MARÍA AMPARO CASAR
Existe un fenómeno interesante que los psicólogos llaman disonancia cognitiva. Se refiere a la tensión o falta de armonía entre dos concepciones, ideas o pensamientos; a esa circunstancia que le ocurre de manera frecuente al consumidor cuando encuentra que la publicidad de un producto no va acompañada de los beneficios reales que se prometían o esperaban; a esa divergencia entre lo que se ofrece y lo que se recibe o entre lo que se presume haber hecho y lo que de verdad se hizo.
Me parece que eso es precisamente lo que pasa con lo que los legisladores declaran y lo que realmente hacen, con lo que nos venden y lo que efectivamente encontramos cuando analizamos el trabajo legislativo.
Como al finalizar cada periodo de cada legislatura, ahora hemos escuchado decenas de promocionales en la radio y la televisión y leído diversas inserciones pagadas en periódicos y revistas que hablan de los grandes logros de los legisladores. Declaran cuánto han trabajado por México y por el bienestar de los ciudadanos. Gracias a su labor, nos dicen, se ha avanzado sustancialmente en materia política, en educación, cultura y deporte, en desarrollo económico y social, en justicia y seguridad. Nos hablan de las decenas de leyes aprobadas gracias a su arduo trabajo. Vaya como botón de muestra la siguiente cita de un desplegado de la LXI Legislatura de la Cámara de Diputados: "Los dictámenes de ley o decreto que aprobamos fueron 156, el periodo de más alta productividad desde 1997. Leyes en beneficio de México. Leyes en beneficio de los mexicanos". Tomo de ese mismo documento algunas de las que se enumeran.
Lo que no nos dicen es cuál es la realidad de esos dictámenes. Los resultados del trabajo legislativo han sido pobres. Muy por debajo de las necesidades del país, de las promesas y de las expectativas creadas. Las iniciativas enumeradas como logros caen en distintas categorías.
Aquellas que viniendo como proyectos aprobados por el Senado fueron modificadas o mochadas por los diputados hasta dejarlas irreconocibles o sin la potencia que pudieron haber tenido. Fue el caso de la reforma política que fue desvestida de la mayoría de sus virtudes y potencialidades y que al modificarla y regresarla al Senado quedó, una vez más, en la lista de pendientes.
Aquellas que habiendo sido aprobadas por la Cámara de origen fueron detenidas en la revisora impidiendo que se convirtieran en ley. Por ejemplo, la prisión vitalicia a secuestradores, violadore y torturadores.
Aquellas iniciativas que en efecto fueron aprobadas por las dos Cámaras y se tradujeron en nuevas leyes pero cuya concreción dependerá de los instrumentos y recursos que los propios legisladores destinen a su "realización" y a las capacidades y voluntad de los gobiernos federal y estatales. Es el caso de la reforma que eleva a rango constitucional la educación media superior y que supuestamente beneficiará a 20 millones de mexicanos.
Aquellas que dicen beneficiar a la población en general pero que favorecen a los que más tienen y por tanto son regresivas como la ampliación del subsidio a las gasolinas hasta el 2014.
Aquellas que de plano no pueden considerarse más que como una tomadura de pelo ya que las venden como si fueran efectivas pero simplemente son una simulación. Es el caso de la prohibición de publicitar los productos milagro.
En contraste, los legisladores no hacen un mea culpa ni muestran preocupación alguna por no haber atendido temas de relevancia para el desarrollo económico y social como las reformas fiscal, educativa, laboral, de seguridad nacional, telecomunicaciones o energética de "segunda generación".
Así las cosas, no es de sorprender que lo que siente el ciudadano -como el consumidor cuando se siente engañado por la publicidad- es una gran decepción del trabajo legislativo y de sus encargados.
Pero terminemos con una nota de optimismo propia de un comienzo de año. Los legisladores pasaron leyes importantes entre las que destacan la garantía para que los trabajadores al momento de su retiro reciban la totalidad de sus ahorros de vivienda si no se hubieran aplicado; la reforma constitucional en materia de juicio de amparo y la reforma a los derechos fundamentales de los mexicanos.
Queda un último periodo de sesiones de esta legislatura que concluye en agosto del 2012. Muchas reformas esperan su turno. Reformas que permitirían a quienquiera que se convierta en nuevo(a) mandatario(a) gobernar mejor y, sobre todo, que beneficiarían a los gobernados. Un buen propósito de año nuevo sería llegar a esos acuerdos que allanarían el camino al deseo que los legisladores declaran: legislar en beneficio de los mexicanos.
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