lunes, 2 de agosto de 2010

FUNDACIÓN PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

ERNESTO VILLANUEVA VILLANUEVA

Hace algún tiempo el empresario Armando Prida me convocó para intercambiar puntos de vista sobre una asociación civil relacionada con la libertad de expresión. Existen, sobra decirlo, muchos organizaciones de la sociedad civil que se dedican a la defensa y a la promoción de las libertades de expresión e información. Por esta razón nos preguntamos: ¿Para qué una más? ¿Qué elementos de diferenciación tendría una nueva asociación que no tuvieran las ya existentes y, en todo caso, cuáles serían los aspectos que pudieran complementar lo que se está haciendo en otros foros? La iniciativa de Prida era pertinente por tres razones: a) Las agresiones a la libertad de expresión siguen en aumento día con día llegando incluso a la privación ilegal de la libertad y de la vida de las personas que ejercen su derecho a expresarse; b) Las demandas y querellas por afectación al honor o a la vida privada de personas públicas en contra de personas que ejercen su libertad de expresión registra también un incremento significativo y c) El diseño institucional del Estado mexicano ha demostrado ser ineficaz para garantizar las condiciones para que las personas puedan ejercer su libertad de expresarse, sin el riesgo de que puedan ser reprimidos al margen de los principios de legalidad previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.Estas preocupaciones son elementos atendibles para hacer algo más, que se sume a lo ya hecho en la materia. De ahí, por tanto, la idea de la Fundación para la Libertad de Expresión que preside Armando Prida Huerta y de la cual formo parte junto con un grupo de personas preocupadas por el tema. Los retos de la Fundación no son menores; antes bien, se aprecian sinuosos y complicados. La Fundación nace, empero, con algunas fortalezas significativas: a) La pluralidad y la diversidad ideológica de sus integrantes quienes comparten un común denominador: La defensa de la libertad de expresión con responsabilidad social y en el marco de la Constitución y las leyes; b) La capacidad de convocatoria de su Presidente y sus integrantes para sumar a un grupo creciente de empresas informativas en el país haciendo causa común; y c) El reconocimiento internacional del Centro Internacional de Periodistas con sede en Washington que otorgó recursos económicos para mantener durante un año a un asesor de la Fundación Knight, el Dr. Benjamín Fernández Bogado, profesor de la Universidad de Harvard y un reconocido abogado y periodista en el hemisferio.Los retos de la Fundación son claros. Debe transitar de las alertas, seminarios, congresos y conferencias que son por sí mismas importantes para la reflexión, pero de las cuales no se derivan resultados medibles, hasta ahora. Lo que se requiere, por supuesto, no es dejar de organizar estos foros, sino formular propuestas de reforma institucional del marco jurídico, defender casos paradigmáticos de agresión a la libertad de expresión con pericia jurídica y acompañamiento mediático nacional e internacional. Estoy convencido de que la Fundación viene a llenar un vacío en la lucha que México libra por el respeto a la libertad, al combate a la corrupción y a dar una lucha puntual contra la impunidad que lastima a la sociedad mexicana. Por último y no es menor, es que esta Fundación se ha mantenido con vida gracias a las aportaciones económicas de las empresas de Prida que lo mismo ha patrocinado becas, ediciones, casos y propuestas legales que seminarios y foros en México y distintos países de América Latina. Se trata de la excepción a la regla. Hasta el día de hoy no existe (o no conozco por lo menos) empresa informativa o empresario que haga donativos para la defensa de la libertad de expresión con responsabilidad social. Este es el primer caso en América Latina, ojalá no sea el único.

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