MARÍA AMPARO CASAR
En la geometría política nacional no hay quien dispute que el PRD se encuentra en la izquierda, el PRI en el centro y el PAN en la derecha. Pero de vez en cuando vale la pena cuestionar lo que se tiene como verdades establecidas. Así se puede tener una mejor idea de quién es quién.
Eso es precisamente lo que han hecho Ulises Beltrán y Alejandro Cruz de BGC (Excélsior, 9/4/12). Han construido un índice a partir de las percepciones de una encuesta entre los simpatizantes de los distintos partidos. Algunos resultados son sorprendentes.
En realidad el eje izquierda/derecha se ha desdibujado, en México y en el mundo. Hoy en día se habla mucho más del espectro liberal/conservador aunque tiende a haber -al menos en el imaginario público- una especie de identificación entre la izquierda y lo liberal y la derecha y lo conservador. En todo caso, la percepción que se tiene es que los primeros -izquierda y liberales- estarían no sólo identificados sino comprometidos con temas como el de la interrupción del embarazo, el respeto a las preferencias sexuales diferentes y los matrimonios entre el mismo sexo, el laicismo y la tolerancia religiosa. La derecha por su parte estaría más asociada a valores tradicionales, opuestos a los recién mencionados. En el eje económico se esperaría de la izquierda, entre otras cosas más intervencionismo estatal, más impuestos y más gasto redistributivo.
A partir de cuatro preguntas en lo que Beltrán y Cruz llaman "la dimensión moral" sitúan a los simpatizantes de cada partido y resulta que los priistas están más a la derecha que los panistas. Las preguntas versan sobre el aborto, la adopción de hijos por parejas homosexuales, la eutanasia y el tipo de matrimonios aceptables. Resulta que mientras los simpatizantes del PRD y del PAN están colocados en el lugar 4.1 de una escala del 1 al 10 (donde 1 es lo más liberal y 10 lo más conservador), los priistas se encuentran en el lugar 6.5. ¡Mucho más conservadores! Los panistas resultaron más tolerantes que los priistas a los matrimonios distintos al constituido por un hombre y una mujer; más tolerantes hacia la eutanasia; menos adversos a la adopción por parte de homosexuales y a la interrupción del embarazo.
Lo mismo hacen en la dimensión económica. Esta vez con los temas sobre la participación privada en la producción eléctrica, el equilibrio fiscal, el control de la inflación versus el del desempleo y la progresividad de los impuestos. En este caso la distancia entre los simpatizantes de los tres partidos es mayor (perredistas 2.4, priistas 5.9 y panistas 7.3) siendo mayor la cercanía entre los dos últimos.
Sería interesante que BGC hiciese el mismo ejercicio pero con las cúpulas de los partidos o con los candidatos a diputados y senadores que son quienes al final definirán las políticas públicas en cada uno de estos temas.
Mientras lo hacen, y si lo hacen, hay ejemplos de lo que ha ocurrido con los representantes de esos partidos. Su comportamiento y discursos confirman algunos de los resultados que presenta el ejercicio de BGC.
Por ejemplo, Ebrard (aunque no AMLO cuando fue jefe de Gobierno) se comprometió activamente con temas identificados con la opción de izquierda como los matrimonios gay, la eutanasia o la interrupción del embarazo. Contrario a lo que se pensaba, Fox no sólo aprobó sino que impulsó una campaña a favor de la píldora del día siguiente. En cambio el PRI, mayoritario en 17 congresos locales en donde se aprobó la prohibición y en algunos casos también la criminalización del aborto, votó a favor de esta opción. De la misma manera, Fox impidió que el concepto de libertad religiosa se colara en la ley y un diputado priista en esta legislatura envió y logró el apoyo para modificar el artículo 24 constitucional dando entrada a ese concepto que, algunos temen, sea la antesala para que las iglesias posean medios de comunicación.
En materia de ofertas económicas, sorprende por ejemplo que PRI y PAN estén por una reforma fiscal -una posición más identificada del lado izquierdo del espectro- mientras que el candidato del PRD afirme que no elevará los impuestos (aunque solo fuese a los que más ganan) y esté a favor del subsidio a las gasolinas ("terminaré con los gasolinazos") aunque beneficie más a los ricos.
En todo caso, valdría la pena reflexionar sobre dos cosas. Primero, ¿le hará caso a su electorado el partido que resulte triunfador en 2012? Y, segundo, si como indican todas las encuestas, el PRI fuera el ganador, ¿habría un gobierno de centro o más bien uno conservador?
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