martes, 7 de abril de 2009

VOLVER A BATOPILAS

JAVIER CORRAL JURADO

Batopilas es un municipio en la sierra tarahumara de Chihuahua; su barranca, en una de las partes más profundas del acantilado de la sierra madre occidental, es más hermosa que las del Cobre, y sólo la cascada de Basaseachi le compite en majestuosidad. Desde el mirador de la Bufa se ofrece al visitante una vista imponente de lo que la sierra es: escabrosidad y precipicio, abismo y declive.
El esplendor de la naturaleza ahí presente contrasta dolorosamente con la tragedia política, económica y social de sus habitantes: hace un siglo era uno de los minerales más acaudalados del país; hoy es el municipio con el mayor nivel de marginación en América Latina y el primer lugar de mortalidad infantil en México. El oro que brotó de sus entrañas no alimentó ni a los hijos de quienes urgaron su tierra. Pareciera que por ahí, como exclamó Atahualpa, Dios no pasó.
Tampoco ha pasado el cambio. Desde siempre lo gobierna el PRI. La alcaldía la ocupa, por cuarta ocasión, Emilio Bustillos, quien la ha alternado desde hace 23 años con familiares y amigos. Se pudo sacar al PRI de Los Pinos, pero no aún de Batopilas. Es fuerte el tema porque en esa tierra nació, el 27 de febrero de 1897, uno de los más ilustres mexicanos, ni más ni menos que don Manuel Gómez Morín, fundador del PAN.
De tan lastimoso contraste y de tan enorme significado para los panistas, acuñé en mi precampaña para ser candidato a diputado federal el lema “Volver a Batopilas”. Sí, era una autocrítica en más de un sentido, una llamada de atención al alejamiento de nuestros principios y valores, a las ideas que inspiró con enorme lucidez don Manuel Gómez Morín, una crítica al pragmatismo rampante que nos circunda en el partido.
Quise que los nuevos miembros del partido en Chihuahua supieran al menos algo de nuestra historia partidista y se dieran cuenta de la responsabilidad que significa ser la cuna del fundador. Quise llamar la atención de los pendientes democratizadores con cargo a nuestra cuenta; busqué que los jóvenes de AN voltearan la mirada a la pobreza insultante de esa región que debiera ser desafío permanente para la tarea del partido y la acción del gobierno.
Pero hubo quienes tomaron mi sola participación en la contienda como inconveniente para sus planes políticos futuros, y en el lema vieron una provocación. Nuestro lema es una visión histórica del partido y de México, y por supuesto que hay varios a quienes incomoda esa historia, porque se saben traidores de ella.
Para enfrentar la insolencia que les significó que me decidiera a participar bajo esa tónica, se integró una inédita coalición de fuerzas internas y externas que se propuso cerrarme el paso a la Cámara de Diputados. Se orquestó una guerra sucia que llegó a calumnia y difamación, se me declaró “un peligro para el presidente Calderón”, todos los días se filtraba en columnas “periodísticas” que renunciaría al PAN ese mismo día, o que me volvería independiente en cuanto fuera diputado, y otros propalaban que me iría al PRD. Con facilidad, ciertos medios —para mi fortuna, los de menor prestigio— se hicieron eco de las intrigas y los chismes; concertación inusitada en mi contra que, como exceso y abuso, generó efectos contrarios.
Competimos en las mayores condiciones de inequidad que haya visto en el partido. La jornada estatal electoral se realizó el 29 de marzo y los votos sufragados se contaron tres días después. Participaron 7 mil 807 miembros activos. Velia Aguilar obtuvo según el conteo 3 mil 205 votos, seguí yo con 3 mil 203, Arturo Urquidi (3 mil 148), Victoria Chavira (mil 630), Sergio Pedro Holguín (mil 311) y Víctor Manuel Talamantes (mil 072).
En cinco municipios de la sierra se presentó un fenómeno atípico: los candidatos de la coalición obtuvieron todos los votos posibles y ningún otro para los demás precandidatos. Urquidi y Aguilar obtuvieron idéntica votación y los restantes precandidatos cero. Esa votación presentó tal uniformidad que no se tuvo ningún voto nulo, lo que contrastó con los 727 votos anulados en el resto del estado. Desde el conteo dije que independientemente del resultado, no dejaría pasar estos hechos e investigaría lo que realmente hubiera sucedido.
Esa investigación fue entregada, mediante un escrito de inconformidad, a la Comisión Nacional de Elecciones del PAN. Hemos documentado graves irregularidades en Nonoava, San Francisco de Borja y Batopilas. Ahí, la coalición Velia-Urquidi obtuvo 49 sufragios y ninguno para los demás.
Buscamos preservar la tradición democrática del PAN. Confiamos en que el máximo órgano electoral de AN valorará la trascendencia ética y política de nuestra petición: que se limpie la elección y se castigue con todo rigor a los responsables de esta afrenta llevada a cabo, en la propia tierra de don Manuel Gómez Morín. Sólo en la lealtad a nuestros principios y en la fidelidad a nuestro origen será posible la verdadera unidad.

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