lunes, 16 de agosto de 2010

LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM CELEBRA EL BICENTENARIO

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

La Facultad de Derecho celebra el Bicentenario de la Independencia. Bajo la dirección del doctor Carlos Quintana, aparecerá una publicación en la que 10 distinguidos juristas examinan el proceso fundamental de la historia de México.Presento un pequeño avance del ensayo "La Insurgencia en el Ámbito Internacional" de mi autoría. El tema tiene una gran relevancia.A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la monarquía española se propuso controlar y explotar al máximo sus colonias, en particular, a la Nueva España, la más rica del continente. Para este efecto, se implantaron una serie de medidas económicas y político-administrativas, que si bien propiciaron una gran bonanza, fueron también incubando un malestar entre un amplio sector de la población; éste llegó a afectar a la Iglesia -bajo clero-, uno de los estamentos de la economía local, y a la milicia en sus rangos bajos. A la postre, el reformismo borbónico, paradójicamente y entre otras causas, lanzaría a la "Perla del Imperio" en pos de su autonomía absoluta.La invasión napoleónica a España en 1808 tuvo repercusiones en el destino novohispano; empezaron a soltarse las amarras que ataban a la colonia con la metrópoli. Ante la pusilánime huida de los reyes de España, allá el pueblo, y aquí, el Ayuntamiento de la Ciudad de México, se declararon los depositarios de la soberanía. Desde 1808 y hasta 1814, año en que Fernando VII retorna al poder real, los liberales dominaron el panorama político de España.De manera progresiva, el conflicto en España exigió un aumento constante de impuestos, préstamos y donativos que descapitalizaron a las colonias y llevaron a la Nueva España a la bancarrota. A largo plazo, el malestar económico se sumó al político, fomentando los deseos separatistas. La respuesta inicial a los acontecimientos peninsulares de 1808 fue homogénea entre los dominios españoles: se rechazó la presencia francesa y se actuó en defensa del rey y la religión.Al igual que en España, en diversas regiones del Imperio, se formaron juntas de gobierno encargadas de declarar las guerra a los franceses, a la vez que preservar y gobernar el territorio en su nombre. Enfrentar a un enemigo común, intensificó el sentimiento de identidad e integración en las colonias españolas. La creación de juntas provisionales supuso también una mayor participación de los sectores criollos en la política, quienes ante la ausencia de un monarca legítimo, fueron llenando con su presencia el vacío de poder.El Ayuntamiento de la Ciudad de México en 1808, encabezado por el síndico procurador Juan Francisco de Azcárate y por el regidor Francisco Primo de Verdad y Ramos, a nombre de toda la Nueva España, convocó una junta de autoridades para defender al reino del peligro francés y atenuar el peligro que suponía la ausencia de un monarca entre las autoridades novohispanas. El proyecto del Ayuntamiento logró sobreponerse a sus diversos detractores, alineando a diversos sectores de la sociedad novohispana. El Cabildo capitalino recibió el apoyo de aquellos sectores de criollos cuyos intereses se encontraban más desvinculados de la metrópoli y desconfiaban de un régimen que restringía su capacidad de incidir en la vida política de la nación. De esta manera, se perfilaron dos posiciones encontradas, semillas de los movimientos independentistas en años posteriores. Por un lado, el Ayuntamiento consideraba que la Nueva España era un reino incorporado por conquista a la corona de Castilla y por ello, tenía el derecho de establecer una junta para encargarse de su gobierno. Por otro lado, la Audiencia, apoyada en su mayoría por los peninsulares, consideraba que la Nueva España no era un reino, si no simplemente una colonia y por ello, subordinada a la metrópoli. En septiembre de 1808, la pugna entre ambas facciones se hizo insostenible y el virrey Iturrigaray, así como miembros de su familia que eran partidarios del Ayuntamiento, fueron encarcelados. El golpe de estado contó con el respaldo y la complicidad de casi todos los ministros de la Audiencia y los rangos altos eclesiásticos. A corto plazo, éstos lograron su objetivo mediante el establecimiento de una Junta Suprema Central, 10 días después del pronunciamiento. No obstante, la conspiración del Ayuntamiento se nutrió de esta resistencia, incentivando la necesidad de actuar fuera del sistema para alcanzar sus metas, la cual, habría de culminar con la insurrección armada dirigida por Miguel Hidalgo en contra del régimen colonial, el 16 de septiembre de 1810.CONTINUARÁ...

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