jueves, 10 de septiembre de 2009

LA DEBACLE

RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

La sola lectura de la noticia confirma el desastre. El presupuesto enviado al Congreso por Calderón debió ser precedido por las palabras de Churchill al pueblo inglés en los momentos más dramáticos de la guerra que asolaba a la Gran Bretaña: "¿Qué les puedo ofrecer? Sólo puedo ofrecerles sangre, sudor y lágrimas". El Presidente habla de una "compleja situación del país". No es exacto. La situación es más, mucho más que compleja: es desastrosa. México es una zona de desastre en materia de seguridad, de educación y de bienestar social; y la crisis, obviamente, rebasa lo económico. Sin embargo es de señalar que un empresario tan relevante como Carlos Slim Domit acaba de sostener, en el marco del evento anual de becarios México Siglo XXI, que organiza la Fundación Telmex, que "México podrá superar la pobreza a través de la generación de empleos y no con programas asistencialistas o caritativos". Tal vez, pero se trata de "un poder ser o acontecer". La pregunta es si el gobierno está dispuesto a hacerlo. Un simple cuadro comparativo de los recortes que se proponen en el presupuesto revela las inclinaciones, políticas y preferencias del Presidente. Hubo aumentos para el ISSSTE, la Secretaría de Desarrollo social, la de Salud y la de Relaciones Exteriores; hubo disminuciones para la de Educación Pública, la de Defensa Nacional y la de Seguridad Pública. Añádase el cambio de titular en la Procuraduría General de la República, que de acuerdo con lo rumores que corren ha obedecido a diferencias con el Secretario de Seguridad Pública. El esquema es elocuente: en medio de los bajos índices de éxito del actual gobierno en materia de seguridad y educación se opta por restarles dinero a las secretarías correspondientes y por aumentarlo en áreas como el ISSSTE, el desarrollo social, la salud y las relaciones exteriores. El esquema es elocuente y en principio contradictorio. Por supuesto es de reconocerse que el llamado combate a la pobreza, a la falta de desarrollo social y de salud es una prioridad, debe serlo. No obstante es imprescindible que en el caso vaya de la mano de la educación y de la seguridad, que se ha vuelto terrible inseguridad. En rigor ésta es el mayor impedimento para cualquier clase de desarrollo. Desde hace tiempo se sabe que el nivel de capacidad para la lectura y la ciencia no ha sido lo suficientemente estimulado en México por las autoridades educativas, sobre todo en la etapa básica. Hoy la noticia es que los resultados "insuficientes" y "elementales" en matemáticas y lectura son semejantes a los del año pasado (de un 84 % de insuficiencia en los alumnos de primaria y secundaria) según el Secretario de Educación Pública y conforme a la Evaluación Nacional de Logro Académico en los Centros Escolares (ENLACE). Pero se propone reducir el presupuesto en educación de $200 mil 900 millones a $196 mil 400 millones. ¿Por qué se favorece, aparte del ISSSTE y la Secretaría de Salud, al desarrollo social y a las relaciones exteriores? De entrada porque el descontento social es enorme y el mundo lo sabe. O sea, la balanza se ha inclinado a sopesar el peligro que implica tal descontento y a tratar de paliarlo aunque sin ver la totalidad de sus causas. Criterio que es muy frecuente en los tecnócratas del poder. En mi concepto es un desastre y ojala el Congreso, con la intervención de las distintas fuerzas políticas que lo componen, lo revise y modifique. Es algo sin sentido que después de haber comprometido al ejército en una lucha sin cuartel contra la delincuencia y el narcotráfico, de pronto se le disminuya el apoyo económico. No es que yo apoye la presencia del ejército en esa lucha, pero la incongruencia es manifiesta.Ahora bien, la inseguridad que recorre el país, la violencia que día con día se acrecienta, pueden herir de muerte a México. Y aquella incongruencia, digan lo que digan disciplinadamente los miembros del ejército -no hay que olvidar que su jefe nato dispuso lo que critico-, es casi una manifestación pública de que el camino elegido no fue el mejor. ¿Y esto se hace a mitad del camino del sexenio presidencial? Nos consta el tamaño tan grande de la situación desastrosa por la que atraviesa México, pero no será reduciendo el presupuesto en áreas tan importantes -las de educación y seguridad pública- como se comience a resolver el problema. Entre las reformas que acompañaron al paquete de medidas económicas para 2010 destaca el relativo a la lucha contra el crimen. Y allí el Presidente propone discutir "qué modelo de organización policial se requiere para derrotar a una criminalidad sin escrúpulos". La pregunta es reveladora. Organización policial, me digo, ¿con la ayuda y colaboración del ejército o sin ellas? Si es lo primero, ¿entonces por qué se le reduce el presupuesto? Y si no lo es, ¿cree acaso el Presidente que la sola organización policial es suficiente para enfrentar y abatir al crimen? Me parece que ha habido una especie de precipitación política en la conformación y presentación de aquél paquete de medidas económicas, presionado sin duda Calderón por un creciente descontento social. Precipitación y desorden. Ahora la palabra la tiene el Congreso que ojala no haga más política que patria.

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