La soberanía constituye un elemento de esencia de un Estado que se estime bien integrado. Sin embargo, es preciso determinar en qué consiste la soberanía pues, muchas definiciones de ella no han sido afortunadas y producen desviaciones que llevan a dudas y debates. También se requiere recordar su evolución histórica.En la misma etimología de la palabra "soberanía", se han producido opiniones discrepantes. Según el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, la palabra "soberanía" es un sustantivo femenino que deriva del vocablo "soberano", y que en una de sus acepciones significa "la autoridad suprema del poder público" y en acepción diversa se refiere a la calidad de soberano. Conforme al mismo Diccionario de la Lengua Española, la palabra "soberano" deriva del latín "superanus" y se refiere a quien ejerce o posee la autoridad suprema e independiente. También el mencionado Diccionario hace alusión a la frase "soberanía nacional" y con claridad establece que, según algunas teorías del Derecho político, corresponde al pueblo, del que se supone emanan todos los poderes del Estado, aunque se ejerzan por representación.Desde el punto de vista terminológico, establecía Juan Bodino que se trataba, respecto de la soberanía, de la "summa potestas", frase que equivale al supremo poder, como máxima manifestación de mando. El destacado jurista mexicano Ignacio Burgoa Orihuela consideraba que el vocablo "soberanía" estaba íntimamente vinculado a las expresiones latinas: "super" y "omnia", que significan: "estar sobre todos".Una tendencia más hacía lo etimológico se dio en algunos que consideraban que la palabra soberanía provenía de un origen francés, de la palabra "suzerain", que significa: señor feudal y que data de la época histórica en la que el señor feudal detentaba la autoridad suprema dentro de la circunscripción geográfica de su feudo.Hubo una evolución histórica de la soberanía. En la Edad Media, dentro del ámbito geográfico del feudo, la soberanía la detentaba el señor feudal con facultades de mando sobre las personas en el marco de su territorio. Enfrente de cada señor feudal había otros con categoría similar que ejercían su respectiva soberanía interna. Hubo luchas ente feudos, los vencedores se fortalecieron y llegaron a constituir el gran feudo que fue el Estado moderno, los Estados modernos poseían un poderoso gobernante, en calidad de monarca, y quien se estimaba soberano, con potestad absoluta sobre los seres humanos que integraban su población. Los monarcas, en ocasiones, tenían en su territorio feudos y señores feudales, pero la soberanía, o sea la mayor potestad, correspondía al monarca.Sin embargo, en la Edad Media, frente a las potestades monárquicas de los reyes existentes, se produjo el fenómeno de dos potestades mayores: las del emperador y las del Papa. Recordemos que el papa Alejandro VI, en la "Bula Intercoetera" dividió las tierras y aguas marinas descubiertas y por descubrir, entre los reyes de Castilla y Aragón, por una parte, y el rey de Portugal, por otra parte. Es decir, el Papa actuó con un poder superior a los monarcas.La superior autoridad del Papa sucumbió cuando los monarcas español y portugués dejaron de lado la "Bula Intercoetera" y celebraron el Tratado de Tordesillas, variando la distribución de tierras y aguas entre españoles y portugueses.Durante la Revolución Francesa se combatió el absolutismo del monarca y se estableció que la soberanía corresponde al pueblo y los gobernantes sólo representan al pueblo.
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