martes, 5 de julio de 2011

EL DINOSAURIO

ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ

El dinosaurio está vivo y en sus estertores ha dado un coletazo conjugando las trapacerías tradicionales del viejo régimen con nuevos y sofisticados métodos, cobijados por el dinero y los poderes fácticos, en especial de la gran televisora y sus filiales, quienes desde un inicio pretendieron crear un resultado predeterminado en la opinión pública —para qué voto si ya se sabe el resultado— y en el dinero —con el que todo se compra, todo se corrompe, no importa el monto—, en un hecho que representa una profunda regresión en los procesos electorales y en la incipiente vida democrática en nuestro país.
En la elección en el Estado de México —y en otras entidades—, asistimos a una elección de Estado que se fue construyendo durante años. Desde las reformas al Código Electoral local que limitaron la asociación entre las fuerzas políticas y los tiempos de campaña (lo que a la postre inhibió el voto y la participación ciudadana con un 57% de abstención) hasta la conformación de una estructura gubernamental, sección por sección, donde, sin tapujos, funcionarios y recursos públicos se destinaron al proselitismo a favor del candidato oficial.
La autoridad electoral adoleció de autonomía, pues de origen se conformó un órgano comprometido con los designios del gobierno y su complicidad no garantizó equidad, imparcialidad y certeza en el proceso. Basta observar sus resoluciones ante la flagrancia en que se encontró a funcionarios entregando recursos; las camionetas de la policía repartiendo despensas; niños de secundaria elaborando propaganda del PRI en su escuela; la publicidad oficial presente hasta la jornada electoral y la renuncia a adoptar medidas precautorias ante el derroche de recursos, en la campaña más onerosa en la historia del país, que además de rebasar el tope de gastos de campaña por el PRI, manipula una auditoria cuyos resultados se darán a conocer después que asuma el nuevo gobierno.
Si bien la jornada electoral ha concluido, no así el proceso electoral, por lo que, en ejercicio de los derechos que la ley nos otorga, impugnaremos las acciones ilegales que se presentaron durante la contienda y combatiré la posición de algunos “comunicadores” quienes sostienen que siendo amplia la diferencia en los resultados, no encuentran sentido a estas controversias pues no se modificarían los resultados, manteniéndose en la perniciosa lógica de que “bueno, se violó la ley, pero poquito”.
Por el contrario, daremos esta pelea legal y política contra los intentos de restauración autoritaria del viejo régimen priísta, que a los preceptos que permitieron la formación de la élite política más corrupta del país, las de “político pobre, pobre político”, y “todo lo que se compre en política es barato”, se suma la noción de que “resulta más rentable violar la ley que cumplirla”, como lo acredita el dispendio de recursos, cuyo origen no ha sido aclarado, y que no gozará de sanción alguna o en su caso, como sucedió con la multa por actos anticipados de campaña del PRI, será grotesca.
Pese a todo avanzamos. En enero de este año la intención de voto por las izquierdas no superaba el 12%, lo hemos duplicado. Logramos la unidad del PRD y las izquierdas. Diferenciamos con claridad que en esta disputa y a nivel nacional existen dos proyectos de Nación y construimos una base electoral que nos mantiene en la competencia hacia el 2012. Por lo que el ánimo no debe decaer entre quienes nos han brindado su respaldo y creemos que un futuro mejor es posible.
Como lo he señalado en los últimos días, con esta elección inicia el principio del fin del Grupo Atlacomulco, de su red de complicidades, corrupción y negocios que han significado un alto costo para la vida de los mexiquenses. Continuaré construyendo una opción desde las izquierdas en el estado y el país, con el mismo ánimo y entusiasmo con el que me acompañó un millón de ciudadanos que ven en el proyecto que representamos la opción para recuperar la esperanza de bienestar, progreso y democracia para los mexicanos.

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