sábado, 24 de octubre de 2009

¿ESTÁ USTED CON LUZ Y FUERZA?

FRANCISCO MARTÍN MORENO

Si usted está del lado del sindicato de Luz y Fuerza, desde luego que no está con la dolorida clase trabajadora mexicana ni está a favor de la democratización sindical del país. La inmensa mayoría de nuestro sector obrero no goza, ni mucho menos, de los privilegios de que disfrutan los empleados de LyFC, quienes los disfrutan no como consecuencia de un trabajo acreedor del respeto y la confianza ciudadana, sino como el resultado de arreglos políticos inconfesables durante las siete macabras décadas de “dictadura perfecta”, durante las cuales el PRI logró mantenerse en el poder, entre otras razones, gracias a la creación de sindicatos espurios con los que se aplastaba la menor simiente de libertad y de democracia, al estilo más decantado del callismo autoritario y venal, la fuente de inspiración del priismo de todos los tiempos. ¡Quien apoye a LyFC sólo puede hacerlo movido por intereses inconfesables ajenos al más elemental sentimiento patriótico y lógica económica!


Estar de acuerdo con LyFC es tanto como apoyar la tiranía sindical que facilitó el surgimiento de líderes corruptos y podridos, que lucraban a placer con las cuotas de sus agremiados, sin que jamás rindieran cuentas a nadie del destino de dichos recursos. Apoyar a los sindicatos oficiales es apoyar a una cáfila de bandidos que jamás pagó impuestos, al México impune, al burlado y engañado que nunca se vio representado legítimamente; al México traicionado y estafado que algún día quisiera modernizarse en contexto del siglo XX; un México nuevo y democrático, con ejemplares instituciones de vanguardia.


Estar de acuerdo con LyFC no sólo implica favorecer la corrupción de la que tanto se queja casi, casi, toda la ciudadanía, sino que hacerlo equivale a resignarse a pagar el altísimo precio de la ineficiencia en la que, por absurda disposición constitucional, no pueden participar diversos proveedores, en libre competencia, para abaratarla. LyFC no sólo da un pésimo servicio, sino que sus costos de producción son aberrantes, por lo que el gobierno federal ha tenido que subsidiarla con 360 mil millones de pesos a lo largo de su historia porque, obviamente, la empresa no puede valerse por sí misma, sin recurrir al ahorro de todos los mexicanos que, a diario, comprueban cómo los recursos públicos van a dar a manos de un grupo privilegiado de trabajadores que no cumplen con su tarea, en vez de destinar dichos recursos, por ejemplo, al financiamiento de las universidades del país, a la educación superior, otra de las grandes catástrofes nacionales. Si el presupuesto de la UNAM es de casi 50 mil millones de pesos, ¿por qué no ayudarla, entre otros ejemplos, a nuestra máxima casa de estudios con los 42 mil millones de pesos que vale el subsidio anual de una empresa caótica e ineficiente que, al no poder otorgar un servicio oportuno y profesional a los consumidores industriales, éstos han tenido que emigrar de la zona centro del país para llevar a cabo sus inversiones en regiones, donde se garantice el abasto en términos menos costosos y no así más competitivos, según puede demostrarse con los precios internacionales vigentes? El costo de la energía se desplomaría si hubiera 20 proveedores del fluido y el país no viviera secuestrado por un sindicato eléctrico que nos resta posibilidades de éxito comercial en el exterior.


Si usted está de acuerdo con el sindicato de LyFC, también lo estará con pagar tarifas disparadas de la realidad y con el hecho aberrante de que 40% de los clientes del fluido eléctrico no paguen el servicio con arreglo a un sinnúmero de delitos que no viene al caso exponer en tan breve espacio. Si todos los consumidores de luz en el territorio operado por LyFC pagaran el servicio, las universidades no hubieran visto reducidos sus presupuestos ni se hubiera castigado a otros renglones prioritarios de la economía nacional.


Si usted está de acuerdo con la democratización sindical; si usted está de acuerdo con retirar de la garganta de la nación a esta gigantesca sanguijuela eléctrica que devora los ahorros de todos los mexicanos; si usted desea pagar un precio razonable de sus consumos eléctricos y está conforme con la erradicación de los sindicatos oficiales que tienen secuestrado al país, entonces debe dar su voto tan favorable como estentóreo para apoyar la liquidación de LyFC, en donde 65 mil empleados cuentan con privilegios desconocidos para 107 millones de mexicanos.

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