miércoles, 30 de septiembre de 2009

REPROBADOS, ENTRE LAS CALIFICADORAS Y LOS NOBEL

MANUEL CAMACHO SOLIS

Los premios Nobel en economía que visitaron México opinaron que la política que propone el gobierno —de aumentar impuestos y reducir el gasto en medio de la crisis— prolongaría la recesión, aumentaría el desempleo y el número de pobres. Señalaron que ese fue el error que llevó a la Gran Depresión y que actualmente los gobiernos buscan evitar, lo mismo en Estados Unidos, Europa o China que en Brasil y Chile.
Ante un rechazo amplio de distintos grupos de la sociedad y de los expertos, el gobierno tiene dos líneas de defensa. Para el público, su propaganda en los medios masivos dice que se necesita más dinero para atender a los pobres. Para convencer a los expertos y vencer resistencias políticas, “en corto” argumenta que, de no aprobarse su propuesta, las calificadoras nos reprobarían.
Las calificadoras (cuyo prestigio no está en su mejor momento) han hecho saber que si persiste la debilidad fiscal podrían bajar la calificación que dan a México. Lo que, sostienen, acarrearía presiones al alza en la tasa de interés y en el mercado cambiario. ¿Qué tanto? Es difícil anticiparlo, aunque algunos de los mejores especialistas mundiales en riesgos piensan que el mercado ya ha absorbido la mayor parte del riesgo adicional.
Los argumentos contra el déficit son en parte justificables, pero también tramposos. No es lo mismo un déficit adicional moderado que los déficits abultadísimos que llevaron a la quiebra del Estado. Está visto que una política contraccionista retrasaría la recuperación, prolongaría el desempleo y, paradójicamente, aumentaría también la deuda, al reducir aún más los ingresos fiscales.
Los argumentos de las voces que claman contra el déficit son socialmente injustificables. Escandalizan hoy por un 1% de déficit adicional al propuesto; cuando ellos mismos, hace unos cuantos años, justificaron el rescate bancario que costó 20% del PIB.
Hay que cuidar el grado de inversión. Sí, pero sin que la dieta sea tan severa que se mate de hambre al paciente. Hay que sentarse con las calificadoras, la comunidad financiera y los funcionarios norteamericanos para explicarles las dificultades y verdaderos riesgos en los que está metido México: recesión prolongada, violencia y polarización social; así como sus consecuencias para la recuperación y estabilidad regionales. Alguien lo tiene que hacer bien, rápido y con todo el respaldo. (¿Qué esperan para ratificar o cambiar al gobernador del Banco de México?).
El Estado mexicano debe fortalecerse fiscalmente. Sí, pero en un momento de crecimiento y con un gobierno capaz de contener a los privilegios.
Los premios Nobel tienen razón. El paquete fiscal propuesto prolongaría la recesión, el desempleo y aumentaría la pobreza. El riesgo ahora es que por un manejo dogmático del déficit, falta de legitimidad por los derroches del gasto y cerrazón autoritaria en las decisiones políticas se provoque una crisis social. De poco serviría sacar 10 en conducta si se reprueba en aprovechamiento.

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