lunes, 13 de julio de 2009

DESPUÉS DE LA JORNADA ELECTORAL

NÉSTOR DE BUEN

No deja de ser interesante meditar sobre las consecuencias de las recientes elecciones. Desde luego que el país ya no será igual. El PRI, como estaba previsto, ganó de calle. El PAN retrocedió para quedar en una posición incómoda, en la que la búsqueda de las causas parece ser su preocupación mayor. Hay que reconocer que uno de los factores de mayor trascendencia ha sido la situación incómoda de la economía y que ese es un fenómeno en el que el PAN no es el principal culpable. Eso le toca a la economía mundial. El PRD puso en evidencia las consecuencias de sus conflictos internos que, incluso, están provocando la ruptura del partido con López Obrador. Y con ello el notable desperdicio de una campaña electoral que ha durado tres años.
El famoso Partido Verde sólo se ha puesto en evidencia de que ha sido capaz de ceder sus candidaturas a las empresas de televisión para que tengan una presencia mínima en las discusiones en la Cámara de Diputados, obviamente sin el menor asomo de una tendencia social que resulta totalmente ajena a ese partido, que subsiste sin ideologías, solamente fundado en afirmaciones electorales que a nadie han podido convencer por notoriamente contradictorias con su propio enunciado.
La posible cancelación del registro del Partido Social Demócrata me duele. Históricamente fue un partido fundado en Alemania por un socialista ilustre, Ferdinand de Lasalle, que planteaba alternativas interesantes a las tesis de Carlos Marx: un socialismo a partir del Estado mismo.
Es evidente que en México la corriente socialdemócrata no ha tenido ningún apoyo manifiesto. Pero podría ser una alternativa interesante fundada en un gobierno con tendencia social, como en cierto modo se produjo durante el Constituyente de 1916-1917, aunque las disposiciones constitucionales quedaron muy lejos de una posición socialdemócrata.
En cierto modo, el PRD podría haberse constituido en un representante cabal de esa tendencia socialdemócrata.
Lo que parece evidente es que el gobierno de Felipe Calderón tendrá que hacer serios ajustes en la composición de las secretarías de Estado y organismos desconcentrados o descentralizados. No dejo de pensar que la ausencia dramática de Juan Camilo Mouriño, personaje central del gobierno de Calderón, ha significado una pérdida política que no se ha superado. Sobre el Presidente han caído todas las responsabilidades del gobierno.
En estos días se plantea el problema de la candidatura del PAN a la Presidencia de la República y no parece encontrarse un candidato sólido para esa opción. En el PRI los aspirantes son más o menos evidentes y lo mismo ocurre en el PRD, en el que el nombre de Marcelo Ebrard ocupa un lugar privilegiado. Sin embargo, la elección en el Distrito Federal, que mantiene una mayoría menor que la anterior, pone en duda el resultado.
Asistiremos en los meses que siguen a un verdadero duelo legislativo. Naturalmente, como están las cosas, parecerá que el PRI aliado con el Verde Ecologista podría alcanzar la mayoría. Con toda la razón del mundo el presidente Calderón hizo un discurso al comentar los resultados del proceso electoral en el que puso énfasis en la necesidad de los acuerdos entre partidos. De cualquier manera, es difícil que esos acuerdos se produzcan.
Habrá noticias políticas en el futuro inmediato. Pero dudo que entre ellas se produzca la reforma anunciada por Javier Lozano a la Ley Federal del Trabajo.
El sector empresarial ha perdido la presencia política de que disfrutó con Vicente Fox y el primer tiempo de Felipe Calderón. ¡Afortunadamente!

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