La impresión que recibimos quienes damos seguimiento a los asuntos internacionales es que a los mexicanos les interesa poco el mundo. Muy posiblemente esto es cierto, pero no tenemos la certidumbre de que así sea. Ello se logra solamente mediante lo que los investigadores llaman un dato duro; las encuestas son el mecanismo más frecuente para obtener dichos datos. Las encuestas hicieron su aparición en las ciencias sociales desde hace muchos años. No así en la disciplina de las relaciones internacionales. En México, el estudio de la política exterior daba por sentado algunos supuestos: por ejemplo, que hay mayor simpatía hacia América Latina que hacia Estados Unidos; lo generalizado o verídico de ese sentimiento no estaba comprobado. Por los motivos anteriores, es de celebrar la aparición del IV Informe sobre México, las Américas y el mundo 2010: política exterior, opinión pública y líderes. El trabajo es realizado por la División de Estudios Internacionales del CIDE bajo la coordinación de Guadalupe González G. Consiste en una encuesta periódica bienal diseñada con el fin de recabar información sobre las opiniones, actitudes, percepciones y valores de los mexicanos respecto al mundo. Estudios similares se desarrollan en otros países, lo que permite comparar y advertir cambios y permanencias a lo largo del tiempo. La encuesta es un instrumento de enorme utilidad para conocer la manera en que los mexicanos se relacionan con el mundo, tanto la población en general como un grupo de líderes que ha sido seleccionado buscando que fuera lo más representativo posible en términos de actividad y cobertura nacional. La información obtenida es muy amplia y su utilidad depende de lo que se pretenda confirmar o poner en duda. El estudio correspondiente al año 2010 se elaboró en los momentos en que se efectuaban los festejos del Bicentenario. Esto hizo particularmente significativas las preguntas y respuestas, que permitieron medir qué tan contentos se sienten los mexicanos con su país y qué tan satisfechos están de 200 años de independencia. Según la encuesta, los mexicanos están orgullosos e identificados con su nacionalidad, aunque experimentan muy poca satisfacción con los logros alcanzados al cabo de 200 años. Hay muchos otros hallazgos de la encuesta que merecen ser analizados. Interesan, particularmente, los relativos a la visión global que tienen los mexicanos del mundo, las percepciones y preferencias respecto a la relación con Estados Unidos y la visión que tienen del problema de la migración. Respecto al primer tema, es interesante notar que, a pesar de los grandes cambios ocurridos en el mundo durante los últimos años –los cuales han movido los ejes del poder internacional de Occidente hacia Asia–, la población mexicana sigue sin voltear la mirada a esta última parte del mundo. Para los mexicanos, el mundo se circunscribe, principalmente, en el hemisferio occidental: América del Norte y América Latina. Poco interesa que China se haya convertido en el gran país manufacturero del mundo, que los países emergentes representen un porcentaje tan alto de la economía mundial, que se mantenga una batalla constante por mejorar la participación de estos últimos en la toma de decisiones sobre asuntos económicos y políticos internacionales. De acuerdo con la encuesta, países como China o la India siguen ocupando un lugar muy secundario en percepciones y preferencias de los mexicanos. Nuestro mundo inmediato, el hemisferio occidental, es el que realmente cuenta. Norteamérica es la región más popular para los mexicanos. Canadá y Estados Unidos son los países mejor evaluados, en primer y segundo lugares, respectivamente, mientras que la región en su conjunto es considerada la de mayor prioridad. Lo anterior no significa que Estados Unidos goce de todas las confianzas. Por el contrario, la desconfianza hacia ese país es resentida por 45% de los entrevistados. Se trata, pues, de una relación complicada en la que se mezclan al mismo tiempo la admiración, el deseo de vivir allá, la preferencia y el sentimiento de que no se le puede tener confianza. Es comprensible que el tema de la migración tenga un lugar destacado en la encuesta. Es una cuestión que adquirió dimensiones insospechadas en 2010. Si bien los sentimientos anti-inmigrantes en Estados Unidos dominaron la discusión nacional, la masacre de migrantes centroamericanos en Tamaulipas obligó a volver la mirada hacia adentro y reflexionar sobre la inmigración proveniente del sur. ¿Cómo ven los mexicanos esos fenómenos? Las políticas represivas en Estados Unidos y la crisis económica que disminuye la posibilidad de empleo para los mexicanos han disminuido el número de mexicanos que emigran hacia aquel país. No obstante, 37% de los entrevistados siguió expresando su deseo de irse a vivir del otro lado de la frontera. La presencia de migrantes provenientes de Centroamérica es vista con sentimientos ambivalentes. Los mexicanos prefieren la migración “deseable”, es decir, integrada por personas con buen nivel educativo y que ingresan al país con documentos. La llegada de los inmigrantes indocumentados provenientes de Centroamérica no produce, sin embargo, el grado de animadversión hacia la inmigración que se observa en Estados Unidos. Las atrocidades que se cometen en su contra no expresan, pues, un repudio generalizado, sino el comportamiento patológico de grupos criminales. En resumen, la encuesta refleja mexicanos muy enmarcados por su pertenencia a la parte norte del hemisferio occidental, poco interesados en otros continentes y viviendo la dinámica propia de un país de migración. Datos a tomar en cuenta para políticas públicas y por la sociedad civil.
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