jueves, 3 de junio de 2010

SOBERANÍA INTERVENIDA

MANUEL BARTLETT DÍAZ

Preside las conmemoraciones de la Independencia y la Revolución un heredero de la corriente enemiga de ambos acontecimientos. Los festejos banales eluden lo esencial y particularmente lo que une a ambos movimientos, la soberanía nacional, ausente en los festejos y en la política de Felipe Calderón. Con la Globalización se impuso una ideología contraria a nuestra Constitución, promovida por Carlos Salinas y sucesores. El primer principio a demoler fue la soberanía nacional. A partir de entonces mencionar la soberanía es despreciable. Calderón aventajado, lleva nuestra soberanía hacia su desaparición. México ha luchado por mantenerse como Nación soberana, con una diplomacia inteligente, políticas de fortalecimiento interno, de acendramiento de la educación y cultura nacionalistas, conscientes de la trascendencia de nuestros valores e identidad, factores de sobrevivencia. Políticas abandonadas por el Gobierno, el primer responsable de preservar la soberanía nacional. Calderón en su desesperada guerra contra el narcotráfico, con una policía concentrando inmensos recursos, sin resultados; el Ejército casi en funciones de gobierno, ha venido abriendo puertas a la injerencia externa en asuntos internos. Guerra auspiciada por E.U., el plan Mérida, consiste en apoyo bélico, en si ridículo frente a lo que erogamos. Ahora resulta que Calderón lo ha hecho mal, según E.U., que cambia de enfoque y en lugar de violencia, que no se ha visto, se orientan a la prevención para reducir su consumo y unilateralmente cambian el objetivo del Plan Mérida, México lo asume dócilmente. ¿Qué va a hacer si tiene al Ejército en plan de guerra, discutiéndose una nueva ley para facultarlo hacer lo que no es su función hacer? ¿Girará Calderón, se obcecará? Por lo pronto los acuerdos tomados en México por el gabinete de guerra norteamericano se implementan. Informa su Embajador la creación de un Comité México-Estados Unidos, para desarrollar mecanismos nuevos en puertos internos, preinspecciones, agentes de procuración de justicia en las aduanas, acuerdos de aduanas americanas y nuestra Secretaría de Seguridad Pública para acciones coordinadas. Significa presencia en México de agentes norteamericanos, lo que no se reconoce aquí pero que detalló la prensa norteamericana. La violencia desatada y la debilidad del Presidente han sido pretexto para nuevas injerencias en nuestras funciones públicas. Además del derecho que se arrogó el Congreso Norteamericano de supervisar la aplicación de esos ínfimos recursos. A esta nueva intromisión se suma lo logrado al incorporarnos a fuerza en la guerra contra el terrorismo aprovechada para interferir en la política migratoria nacional. Que orgullo para los mexicanos —dicen— Calderón ovacionado en el Capitolio, aunque haya sido sólo la mitad demócrata porque las valientes palabras de Calderón correspondieron a la postura de Obama resultando un apoyo a éste. No importa la respuesta, no harán nada en reforma migratoria, ni para detener legalmente la venta de armamento. El gobierno de México carece de conciencia nacional, desconoce que la “Alianza Estratégica México-Estados Unidos” corresponde a los intereses de E. U., que los intereses de México no son sus intereses. No están interesados en nuestro desarrollo, sólo en sus inversiones, ni en el desarrollo social. Están interesados en asegurar sus beneficios en el “libre mercado” y particularmente en mantener a México como perímetro de su seguridad, para ello su presencia aquí en migración, Inteligencia y Seguridad Nacional. Con la soberanía intervenida no se defienden los intereses nacionales. El diccionario de la Lengua Española define el protectorado como parte de la soberanía que un estado ejerce señaladamente sobre las relaciones exteriores en territorio que no ha sido incorporado plenamente a su Nación. Parecido, pero en México con Calderón compartiendo soberanía celebramos la Independencia Nacional.

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