NACE UN NUEVO PAÍS EN EL ÁFRICA

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

Nos distraemos esta vez de la serie "HACIA EL FIN DE LA UNIPOLARIDAD", para dar cuenta del surgimiento de un nuevo país en el continente africano. En este siglo el mapa mundial creció con la independencia de Montenegro en los Balcanes, Timor Oriental en Asia y dentro de una gestión irregular auspiciada por los Estados Unidos y la Unión Europea apareció el año pasado el supuesto Estado de Kosovo. Decimos esto pese a que la Corte Internacional de Justicia en fechas recientes reconoció la independencia de ese pequeñísimo territorio entre Serbia, Albania, Macedonia y Montenegro. Ahora surge tras un referéndum la división del inmenso territorio de Sudán, hasta ahora el país más extenso del África con dos millones y medio de kilómetros cuadrados. El territorio fue ocupado por el Reino Unido bajo el nombre del Sudán Anglo-Egipcio y logró su independencia en 1956. Se trata de un territorio que va desde el Sáhara, Egipto y el Mar Rojo hasta las proximidades de los Grandes Lagos. Su espina dorsal es el Alto Nilo, sus dos grandes brazos son el Azul que nace en Etiopía y el Blanco en Uganda y ambos confluyen precisamente en la capital del Sudán, Jartum. La secesión del Sudán se da en la porción sur que es la menos desarrollada salvo en las márgenes de sus ríos, la población es mayoritariamente cristiana y Juba, en el extremo sur también a las márgenes del Nilo será su capital. El referéndum que se dio esta semana confirma que la etnia mayoritaria en Sudán del Sur, los dinka, que de hecho ya tenía un gobierno autónomo. Dicha etnia argumenta que fue la primera que pobló el territorio hacia el siglo X asentándose en lar márgenes del Nilo y desarrollando una civilización. Precisamente Sudán significa tierra de hombre negros del árabe y así fue llamada desde siglos lejanos. Cuenta su leyenda que su dios Nhialac creó al hombre y le dio una mujer y el dios convivió con ambos y la mujer se dedicaba a hacerles los alimentos pacientemente, pero un día quiso hacer mas rápido la comida y utilizó un gran palo con el que golpeó al cielo y el Dios castigó a esa pareja y su descendencia por lo que desde entonces los dinka han sufrido toda clase de penurias y pobreza.
Según las Naciones Unidas, por inminencia de la independencia del Sudán más de 100 mil personas que estaban refugiadas en el norte regresaron a la ciudad de Juba, la cual muy pocas cosas les puede ofrecer. Es decir, que Sudán del Sur, como muchos otros países africanos que conquistan su independencia pero no tienen los recursos para subsistir y son explotados por las potencias occidentales, cumplen con la profecía. Más agudo será el problema para este nuevo país porque carece de recursos naturales como cobre, cromo y oro que se encuentran en el norte, salvo el petróleo que lo posee en más de un 75 por ciento, pero que todas las instalaciones y oleoductos están conectados a Jartum, del que sale el energético a través del Puerto Sudán en el Mar Rojo (Sudán es el 8º. productor del África, 38o en el mundo). Agrava las cosas el hecho de que el nuevo país queda rodeado de países pobres como Etiopía, Kenya, Uganda, la República Centroafricana y sólo la República Democrática del Congo es la excepción. Además, pierde toda salida al mar. El interés por la independencia de Sudán del Sur por parte de los Estados Unidos y de los europeos ha sido debidamente explotado por un hombre carismático que lleva 40 años luchando por la liberación del pueblo del Sudán: Salva Kir, él es dinka y se le considera un gran estratega militar, por años ha convivido con el presidente de Sudán, Omar Al'Bashir, perseguido por la Corte Penal Internacional por la apropiación de fondos del petróleo, además por crímenes contra la humanidad en el conflicto de Darfur, territorio que se encuentra en el oeste de Sudán en los límites con Chad.
Este proceso confirma que la composición del mapa africano producto de intereses europeos -Reino Unido, Francia, Bélgica, Portugal, Italia, Alemania- no pudo respetar, quizás porque era imposible la distribución étnica y aunque utilizó una regla de oro del derecho internacional, que fue la inviolabilidad de las fronteras coloniales, muchos conflictos se han generado y algunos persisten en ese maravilloso continente.