HERMILIO LÓPEZ BASSOLS
El Gobierno del Distrito Federal (GDF), a través de la Secretaría de Cultura, ha preparado un recinto donde, este año, se imparten conferencias en conmemoracion de las Leyes de Reforma sobre personajes que descansan en el Museo Panteón de San Fernando (Colonia Guerrero, Metro Hidalgo). Han participado notables historiadores como Antonia Pi Suner, (Jesús Terán), Edith Castellano, (familia Lerdo de Tejada), Carlos Mújica, (funerales de Juárez), y lo harán Erica Pani (Concha Lombardo de Miramón), Patricia Galeana (Una mujer liberal), Luis Arturo Salmerón (Ignacio Zaragoza), Silvestre Villegas (Ignacio Comonfort), Bertha Hernández (Francisco Zarco). El que esto escribe, el 8 de octubre, hará un análisis de la diplomacia de Melchor Ocampo. Las charlas, que han reunido a un numeroso público, se realizan los sábados a las 12:00 AM.
En la magnífica conferencia que impartió Carlos Mújica, ilustrada con litografías del funeral del presidente Juárez, se preguntó el porqué, cada día van disminuyendo los actos cívicos en honor del Benemérito y se dijo que arranca desde el cambio del calendario de clases en México y las vacaciones en julio. La escuelas están cerradas. Mucho más grave es el hecho de que los gobiernos recientes, neoconservadores- revisionistas, hacen todo lo posible tergiversar la obra del prócer de Guelatao y la gesta de la Reforma. Baste señalar los innumerables "porfiristas" de hoy.
Las últimas horas de Juárez son conocidas a través de un opúsculo de su bisnieto, Pablo Prida, "Siguiendo la vida de Juárez" y sus biógrafos -los "Apuntes para mis Hijos" terminan en el año de 1857-. A Juárez le aquejaba una angina de pecho que se agudizó a principios del mes de julio, pero él continuó con su vida normal. El 17 recibió a José María Lafragua, desahogó algunos asuntos de Hacienda, Guerra y Justicia, y por la noche conversó con su cuñado Manuel Dublan, y se abocó a la lectura de Cours D'histoire des législations comparées, de Lerminier. Es posible que haya escrito algunas notas esa noche. A la mañana siguiente llamó a su médico, Ignacio Alvarado, y a su familia, mientras se quejaba de un intenso dolor de pecho. En la noche su situación se agravó y se le inyectó morfina. Presentes, Lafragua y Mejía, y un criado Camilo, y parte de la familia, a las 11.30 de la noche, Juárez falleció en las habitaciones del entresuelo del ala norte, en Palacio Nacional, que era donde vivía. El Ministro de Guerra se dirigió a Lerdo de Tejada, Mejía tuvo que decirle: "ha fallecido ya". En la mañana se llevó el cuerpo a Palacio luego de levantarse el acta de defunción. Lerdo de Tejada debía encargarse del Supremo Poder Ejecutivo, mientras se reunía la Diputación Permanente. La mayor parte de los periódicos decidieron abstenerse de informar mientras Juárez no fuera inhumado. Se organizó para el día 23 el sepelio y los masones del Rito Nacional Mexicano, del que formaba parte Juárez, participaron en los funerales. La esquela familiar contiene una cruz en el centro. Tan pronto se supo la noticia, una gran muchedumbre llegó a Palacio. El cuerpo fue embalsamado y se colocó en el Salón de Embajadores, toda tapizada de negro, con un gran catafalco y sobre él, el cuerpo del presidente vestido de negro, ciñendo la banda tricolor y tendiendo en la diestra el bastón, símbolo de mando. Al fondo, una pintura de Agustín de Iturbide. Los funerales se realizaron el 23 y se celebró una ceremonia en el jardín frente al templo para luego colocarse el féretro en la gaveta número 2 del jardín norte del primer patio del panteón. En gavetas inmediatas estaban los cuerpos de su esposa, Margarita, y sus hijos, José María, Antonio, María Guadalupe, Amada y Francisco. Este fue el último cuerpo que se sepultó en San Fernando. El siguiente año, el presidente Lerdo mandó a erigir un monumento, y el cuerpo se trasladó al sitio actual hasta 1880 en una ceremonia presidida por.... ¡Porfirio Díaz!
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