sábado, 29 de agosto de 2009

LA NUEVA CÁMARA Y LA OLIGARQUÍA

MANUEL BARTLETT DÍAS

La nueva Cámara de Diputados se instala el 1 de septiembre. ¿Se espera mucho? Se esperó mucho sin plantear nada al electorado; había que dejar pasar las elecciones, nada que dañara el empeño del PAN por evitar que el PRI obtuviera la mayoría; la presidenta del PRI, reacia a inquietar a nadie para cosechar flotando. Calderón, concentrado en mover ineficaces falanges armadas por todos lados y salvar a la humanidad de la pandemia. Mientras, el país pasó del “catarrito” al “shock” de Carstens: estado potencialmente fatal. Nadie explicitó un plan, pero urge terapia intensiva.
Carstens revela un déficit enorme, anuncia recortes. Suponiendo que los hagan en donde quede carne, que no es en la mayoría de los mexicanos ni en sus famélicos servicios, la propia iniciativa privada dice que no alcanza. Sólo queda una reforma fiscal real, suprimir regímenes especiales, privilegios, devoluciones, un régimen progresivo, más a quienes más tienen. Dejar de ser un paraíso fiscal. El petróleo no puede seguir supliendo a los grandes capitales que no pagan.
Frente a la pobreza inaudita exhibida recientemente, sólo funcionaría una reforma fiscal redistributiva y un presupuesto para recuperar los servicios sociales desmantelados. Esa es la responsabilidad de la nueva cámara. Pero ya están los intereses presionando. Beatriz Paredes se entrevistó con el dirigente de la Coparmex, quien declaró: no se habló de reforma fiscal, “sólo de incorporar a la legalidad… la economía informal”.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado afirmó que “se requiere profundizar las reformas estructurales”, que el Congreso no apruebe “reformas populistas que impidan desplegar nuestro potencial”. Advirtió: dependemos de Estados Unidos, la economía está ligada a la exportación y serán cautelosos en comprarnos; olvidó las medidas proteccionistas que adoptaron allá: obligación de comprar productos estadounidenses. La Canacintra protesta, no hay política industrial, estamos en desventaja en México frente a la competencia extranjera. Gurría, quien entregó la banca al extranjero, secretario general de la OCDE, premiado, nos condena: saldremos cuando salga Estados Unidos, no hay remedio, somos dependientes.
Pemex en la ruina y Calderón regresa del Brasil excitado por aliarse con Petrobras; ahora sí la reconoce como empresa privada en 61%, justo cuando Brasil cierra sus reservas petroleras al extranjero y crea una empresa totalmente brasileña para explotarlas. ¿Ignorantes Calderón, Labastida que secunda, Claudio X. González, de Kimberly-Clark, del Consejo de Hombres de Negocios?
Cercana la instalación de la Cámara de Diputados, los planteamientos dominantes apuntan a reforzar el modelo actual. Recortes, cero impuestos, dependencia intocable, libre mercado pese al proteccionismo desatado, reformas estructurales, la antilaboral por delante. Senadores del PRI atentos a lo que proponga Calderón, incluso el IVA en medicinas y alimentos, plantean un acuerdo económico, incluyendo los “cambios estructurales”; una segunda reforma energética, capitaneada por Labastida, las petroleras extranjeras (y la Coparmex) están incómodas con la Constitución, hay que satisfacerlas.
Autismo interesado, el desastre es producto del modelo neoliberal. No viene de afuera, lo construimos empobreciendo cada vez a más mexicanos y enriqueciendo escandalosamente a pocos, desmantelando los servicios de salud, educación, empleo; enajenando la soberanía económica y política. Restaurar ese modelo es apuntalar el sistema que destruye la cohesión social y diluye a la nación. En estas páginas de EL UNIVERSAL, columnistas se preguntan ¿quién gobierna a México? La catastrófica situación de la nación y la grotesca desigualdad desde antes de la crisis lo explican: nos gobierna una oligarquía. ¿A quién representará la nueva Cámara de Diputados?

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