HERMILIO LÓPEZ BASSOLS
Dice Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, que el modo de gobernar el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial es un símbolo de la ausencia de democracia en los dos organismos surgidos en la Conferencia de Bretton Woods en 1944. En aquel momento se decidió que el director gerente del FMI sería un europeo y que EU se reservaría el número dos y a la vez, la titularidad del Banco Mundial. Este fue el resultado de negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y el Reino Unido y de solventar diferencias entre el Plan White de EU y el Plan Keynes del RU. El compromiso para el titular del FMI se ha cumplido, sus diez directores gerentes han sido europeos: Gutt de Bélgica, Rooth de Suecia, Jacobsson de Suecia, Schweitzer de Francia, Witteveen de Países Bajos, De Larosiere de Francia, Camdessus de Francia, Köhler de Alemania, Rato de España y Strauss-Kahn de Francia. Era previsible que DSK renunciaría el año próximo para contender por la precandidatura del Partido Socialista a la Presidencia de Francia, sin que tuviese aún un apoyo suficiente. Pero DSK metió la pata -o el pito- en lugar equivocado y la morbosa prensa occidental arremetió contra él. El puritanismo sajón se ensaño contra él, y renunció.
Ni tardo ni perezoso, mientras el francés estaba guardado en una cárcel, un personaje mexicano con todas las credenciales aceptables para los Estados Unidos (consenso de Washington), "se lanzó al ruedo" en busca del puesto, argumentando su experiencia y capacidad y el derecho que los países emergentes tienen para romper con el acuerdo que se mantiene por 67 años entre los europeos y EU.
¿Habrá sido una ingenuidad de Carstens proponer su candidatura e iniciar una extensa gira mundial de promoción, en un momento de decadencia del FMI? Si se tratara -como no lo fue él- de un secretario de Estado del actual Gobierno cuya característica uniforme es la torpeza y la incompetencia, no hubiese sorprendido. Pero este no es el caso, pese a algunos pecadillos en el lenguaje y en el fondo como fueron los "resfriaditos" en una crisis que nos tiene al borde del desastre. Carstens conocía muy bien la fórmula que había operado para la elección en la que es determinante el peso del capital de cada país en el FMI. Sabía que EU aporta el 17 por ciento, Japón el 6 por ciento, Alemania el 6 por ciento, Francia el 4 por ciento y el Reino Unido el 4 por ciento, es decir, casi el 40 por ciento. Sabe que el G-8 significa el 48 por ciento. Los demás países se agrupan en torno a sillas, como es el caso de España con el "poderoso" grupo de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, y además Venezuela y México, que detenta la presidencia de la silla y todos sumamos un porcentaje de voto del 4.6 por ciento. Con relación a otros países latinoamericanos, las sillas del Consejo Ejecutivo las ocupan Argentina y Brasil y ambos países expresamente en Buenos Aires y en Brasilia han señalado que no apoyan a Don Agustín. Donde ha encontrado mayor simpatía la candidatura mexicana es con dos Gobiernos que tienen un peso específico en el mundo, China y la India, países emergentes del BRIC, que todavía no mandan en la banca mundial. ¿Qué lo llevó a promoverse?
El problema se torna más agudo para el proyecto doméstico por las circunstancias económicas dominantes. En Europa, los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), los tres primeros, a los que ha dado el FMI y el Banco Central Europeo un rescate para su deuda, parecen no ser capaces de cumplir con los plazos y EU se debate ante otra grave crisis ante elecciones. No parece ser en medio de una crisis, como la actual, el momento adecuado para dar "un cambio de timón", que no sea por los propios protagonistas-beneficiados. Quedarán para otra ocasión, las legítimas reivindicaciones que exigen la mayoría de los 184 Estados miembros del FMI. Por tanto, salvo una gran sorpresa -que sería el proceso que se le sigue a la Mme. Lagarde por tráfico de influencias-, ella, la ministro de Finanzas de Francia, (la vieja Europa, hija de Zeus) se sentará el 1° de julio en las oficinas centrales del FMI en la Calle 19 en Washington, para seguir "prestando y rescatando como en el pasado", sin oír al mundo emergente que exige un candidato "independiente".
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