miércoles, 9 de junio de 2010

ULISES RUÍZ EN CAMPAÑA

JAVIER CORRAL JURADO

Son varios los hechos que pronostican la derrota del PRI en Oaxaca, y auguran la victoria de la coalición opositora encabezada por Gabino Cue. No sólo las ocho encuestas que le conceden ventaja al candidato de PAN, PRD, PT y Convergencia, sino por la manera como está reaccionando el gobernador Ulises Ruiz: sin escrúpulo, ya no digamos el mínimo respeto por la ley. Un caso muy interesante de cinismo político se convierte en el anticipo de una derrota y no en el de la impunidad.
El gobernador de Oaxaca abandonó —ahora sí de manera completa—, la tarea de gobierno y se asumió como el coordinador de campaña de su socio y amigo Eviel Pérez Magaña, no sólo porque encabeza la promoción en medios —particularmente en el sistema oaxaqueño de radio y tv—, sino porque ha dispuesto de los recursos públicos del programa de “Unidades móviles” para armar la estructura electoral. Tiene bajo su mando los órganos electorales, conformó la mayoría de las planillas de los concejos municipales, y personalmente hace operativos de guerra sucia como tratar de socavar a la coalición opositora con acciones de intimidación, chantaje y cooptación.
Ruiz tomó el teléfono la semana pasada y llamó a varios de los precandidatos que no obtuvieron su nominación en la coalición para ofrecerles todo tipo de prebendas, incluído registrar sus candidaturas por otros partidos, ofrecidamente el Panal. Sin rubor se atrevió a hablarle a varios precandidatos panistas para ofrecerles “lo que quisieran”. Y ya no se midió cuando llamó a nuestro candidato a diputado por el distrito XV de Huajuapan de León, Luis de Guadalupe Martínez, para convencerlo de que se pasara de su lado. Tengo, por supuesto, detalles de la conversación.
Bajo este método en unos casos chantajista y en otros corruptor le está armando a la coalición “una enorme fractura” que busca presentar ante la opinión pública el resquebrajamiento de los aliados de Cué, por desprendimientos de “figuras importantes” que exhibirán con marcha y mitin el próximo sábado. No sabemos si el gobernador tuvo éxito, pero es probable que quien haya sucumbido sea figura de bajo perfil a la que ahora se le magnificará para presentar como luchador social de la izquierda o heredero de “la mejor tradición panista” con el pobre Pablo Arnaud Carreño, ex presidente municipal panista de Oaxaca, que el miércoles 26 de mayo renunció al PAN “por haber perdido sus principios democráticos”, y en menos de 24 horas los encontró en estado de pureza ¡en el PRI! Su nuevo hallazgo estuvo acompañado de una regiduría para su esposa en la planilla del candidato del PRI al gobierno de la capital.
Síntoma inequívoco de que ven venir el descalabro electoral, temor que se volvió desesperación y luego histeria, porque sólo en la histeria se actúa con ese desenfreno. Es el mismo impulso con el que han actuado contra Flavio Sosa, candidato a diputado por el PT, uno de los líderes de la APPO en el movimiento social de 2006.
Estigmatizado como violento, sin haber lastimado a nadie, se ha cebado contra él una campaña que lo ha hecho sujeto de un linchamiento mediático, para responsabilizarlo de los hechos que convulsionaron Oaxaca tras el desalojo de maestros del zócalo que ordenó Ulises Ruiz, inicio de lo que fue una brutal represión que costó la vida de 26 personas. Ahora se ha desplegado una guerra sucia en mantas, volantes y carteleras que recupera algunas de las imágenes más dramáticas, y acusa a Flavio de robarle Oaxaca su tranquilidad, para luego descalificar a la coalición y decir que Cué y Sosa son un peligro para la sociedad.
La falta de escrúpulos del gobernador tiene también su alianza: con una buena parte del conjunto de medios donde reina la desmemoria y la hipocresía, protegiendo al responsable verdadero de aquellos hechos, al auténtico creador de la APPO, intocado en sus tropelías, mientras se destinan ríos de tinta para hacer odioso y odiado a un hombre cuya integración a la coalición es el mejor ejemplo de que la verdadera reconciliación en la entidad será la inclusión social completa, de la que Flavio, en efecto es su expresión más popular.
Pese a estos hechos, documentados y comprobables, las autoridades electorales parecen no existir. La complicidad del Instituto electoral y del Tribunal cierran el ciclo de la desfachatez.

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