (con información de 2007). Convergencia, por su parte, aunque tiene un enlace al tema de transparencia en su portal, divulga sólo informes de actividades de algunos de sus dirigentes, así como un convenio de transparencia firmado con el IFE y ante el IFAI en septiembre de 2007, en el que se comprometió a dar a conocer la “remuneración mensual por puesto de sus dirigentes desde el nivel de Comité Municipal”, pero esos datos brillan por su ausencia, por lo que se trata más de la simulación de un compromiso que de una política de transparencia probada con hechos.Por incómoda que les resulte a los partidos, la transparencia puede resultar un valioso instrumento a su servicio que les ayude a remontar la mala fama —a veces ganada a pulso, en ocasiones alimentada desde los medios— que les rodea.
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