LEONARDO VALDÉS ZURITA
La universalización del sufragio es una característica indispensable de cualquier democracia. Por ello, garantizar el derecho constitucional al voto es una de las más importantes responsabilidades del Instituto Federal Electoral (IFE). En un país como México, con 85 millones de ciudadanos inscritos en el padrón electoral, la universalización del voto es un reto que reclama compromiso, creatividad y constancia. Más aun si se considera que en 2007 uno de cada cuatro mexicanos inscritos en el padrón electoral contaba con una credencial que no podría ser utilizada el domingo 1 de julio de 2012.
Ante el reto que implicaba la desactualización del padrón electoral, los representantes de los partidos políticos ante la Comisión Nacional de Vigilancia (CNV) impulsaron un programa especial para la renovación de la credencial con terminación 03.
El Consejo General respaldó la iniciativa y las fracciones parlamentarias, sensibles a dicha problemática, incluyeron en 2007-2008 modificaciones al Cofipe que contribuyen a mantener permanentemente actualizado el padrón y a depurar las bases de datos correspondientes.
Dichas reformas incluyen disposiciones que coadyuvan a una actitud más comprometida de los ciudadanos con sus instrumentos electorales y establecen medidas para que la credencial sea más segura. Así, a partir de la reforma electoral de 2007-2008, la actualización del padrón electoral y la credencial para votar no sólo es una responsabilidad de la autoridad electoral y de los partidos políticos, sino un compromiso compartido con la ciudadanía.
El que la credencial pierda su vigencia como medio de identificación oficial estimula el interés por su renovación. Si bien la medida fue radical, se consideró que sería más drástico que estos ciudadanos no estuvieran en la lista nominal y no pudieran participar en el proceso electoral en marcha. De este modo, de los 21.2 millones de credenciales 03 que se tenían cuando inició el programa de renovación, en agosto de 2007, para marzo de 2012 únicamente quedaban 4.7 millones; esto es, ocho de cada 10 ciudadanos en esa situación acudieron a renovar sus datos.
La trascendencia de este intenso trabajo de renovación de credenciales permitió que de los 79.6 millones de ciudadanos que integran las listas nominales de electores 87.7% cuente con credenciales emitidas a partir de 2006. Estas credenciales cuentan con datos de identificación multibiométricos, microtexto y Clave Única del Registro de
Población (CURP), entre otros mecanismos de seguridad. Tales innovaciones contribuyen decididamente a la confiabilidad de las listas nominales.
La renovación de credenciales ha tenido, asimismo, un efecto significativo en las observaciones de los partidos en torno al padrón. Por cada observación en 2012 se presentaron tres en 2006. Sin lugar a dudas, haber logrado tan amplia renovación de los registros 03 es un hecho trascendente para las autoridades electorales y para quienes creemos en la universalización del sufragio como signo distintivo de la democracia.
Los cambios institucionales propiciados en 2007-2008, así como las decisiones tomadas por el IFE, avanzan en ese sentido y abonan al cumplimiento de uno de los principios centrales de las democracias modernas, la igualdad del voto bajo la premisa “un ciudadano, un voto”.
La aplicación de las disposiciones legales logrará, periódicamente, actualizaciones masivas de los registros de aquellos ciudadanos que fallecieron o cambiaron de domicilio y no lo reportaron al IFE. Para contribuir a estos principios democráticos es necesario que ciudadanos, partidos políticos e instituciones hagan lo que les corresponde. Por ello, la actualización del padrón electoral ha sido un gran reto para el proceso electoral federal 2011-2012.
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