jueves, 8 de diciembre de 2011

13 LIBROS COMO PRUEBA

PEDRO SALAZAR UGARTE

La FIL es un evento estupendo. Miles de personas reunidas en una ciudad con el pretexto de los libros. Además, Guadalajara, se ha vuelto una urbe pujante con destellos cosmopolitas. Sus calles, su gente y sus restaurantes merecen conocerse.
Así que, cuando el panorama nacional se cubre de nubarrones, es útil pensar en esa Feria y en la urbe que la hospeda para documentar el optimismo. Además, en esta edición de aniversario, el Instituto Federal Electoral, impulsó una iniciativa que vale la pena comentar. Como parte de sus actividades de promoción de la cultura democrática seleccionó trece textos claves para entender la transición a la democracia. Textos publicados en las décadas recientes que, desde distintos ángulos y con enfoques variados, dan cuenta de las profundas transformaciones políticas que el país ha experimentado. Todos esos volúmenes, en una suerte de déjà vu editorial, fueron (re)presentados por sus autores (en el caso de que aún vivieran) y por un puñado de comentaristas en el arco de una semana.
El resultado fue aleccionador por varias razones. En primer lugar porque la selección de los trabajos, por sí sola, muestra la existencia de un acervo de ideas diferentes para explicar los cambios. Dato venturoso por partida doble: porque evidencia que las transformaciones se verificaron y porque da cuenta de la variedad de voces y enfoques para explicarlos. De esta manera sabemos que el régimen de partido hegemónico quedó en el pasado y que la pluralidad política se fue institucionalizando y que, al hacerlo, colonizó los espacios de representación y de gobierno de manera paulatina y, hasta ahora, definitiva; pero también tenemos constancia de que existen diversas interpretaciones sobre los resortes y razones de esa mutación.
El conjunto de textos, entonces, ofrece pruebas de la transición pero no zanja la discusión sobre sus dinámicas. De esta manera, esos libros, permiten decretar el fin de una etapa histórica y, a la vez, subrayan la pertinencia de seguir reflexionado sobre la misma.
Además los rastros y las mecánicas de la transición están documentados en trabajos que no ofrecen una mirada retrospectiva sino que fueron escritos a la par de las transformaciones. Están ahí, frutos de su tiempo y momento histórico, para ser analizados y discutidos con las ventajas que nos brinda el saber qué fue lo que finalmente sucedió. Por lo mismo son –aunque sus autores no se lo propusieran al escribirlos- textos históricos.
Algunos han envejecido más que otros y no todos pretenden ofrecer una explicación comprensiva de los cambios –un par, por ejemplo, se centran en momentos o decisiones puntuales- pero, el abanico completo, nos recuerda que los dilemas políticos del presente ya son otros y que deben enfrentarse con lógicas renovadas. Por ejemplo, el fenómeno de los gobiernos divididos o la cohabitación partidista en el ámbito federal y estatal, son productos de la propia transición y han llegado para quedarse. De esta manera han impuesto nuevas prácticas políticas a las que los diferentes actores han tenido que adaptarse.
Estos textos son pruebas de la transición pero también de los saldos pendientes. Si amplificamos el lente de observación y nos salimos del marco de la competencia política constataremos que la transición no modificó los esquemas clientelares, ni erradicó el flagelo de la corrupción, ni mejoró la planeación y ejecución de políticas en áreas estratégicas (por ejemplo en el ámbito educativo), etcétera. Y si ampliamos todavía más el foco de nuestro análisis sabremos que tampoco colocó los derechos de las personas en el centro de la política, ni generó bienestar e inclusión social. Todos estos son los grandes y urgentes temas de la agenda pendiente. Pero la transición si ensanchó nuestras libertades, legitimó a la pluralidad y “empoderó” a nuestro voto. Estos libros nos lo recuerdan y, en esa medida, son una brújula para poner los acentos en donde deben colocarse y, sobre todo, son una advertencia para cuidarnos de no tirar el agua sucia con el niño dentro.

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