jueves, 23 de julio de 2009

¡VIVA JUÁREZ, MIL ECOS SE REPITAN!

HERMILIO LÓPEZ-BASSOLS

En ocasión de la conmemoración del natalicio del presidente Juárez, un dilecto amigo, hombre de integridad probada y de acendrado patriotismo, Guillermo Cosío Vidaurri, un artículo titulado: "¡Honremos a Juárez!". Lo leí con mucho detenimiento y coincidí en varios de sus conceptos. Es por ello que mañana, 137º. aniversario de su fallecimiento en Palacio Nacional, reitero, con el propio lenguaje de GCV, su mensaje que a todos convoca. Lo hago cuando el embate neo-conservador se agudiza y el nombre del Benemérito se trata de excluir de la cúspide de nuestro Panteón nacional por sus mismos adversarios ideológicos de ayer que tratan de borrar así, uno de los perfiles fundamentales de la identidad mexicana, la gesta de los Hombres de la Reforma. Examinemos solo lo que el incompetente gobierno federal ha hecho para celebrar precisamente en estos días los 150 años de la expedición de las Leyes de Reforma. Cito a Roeder, biógrafo excelente del Patricio "entre el futurismo del mandatario americano y el porvenir de su patria, entre la enajenación del territorio y la nacionalización de los bienes del clero, no era dudosa la alternativa...", Juárez dictó en Veracruz las Leyes de Reforma, las que en la Explicación de Motivos, dice: "pretendían despojar al clero de los intereses y prerrogativas que heredó del sistema colonial, abusando escandalosamente de la influencia que le dan las riquezas que ha tenido en sus manos y del ejercicio de su sagrado ministerio..". Hoy el clero ha vuelto por sus fueros, el Vaticano recibe de México la mejor mesnada de país alguno; sus representantes participan inpunemente en la vida política nacional; han arrebatado la educación en todos sus niveles para formar cuadros que tienen una visión anti-histórica de la patria, que es la misma que la del partido en el poder. Baste oír el reclamo por impartir religión en las escuelas públicas por parte del clero político.Y agrega GCV, "la animadversión de un oscuro presidente de la República -de cuyo nombre no vale la pena ni acordarse- sacó el retrato de Juárez de Los Pinos, queriendo con ello borrarlo de la iconografía gubernamental. Al no conseguirlo, como era su propósito, urdió, en asociación con legisladores sin conciencia, una maniobra legaloide para tratar de obtenerlo, modificando al efecto la Ley Federal del Trabajo, para hacer a un lado algunas fechas que implicaban la fastuosidad de destacadas efemérides nacionales como los aniversarios de la Revolución Mexicana, el de las Constituciones de 1857 y 1917, el de la Expropiación Petrolera y además, claro, y ese era el fin primordial, el del natalicio del indio de Guelatao.Siguiendo la costumbre americana de la cual él era y seguramente sigue siendo su más ferviente admirador, hizo de los festejos nacionales simples días de asueto para que la holganza propia de un "puente" vacacional fuera borrando cualquier pretensión de conmemorar los fastos nacionales. Su insano propósito, pese a los intentos gubernamentales para consumar la idea, no se ha conseguido".Cierto, un profesorado formado en escuelas públicas, liberal, sigue su labor de enseñanza de la época mexicana más importante del siglo XIX ¿pero qué ocurre en las numerosas escuelas clericales y muchas de las privadas? El embate contra los principios juaristas se acentúa con la complicidad de una Secretaría de Estado que ha mostrado por nueve años la absoluta incapacidad de sus titulares.Y no olvidemos que la contribución más sobresaliente de Juárez a México no está solo en las Leyes de Reforma que emancipan definitivamente al Estado mexicano, sino en su victoria diplomática, política y militar contra la intervención extranjera.Atrás con el obscurantismo que impregna parte de nuestra sociedad; atrás con la entrega formal de nuestra soberanía a intereses extranjeros; atrás con la pérdida de dignidad ante las acciones represivas de nuestro vecino y socio cercano; atrás con un clero político que usurpa funciones bajo la tolerancia del Estado.

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