martes, 28 de abril de 2009

LAS ¿SIETE? PLAGAS... DE LA SEMANA

ROLANDO CORDERA

Miércoles: los ingresos petroleros se reducen 60 por ciento, al pasar de 11 mil 447 millones de dólares (mdd) en el primer trimestre de 2008 a 4 mil 481 mdd en el de 2009. Como sabemos, los precios internacionales han ido a la baja, pero también la venta de barriles: de un millón 497 mil barriles en el primer cuarto de 2008, a un millón 279 mil barriles en 2009. ¿Profecía autocumplida de los modernizadores de mercado? ¿Arribo del juicio final de los dioses mayas? Vaya usted a saber, y el flamante pero nonato Consejo de Administración de Pemex a explicarlo, alguna vez.
Jueves: bien instalado en el hit parade de la economía mundial, por el tamaño de su producto interno bruto, México ocupa el lugar 11 entre las 35 mayores economías del mundo y rebasa a España (12) y a Corea (13), pero no a Brasil (9). Estar por encima de la otrora arrogante economía española requiere, sin embargo, de una nada mínima calificación: el producto por persona en la península más que duplica al nuestro, y su distribución del ingreso es menos injusta que la mexicana.
Desde ahí mirará México contraerse a su economía en poco menos de 4 por ciento este año, la mayor reducción esperada en toda la región latinoamericana según el Fondo Monetario Internacional. El curioso subsecretario de Hacienda puso en duda las proyecciones de su venerable Vaticano, y apelando a la incertidumbre se quedó con la proyección hacendaria de una disminución del PIB cercana a 2 por ciento. Cada quien con sus cifras, parece proponer Werner, pero el gobierno debería hacer su tarea completa y explicar las razones de esta y otras diferencias, con el Fondo ahora y con el Banco de México desde antes, así como su significado para la existencia del común de los mexicanos, digamos en el empleo o los salarios. De otra forma, seguimos en el nintendo de los expertos pero inermes como sociedad y con una política basada en el olvido y la opacidad.
Por lo pronto, y como quiera que vaya a ser, si juntamos la ahora “optimista” proyección de Hacienda con la cuenta petrolera al primer trimestre de 2009, y la proyectamos conservadoramente, el resultado es una caída libre, como las de la industria o las exportaciones anunciadas en estos días, en los ingresos fiscales. Ni el IVA o su triste sucedáneo, el IETU, podrán subsanar las restas petroleras y el impuesto a la renta no tiene más destino que el tobogán, habida cuenta de la recesión que afecta, aunque no por igual, ingresos personales y utilidades empresariales.
Este cuadrante ya es duro y se deja sentir con fuerza en la vida cotidiana de las zonas que más se beneficiaron de la apertura externa. En Ramos Arizpe, Saltillo o Torreón, en Monterrey, Tijuana o Ciudad Juárez, así como en Aguascalientes o Toluca, la crisis del automóvil deriva en receso múltiple en las autopartes, los talleres o el comercio aledaño, lo que desemboca en desempleo abierto cuya magnitud e intensidad eran desconocidas para las generaciones involucradas.
Una nueva pobreza, y una mayor desazón inundan las regiones “del TLCAN” y se aúnan a los panoramas desolados de la desigualdad y la penuria “conocidas” del centro-sur de que dan cuenta las cuentas sobre marginalidad del Consejo Nacional de Población o sobre la desigualdad en el desarrollo humano del PNUD. La callada por respuesta, o la pueril arrogancia del tecnócrata que se guiña el ojo con sus contrapartes en Washington, no pueden sino alimentar no la incertidumbre sino la certeza de muchos de que la cosa se puso grave y no hay a la vista cambio alentador alguno.
La semana se acercó a lo trágico con la alarma causada por la influenza. Junto con lo que ha ocurrido con la economía desde hace casi más de un año, lo que angustia no es sólo la dureza de los hechos sino la tardanza con que el gobierno reacciona y las maneras como al fin decide comunicarse con su sociedad.
Tardaron en reconocer la caída económica e incurrieron en lo que ahora no es sino un mal chiste cruel: aquello del catarrito. Y su plan anticrisis es más bien un homenaje diario al anticlímax.
Anunciaron la emergencia sanitaria una hora o más después de decidida, a las 11 de la noche, cuando muchos se preparan para dormir o han cambiado de canal para buscar algo sabroso. Y la capacidad real de atajar la amenaza con abasto y eficaz distribución está por verse. La manifestación de tapabocas azules de este viernes hablaba de fronteras con la histeria, a pesar del desparpajo juvenil que la vestía.
¿La cápsula del tiempo o la marcha de los locos?

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