MADRID, España. Al dejar este continente que por razones de trabajo y personales visité en tres capitales, procedo a reseñar algunos de los cambios políticos que se han operado recientemente. En especial, las elecciones en Alemania, Portugal y Grecia. Dejo para el viernes próximo la muy importante decisión que tomó el pueblo irlandés al decir "sí" al Tratado de Lisboa, la que marca un hito en la historia de la construcción de la casa europea. Destaco que en el continente se siente un cierto alivio a la grave recesión que le azotó desde agosto del 2008, en especial en Alemania y Francia, donde la caída del Producto Interno Bruto (PIB) ha descendido, no así en Italia y el Reino Unido que acumulan cinco trimestres en retroceso; más grave aún es la situación de este país, donde continuará hasta bien entrado el 2010 lo profundo de la crisis. (En México cantamos victoria, irresponsablemente). El mecanismo de estímulos ha funcionado, así como, los recortes a los impuestos, subsidios y planes de inversión pública (y en México se nos quiere imponer un impuesto inequitativo). Ahora lo que le preocupa es el desempleo, que seguirá creciendo del 7.1 por ciento del 2007 al 10.9 por ciento en el 2010. España pasará del 8.3 por ciento al 20.5 por ciento, el más alto de la Unión Europea.En Portugal se presentaron el actual Primer Ministro socialista José Sócrates y la conservadora Manuela Ferreira, se cumplieron los sondeos y la izquierda triunfó ampliamente. Un tema de controversia electoral fue la construcción del AVE entre Oporto-Vigo y Lisboa-Badajoz para conectar con la línea férrea española. Portugal encara una elevación de la deuda pública. Los socialistas prometen un nuevo aeropuerto en Lisboa, otro puente en el Tajo y multiplicar la producción eléctrica, a más de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. La UE aportará 550 millones de euros para la obra a pesar de que su presidente Manuel Durao Barroso es un político portugués conservador. La UE trata de impulsar las euroregiones en la península. Así la izquierda se coloca en dos de las tres penínsulas mediterráneas en espera de la caída de Berlusconi.Por otra parte la victoria de Angela Merkel ha ratificado las tendencias de las pasadas elecciones en el Parlamento europeo. Los alemanes consideraron que había habido una buena conducción de la economía en tiempo de crisis, gracias al sentido común de la Canciller que ya inscribe su nombre en las huellas de Brandt, Schmidt, Kohl y Schroder y generosamente la apoyaron en detrimento del partido socialdemócrata que perdió 76 escaños. Ahora se dará una coalición entre los democristianos y los liberales. La oposición incluye a los socialdemócratas, moderados; al Partido de la Izquierda, radical, y a los Verdes que oscilarán la balanza. Esto evidencia que los partidos tradicionales de principios del siglo XX están en crisis lo que ha despertado una pregunta fundamental, el papel del Estado y el futuro del capitalismo. En la campaña se tocaron otros temas como la educación, la tercera edad, la migración, la energía nuclear pacífica y el papel de la religión en la sociedad. Ahora Merkel y su coalición gobernará con mayor libertad y seguramente profundizará la era que deberá llevar su nombre, y deberá ser la Canciller de todos los alemanes, aludiendo a los pobres, a los que no votaron por ella y a los del Este -ella nació allí- donde hay una profunda decepción. Esta reelección es valiosa para el futuro de la Unión Europea en tiempos críticos dado que la locomotora sigue en manos hábiles y responsables.Finalmente, en Grecia el partido de derecha Nueva Democracia agotado por sus graves errores en el gasto público, la corrupción en los preparativos de los Juegos Olímpicos, los incendios y las manifestaciones de estudiantes, sucumbió ante el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) de Yorgos Papandreu (hijo y nieto de primeros ministros). Karamandis perdió 57 escaños en el Parlamento y así el PASOK tendrá mayoría absoluta en la Cámara. Se oyó en las calles de Atenas el "yes we can" en una campaña que siguió el modelo de Obama. No en balde Papandreu pasó gran parte de su vida en Estados Unidos.
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