sábado, 4 de julio de 2009

CALDERÓN VISITARÁ MIRAMAR

HERMILIO LÓPEZ-BASSOLS

TRIESTE, Italia. Desde 1975 el Grupo de los 7 compuesto por las economías más desarrolladas del mundo: Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, Japón, el Reino Unido y Alemania que se reúnen anualmente para examinar las políticas y estrategias económicas instrumentadas por sus países integrantes. En 1997, el G-7 acogió a Rusia para examinar cuestiones económicas y financieras y recientemente se han invitado a jefes de Estado de países en desarrollo para celebrar conversaciones dentro del Grupo, ellos destacan China, India, Brasil, Sudáfrica y México. Esta vez, es decir en menos de una semana se reunirá el G-20 en un lugar muy especial para la historia de México. Originalmente Berlusconi pretendía hacerlo en el sur de Italia pero un terremoto destruyó parcialmente el escenario y se decidió que el evento se realizara en el Castillo de Miramar, a unos pocos kilómetros de esta ciudad en el extremo noreste de Italia que cuenta con una espléndida vista del Adriático, que observó Maximiliano de Habsburgo a mitad del siglo antepasado y mandó construir allí con su peculio un pequeño castillo en un promontorio desde donde se ve esta ciudad que ha tenido tantos sacudimientos históricos.Pero sucede que el presidente Calderón va a visitar el mismo sitio donde el archiduque, hermano del emperador de Austria-Hungría, recibió a una delegación de traidores mexicanos que le fueron a ofrecer la corona de México, supuestamente representando la voluntad popular, aunque bien sabemos que las firmas se hicieron en el barco que navegaba a Europa. Todos ellos estaban ligados al alto clero, a la Santa Sede y a Napoleón III quien soñaba con instaurar un imperio latino en América para contrarrestar la fuerza que adquiría Estados Unidos. El evento aconteció el 3 de octubre de 1863 y allí estaban José María Gutiérrez de Estrada -por muchos años exiliado en Roma-, el padre Francisco Javier Miranda, Joaquín Velázquez de León, Ignacio Aguilar, José María Hidalgo, Adrián Woll, Antonio Arango y Escandón, Ángel Iglesias y José María Landa. El testimonio grafico lo hizo el pintor Cesare del' Acqua, quien también decoró la sala. En las paredes se ve además a Maximiliano, disponiendo la construcción del Castillo, la personificación de Europa, América y África y en el centro el águila y la serpiente, símbolo de México en el momento en que se le entrega el cetro al futuro "emperador". Debe señalarse que la mesa donde se firmó la aceptación era obsequio del Papa Pío IX. En otra de las salas se menciona que fue una asamblea nacional mexicana la que decidió ofrecer el trono al ingenuo Maximiliano. Si atendemos a la narración de la guía en el Castillo, oímos una serie de falsedades como la "buena voluntad" conque Maximiliano quería tratar a México y la insolencia con la que Juárez decidió su fusilamiento. Nada más ajeno a la verdad, en México los poderes estaban constituidos por la República del Benemérito, quien había sido elegido por el Congreso y no hubo tal apoyo popular como lo demuestra la fatídica campana de Maximiliano apoyado por Miramón y Mejía.Como se trata de un documento oficial del Gobierno italiano "Museo Storico del Castello di Miramare, Rosella Fabiani, Electa, Reedicion 2009, Italia", sería prudente que el presidente Calderón dijese al tormentoso primer ministro italiano que en aras de la verdad, se corrija el texto y la versión oral, o si hubiese algún impedimento que él no entrara al Castillo, dado que el G-8 se reúne en el patio del mismo, donde se está construyendo una capilla a la usanza romana y al estilo de Il Cavaliere, que ya todos veremos por televisión.Doblemente creo que esto no será posible por una razón muy sencilla, el absoluto desinterés que han manifestado los gobiernos conservadores y contrarrevolucionarios por celebrar las dos efemérides más importantes de la historia de México, donde los derrotados han sido precisamente los conservadores, que ahora ellos representan.Y sólo al canto, no habría una respuesta más explícita de Cuauhtémoc Cárdenas -cuya integridad revolucionaria está fuera de cuestión-, al por qué aceptó al nombramiento que le hizo Fox para organizar dichas festividades que como la del bicentenario del nacimiento del presidente Juárez paso literalmente inédita salvo en el medio universitario público nacional.

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