MARÍA DEL CARMEN ALANÍS
Hace cuatro días cerró el plazo para que los ciudadanos recogieran su Credencial para Votar y, con ello, quedar inscritos en la Lista Nominal que se utilizará durante la jornada electoral del 1 de julio. En las próximas semanas, los partidos y ciudadanos estarán verificando que en los registros no haya inclusiones o exclusiones indebidas.
El padrón electoral y el listado nominal son instrumentos de una enorme trascendencia, pues protegen principios fundamentales como la universalidad y la igualdad del voto. No es exagerada la Organización de Estados Americanos cuando afirma que son la base para hacer efectivo el derecho de los ciudadanos a ser electores y contribuyen a asegurar la integridad del sufragio.*
De ahí que México ponga tanto cuidado en su mantenimiento. Sobre este eje robusto descansa buena parte de los procesos de la administración electoral.
Por ello, conviene aprovechar la coyuntura para revisar las cifras, a efecto de ir construyendo algunas lecturas que permitan entender el proceso electoral federal en curso.
Uno. La Lista Nominal mexicana, con 79.5 millones de registros, es una de las diez más grandes del mundo. El mapa lo encabezan países como India, Estados Unidos, Indonesia, Brasil y Rusia, todos ellos con más de 100 millones de electores registrados para votar.
Dos. El padrón y la lista nominal crecieron a velocidades inimaginables, como consecuencia del incremento poblacional y de mejores técnicas registrales. De 1991 a la fecha, la cantidad de ciudadanos registrados duplicó su tamaño, no obstante que la población mexicana creció sólo 38%.
Tres. La mitad del listado nominal se concentra en siete entidades: Estado de México, Distrito Federal, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato y Nuevo León.
Cuatro. Las entidades que tendrán comicios locales este año agrupan a 57% de los electores registrados.
Cinco. La Lista Nominal tiene 3.6% más mujeres que hombres. Ello genera un pronóstico favorable en cuanto a participación, pues el Estudio de Participación Ciudadana 2009 del IFE concluye que éstas tuvieron una probabilidad mayor de ir a las urnas.
Seis. Casi cuatro millones de jóvenes votarán por primera vez en una elección federal. El dato es prometedor, pues el Estudio de Participación Ciudadana demuestra que este grupo de 18 y 19 años de edad tiene una mayor propensión a acudir a las urnas que el resto de los jóvenes.
Siete. Las rápidas tendencias demográficas en México han distorsionado la homogeneidad en la representación en el Congreso. Existen distritos (1 de Quintana Roo y 2 de Nuevo León), cuya cantidad de votantes en la Lista Nominal duplica la de los distritos más chicos (1 de Baja California Sur y 2 de Oaxaca).
Ocho. Los 28 distritos con más de 40% de población indígena que detectó el IFE mantienen su característica. No obstante, subsisten retos de representatividad de ese grupo poblacional, pues casi 4.5 millones de personas viven en hogares indígenas que se localizan en los 272 distritos restantes.
Nueve. Subsiste como pendiente el fortalecimiento del marco regulatorio sobre el voto migrante. Mientras en territorio nacional el listado nominal logra captar a casi todos los mayores de 18 años, en el extranjero la posibilidad de quedar inscrito en la Lista Nominal correspondiente es todavía marginal.
Diez. En promedio, 700 ciudadanos acuden cada año al Tribunal para impugnar actos relacionados con su registro electoral.
La Lista Nominal es un reflejo del potencial ciudadano de una elección, pues esboza el tamaño y características de la comunidad política llamada a las urnas. El turno ahora está en los ciudadanos, cuya participación el 1 de julio puede dotar de fuerza el mandato que se emita. ¡Que sea esa fuerza cívica y no la apatía la que conduzca el futuro de la nación!
*Manual para las Misiones de Observación Electoral de la OEA
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