JORGE ALCOCER VILLANUEVAEn las elecciones del domingo pasado, Tabasco y Coahuila, el PRI confirmó el predominio establecido en julio de este año, ubicándose como el partido de mayor votación y recuperando posiciones que por largos años habían estado en manos del PRD o del PAN.
Concluida la agenda electoral 2009 es pertinente un balance de posiciones y avizorar las perspectivas con que los partidos llegarán a las 14 elecciones locales de 2010, de las cuales 11 serán para renovar gobernador.
En 2009 el PRI es el partido con mejor cosecha; recuperó la primera posición en la elección federal para diputados y, por ende, tiene en San Lázaro el grupo parlamentario con mayor número de integrantes (237), que sumados a los del PVEM (22) hacen mayoría absoluta. De las gubernaturas disputadas, perdió la de Sonora, conservó las de Campeche, Colima y Nuevo León, y recuperó las de San Luis Potosí y Querétaro. En la mayoría de las legislaturas estatales es primera fuerza, en varias con mayoría absoluta. A nivel municipal, los resultados del tricolor son los mejores en varios años, destacando las victorias obtenidas en el estado de México y Jalisco, a las que ahora se suman sus triunfos en Torreón y Ramos Arizpe, Coahuila.
En la otra cara de la moneda, PAN y PRD experimentaron retrocesos y fuertes derrotas. El blanquiazul retornó al segundo lugar nacional en votos y diputados, con significativas pérdidas en las elecciones locales. Los resultados de este domingo dejan abierta la pregunta de si están ante el punto final de la curva descendente, provocada por las estrategias de Germán Martínez, o ante la profundización de la misma tendencia, ahora bajo la jefatura de César Nava.
El PRD obtuvo, a nivel federal, su peor resultado desde 1991, mientras que en los comicios estatales y municipales, salvo el DF, prácticamente desapareció del panorama de la competencia. En el extremo, en Coahuila ha perdido su registro local, y por ende el derecho a recibir financiamiento y otras prerrogativas. En Tabasco la participación de López Obrador no entrega nada positivo. El ex candidato presidencial mueve gente (en el DF) pero no conquista votos.
Cabe consignar que el PAN y el PRD han regresado a las denuncias por supuestos fraudes cometidos -dicen ambos- por los gobernadores del PRI, a los que acusan de encabezar "elecciones de Estado". Es evidente que en todos lados se registran actos tendentes a cooptar electores e inducir el voto mediante el uso de programas y recursos públicos, pero también está a la vista que todos los gobiernos, sin distingo de signo partidista, incurren en esas prácticas. Pero lo más sorprendente es que después de nueve años en el ejercicio del Poder Ejecutivo federal el PAN ofrezca como explicación central -casi única- de sus resultados la conducta de los gobernadores priistas, retornando en su discurso, de manera anticipada, a la condición de partido opositor.
Las perspectivas electorales para 2010 no son halagüeñas para el PAN y el PRD. De las 11 gubernaturas en competencia, el primero aspira a refrendar Aguascalientes y Tlaxcala; el segundo, a permanecer seis años más en Zacatecas. En los otros ocho estados (Durango, Chihuahua, Puebla, Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Sinaloa e Hidalgo) salvo que las coaliciones entre PAN y PRD cambien el panorama, el PRI aparece con las mejores expectativas para continuar al frente de los respectivos gobiernos. Es necesario considerar que, salvo en Hidalgo, en los estados antes mencionados también serán renovados diputados locales y ayuntamientos, lo que introduce un elemento adicional de ventaja para el PRI, por su mejor implantación territorial.
Unirse en coalición podría ser la única opción de competencia para el PAN y PRD, como se anticipa para Oaxaca. La misma vía parece estar siendo explorada para Veracruz e Hidalgo; sin descartar que en Tlaxcala el PRD, en pragmatismo extremo, proponga al PRI la misma fórmula para desbancar al PAN, como ya lo hizo en los municipios de Guanajuato y San Miguel de Allende, en julio de 2009.
Ya veremos.
Concluida la agenda electoral 2009 es pertinente un balance de posiciones y avizorar las perspectivas con que los partidos llegarán a las 14 elecciones locales de 2010, de las cuales 11 serán para renovar gobernador.
En 2009 el PRI es el partido con mejor cosecha; recuperó la primera posición en la elección federal para diputados y, por ende, tiene en San Lázaro el grupo parlamentario con mayor número de integrantes (237), que sumados a los del PVEM (22) hacen mayoría absoluta. De las gubernaturas disputadas, perdió la de Sonora, conservó las de Campeche, Colima y Nuevo León, y recuperó las de San Luis Potosí y Querétaro. En la mayoría de las legislaturas estatales es primera fuerza, en varias con mayoría absoluta. A nivel municipal, los resultados del tricolor son los mejores en varios años, destacando las victorias obtenidas en el estado de México y Jalisco, a las que ahora se suman sus triunfos en Torreón y Ramos Arizpe, Coahuila.
En la otra cara de la moneda, PAN y PRD experimentaron retrocesos y fuertes derrotas. El blanquiazul retornó al segundo lugar nacional en votos y diputados, con significativas pérdidas en las elecciones locales. Los resultados de este domingo dejan abierta la pregunta de si están ante el punto final de la curva descendente, provocada por las estrategias de Germán Martínez, o ante la profundización de la misma tendencia, ahora bajo la jefatura de César Nava.
El PRD obtuvo, a nivel federal, su peor resultado desde 1991, mientras que en los comicios estatales y municipales, salvo el DF, prácticamente desapareció del panorama de la competencia. En el extremo, en Coahuila ha perdido su registro local, y por ende el derecho a recibir financiamiento y otras prerrogativas. En Tabasco la participación de López Obrador no entrega nada positivo. El ex candidato presidencial mueve gente (en el DF) pero no conquista votos.
Cabe consignar que el PAN y el PRD han regresado a las denuncias por supuestos fraudes cometidos -dicen ambos- por los gobernadores del PRI, a los que acusan de encabezar "elecciones de Estado". Es evidente que en todos lados se registran actos tendentes a cooptar electores e inducir el voto mediante el uso de programas y recursos públicos, pero también está a la vista que todos los gobiernos, sin distingo de signo partidista, incurren en esas prácticas. Pero lo más sorprendente es que después de nueve años en el ejercicio del Poder Ejecutivo federal el PAN ofrezca como explicación central -casi única- de sus resultados la conducta de los gobernadores priistas, retornando en su discurso, de manera anticipada, a la condición de partido opositor.
Las perspectivas electorales para 2010 no son halagüeñas para el PAN y el PRD. De las 11 gubernaturas en competencia, el primero aspira a refrendar Aguascalientes y Tlaxcala; el segundo, a permanecer seis años más en Zacatecas. En los otros ocho estados (Durango, Chihuahua, Puebla, Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Sinaloa e Hidalgo) salvo que las coaliciones entre PAN y PRD cambien el panorama, el PRI aparece con las mejores expectativas para continuar al frente de los respectivos gobiernos. Es necesario considerar que, salvo en Hidalgo, en los estados antes mencionados también serán renovados diputados locales y ayuntamientos, lo que introduce un elemento adicional de ventaja para el PRI, por su mejor implantación territorial.
Unirse en coalición podría ser la única opción de competencia para el PAN y PRD, como se anticipa para Oaxaca. La misma vía parece estar siendo explorada para Veracruz e Hidalgo; sin descartar que en Tlaxcala el PRD, en pragmatismo extremo, proponga al PRI la misma fórmula para desbancar al PAN, como ya lo hizo en los municipios de Guanajuato y San Miguel de Allende, en julio de 2009.
Ya veremos.
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