Esta columna empieza mal, y termina bien. Primero comento la grisura de un 40 por ciento de nuestros funcionarios federales para, con esa base, enmarcar la relevancia de que Jorge Tello Peón sea el nuevo secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).La patria ha sido generosa con su alta burocracia. Salvo contadas excepciones, siempre han ganado bien, y el Presidente se pone a la cabeza porque, en estos momentos, su salario bruto mensual es de 277 mil 429 pesos (más prestaciones de diverso tipo). Es una especie en vigoroso crecimiento porque, en los últimos cuatro años, ha crecido el número de quienes, en la Administración Pública Centralizada, ganan más de la mitad del salario presidencial. En el 2005 eran mil 625, y ahora son 2 mil 720 (un 67 por ciento más). Se ha duplicado el presupuesto gastado en retribuir a la alta burocracia (cifras de http://alserdan.blogspot.com).La patria no ha sido correspondida. Con esos sueldos uno esperaría resultados óptimos e impecables. Después de todo, en los "Manuales de Organización General" de las secretarías de Estado se establece que los altos funcionarios deben "formular y conducir la política general" del área de su competencia. Gesoc, Gestión Social, A.C. (www.gesoc.org.mx), revisó las evaluaciones que por ley se hicieron a 104 programas federales. La esencia del estudio aparece en las siguientes líneas: "cuatro de cada diez [programas] tienen una calificación reprobatoria en la calidad de su diseño lo que refleja, entre otras cosas, que los funcionarios públicos no poseen las competencias necesarias para diseñar correctamente una política pública".Sin extrapolar mecánicamente estos resultados a toda la administración pública no me parece exagerado lanzar, como hipótesis de trabajo, la afirmación de que el 40 por ciento de la alta burocracia habita en el Olimpo de la Ineptitud. Cada vez son más, producen menos y de mala calidad.Esto es consecuencia, al menos en parte, de que los gobernantes utilizan esos nombramientos para premiar a los leales o pagar deudas políticas. Para justificarse se arropan con esa costumbre tan mexicana de hacer diagnósticos y recetas para todos los males; como si fuéramos médicos. El caso es que México sigue produciendo generación tras generación de mártires del presupuesto: seres superdotados capaces de brincar, durante su vida útil, de la dirección de un rastro municipal a la administración de una cárcel estatal para de ahí irse a presidir la Comisión de Hacienda en el Congreso de la Unión. Todo eso mientras escriben libros, dan conferencias sobre hidroponia y administran una flotilla de taxis.El Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) es un caso paradigmático. Mientras Felipe Calderón anunciaba el inicio de la guerra contra el crimen organizado nombraba a Roberto Campa Cifrián como secretario del SNSP. Campa es un auténtico mártir del erario: atendió a los damnificados del sismo de 1985 en la capital, "defendió" consumidores en la procuraduría federal de la materia, fue vocero de aquella coalición contra Roberto Madrazo (el Tucom priista) y, como candidato presidencial por Nueva Alianza en el 2006, golpeó a Madrazo durante uno de los debates. Si nos guiamos por su currículum, su mayor triunfo fue la exitosa defensa de sus ingresos; si Calderón lo nombró zar del SNSP es porque Campa fue ungido por la varita mágica de la Hada Midas, Elba Esther Gordillo.Durante el 2007 y el 2008, tiempo que Campa estuvo en el cargo, el SNSP manejó 17 mil 727 millones de pesos... y la seguridad empeoró. Acorralado por la falta de resultados, Calderón nombró para reemplazarlo a Alejandro Rubido García, iniciándose así una etapa de transición que culminó la semana pasada con el anuncio de que Jorge Tello Peón es el nuevo titular del SNSP. Llega, finalmente, un profesional con casi tres décadas de andanzas por el fantasmagórico, pero real, "mundo de la seguridad". ¿Y eso, se preguntará algún lector, qué quiere decir?Tello inició su carrera con Jorge Carrillo Olea, a quien se sataniza por los errores que cometió en su gestión como gobernador, olvidándose el papel determinante que tuvo en la creación de un sistema de inteligencia civil que hizo a un lado los métodos de la policía política que perseguía y desaparecía opositores. Fue un momento importante de la transición.Tello -quien tiene un sólido prestigio de honestidad- también sabe del combate al crimen organizado porque estuvo en el Centro de Planeación para Control de Drogas, Cendro. Su tránsito por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Cisen, lo capacita para que ahora mejore la calidad de la inteligencia dedicada a combatir al narco. Por ser miembro de esos ambientes, quienes forman la "comunidad" de inteligencia le tomarán, al menos, las llamadas y tal vez hasta mejore la coordinación de las dependencias del Ejecutivo federal y de éste con las 32 entidades y los 2 mil 455 municipios. Ser un profesional de la seguridad también significa estar curtido en la disciplina del anonimato, y saber cómo manejar los riesgos asociados con una profesión de altísimo riesgo.Sería un error suponer que habrá una mejoría mágica con la llegada de Tello. Tiene, en su historial, errores u omisiones tan graves como el de haber sido el subsecretario de reclusorios cuando se fugó El Chapo Guzmán de un penal de seguridad. En ocasiones sus opiniones se tiñen de un conservadurismo que, sin embargo, no afectan su profesionalismo. En los 20 años que tengo dialogando con él sobre seguridad, sé que comparte, en esencia, una definición de seguridad nacional sustentada en la soberanía, la justicia social y el respeto a los derechos humanos y la democracia. En suma, tiene disposición a dialogar y a escuchar a todas las fuerzas políticas.Regreso al punto de partida: si es que son inevitables los altos salarios de la alta burocracia por lo menos que den resultados, pero eso supondría sustituir a los improvisados y a los corruptos con verdaderos profesionales. Un sueño.La MisceláneaJorge Tello Peón concedió, en noviembre del 2008, una larga entrevista a Luis Herrera Lasso, pionero en la investigación sobre seguridad en México. El texto apareció en un libro de escasa circulación publicado en febrero del 2009 (Cisen: 20 años de historia, Testimonios). Por considerarla de interés para los lectores subí la entrevista a mi página: www.sergioaguayo.org
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