lunes, 17 de agosto de 2009

SEÑOR PRESIDENTE: LAS TRIBULACIONES DE UN JUBILADO

HERMILIO LÓPEZ-BASSOLS

Me refiero a las tribulaciones que cualquier servidor público puede sufrir en el momento de su jubilación.Ciertamente, los presidentes de la República no pasan por este vía crucis y, por tanto, no conocen las largas esperas, la paciencia infinita, la sonrisa fingida, el frecuente maltrato, las puertas cerradas, los tiempos que se prolongan etc. las angustias económicas etc., cuando feliz -o infelizmente- cumplimos 65 años.Aludo en este caso a una persona que dedicó 39 años al servicio público de los cuales más de 35 fueron en el Servicio Exterior Mexicano y los restantes en la Secretaría de Educación Pública (SP). Ese día, recibimos una carta firmada por el secretario del Ramo, donde nos "felicita y ofrece su apoyo". Sólo recuerdo un caso excepcional y a mi juicio muy merecido que fue el de Don Rafael de la Colina, que por una decisión presidencial no cayó en la exclusión de la jubilación por sus méritos propios y por la sabia decisión del Ejecutivo de preservar en las mejores trincheras a un hombre de una enorme experiencia, bondad, capacidad y nacionalismo en la dura orfebrería de la negociación internacional. ¡Y debiera haber más!Todos los demás, hemos pasado por esas horcas, indefectiblemente, salvo aquellos que han salido por la puerta de la tranquilidad económica. Pues bien, llegada la carta, se busca al director general de Personal, como corresponde a un embajador, pero este se escabulle, nos remite al subdirector que nos recibe en la puerta de su oficina para APUNTAR dónde está un jefe de departamento quien sí con atingencia nos permite la primera información contenida... en una hojita de papel. Divino papel que debemos seguir a la letra, en este caso por casi dos años. Reconozco que el primer depósito, ayuda enormemente. Ahora, hay que gestionar las llamadas "hojas de servicio" No siempre están correctas, corregirlas lleva tiempo y no estoy seguro si alguna vez es deliberado el error. Pero también hay que proceder al primer contacto con el ISSSTE, a través de una boleta que se expide en la misma Secretaría. ¡Ay de aquel papel que le sobre un punto, falte una coma o se equivoque en una letra o número! Rehacerla lleva hasta seis meses y entonces, volver a comenzar. El ISSSTE nos señala la oficina donde se nos recibe, con cortesía. Hay muchos más documentos que obtener. Ojo, hay que jubilarse de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), si es el caso. Logrado esto, y pasados doce meses, si se tuvo el infortunio de gastar la compensación íntegra en gastos médicos ineludibles para sobrevivir, comienza un período de grave angustia que seguramente resuelven algunos de nuestros colegas con sus ahorros o con el patrimonio de sus pudientes familias.Pero siguiendo esta travesía con un enorme bagaje de paciencia, prudencia, y relaciones que se construyen, creemos que nuestro cheque está ya muy cerca. Pero no es así, las llamadas telefónicas se aceleran, las visitas a las oficinas son más frecuentes, pero el papelito no sale, porque somos, sin duda, varios millones que estamos gestionando el pago. Nuevamente vemos si hay alguien que nos pueda refaccionar en el interim. Y qué hacemos para pagar el alto costo de las medicinas que nuestra edad exige, y qué hacemos con el pago del gasto corriente del mantenimiento de una casa. Algunos de mis colegas han preferido sabiamente irse a provincia por razones de salud o de economía, o tener algún empleo y esperar pacientemente al Destino, otros, ingresan a la iniciativa privada, que remunera bien, o son consultores y asesores, y muy pocos o se abrigan en un organismo internacional que por su experiencia los recibe, o se dedican a la cada vez más desprestigiada actividad de la enseñanza. (Si no es en instituciones privadas, que recogen nuestra experiencia y ofrecen jugosos salarios). Aquellos que se trasladan a la política son los menos, quizá por desinterés o porque no aprendieron muy bien el arte de obedecer.Ya muy pronto les podré narrar el desenlace feliz, el pago de adeudos, los ajustes en el gasto cotidiano y los paseos que con suerte llegan a la Guelaguetza y a Tlacotalpan.Señor Presidente: ¿que no sería posible que hubieran gestores solventes, rápidos y eficientes del Estado que apoye a los jubilados en un momento por demás difícil y que los trámites resulten mucho mas rápidos?

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