MIGUEL CARBONELL
Hace unos días un grupo plural de ciudadanos publicó un desplegado dirigido a los candidatos a la Presidencia de la República. Ejercicios de este tipo suelen ser frecuentes durante las campañas electorales y la mayoría terminan por no servir de nada.
Sin embargo, el desplegado que firmaron, entre otros, Héctor Aguilar Camín, Pedro Aspe, Juan Ramón de la Fuente, Carlos Elizondo, Gael García Bernal, Mario Molina, Alfonso Romo y Joaquín Vargas tiene la enorme virtud de hacer las preguntas pertinentes, casi definitorias de que podrían ser las decisiones más relevantes del próximo sexenio.
Selecciono algunos de los puntos principales, refraseándolos con cierta libertad; estos son los temas a los que deberían de responder de forma concreta los candidatos a la presidencia:
1) ¿Mantendría al Ejército realizando tareas de seguridad pública?
2) ¿Nombraría a un civil al frente de las Fuerzas Armadas?
3) ¿Estaría de acuerdo con la autonomía constitucional de la Procuraduría General de la República a través de un nombramiento de su titular por un periodo fijo y sin que el presidente pudiera removerlo?
4) ¿Estaría de acuerdo en transparentar todos los recursos que se le entregan a los sindicatos y a todos los particulares?
5) ¿Le daría una computadora con conexión a internet de banda ancha a cada niño mexicano?, ¿cuánto costaría y de dónde saldrían los recursos para ese efecto?
6) México necesita generar un millón de nuevos empleos al año: ¿qué medida concreta emprendería para lograrlo?, ¿con qué proyecto de reforma laboral está de acuerdo de entre los que se han presentado ante el Congreso de la Unión?
7) ¿Estaría de acuerdo en eliminar exenciones impositivas y subsidios a la gasolina y la electricidad a fin de fortalecer la hacienda pública y así poder disponer de más recursos para educación, salud y combate a la pobreza? Agrego yo, aunque no está en el desplegado: ¿está de acuerdo con imponer una tasa de IVA a alimentos y medicinas?, ¿hay algún impuesto que subiría y alguno que quitaría?
8) ¿Qué modelo de seguridad social implementaría en caso de llegar a la presidencia?, ¿seguiría con el Seguro Popular o buscaría consolidar un único sistema, compartido por trabajadores del sector público y del sector privado?
9) ¿Está de acuerdo con la entrada de inversión privada en Pemex y CFE?, ¿sería favorable a un esquema de bursatilización para que ambas empresas cotizaran en la Bolsa Mexicana y otras plazas bursátiles internacionales?
10) ¿Qué medidas concretas tomaría para transformar a los sindicatos mexicanos?, ¿promovería la supresión de la cláusula de exclusión y de la toma de nota que en los hechos funciona como una especie de visto bueno gubernamental a los sindicatos?
11) ¿Está de acuerdo con: a) la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras semanas de la gestación; b) la píldora del día siguiente; c) el matrimonio entre personas del mismo sexo; d) la posibilidad de disponer de la propia vida a través de un testamento vital?
12) ¿Qué medidas concretas de reforma al sistema político promovería? ¿Está de acuerdo con: a) las candidaturas independientes; b) la reelección de legisladores y presidentes municipales; c) el referéndum y el plebiscito; d) el presupuesto participativo; e) el sistema parlamentario?
A partir de las preguntas apuntadas puede casi configurarse un programa de gobierno. Desde luego que faltan muchas cosas. Pero a partir de los cuestionamientos anteriores uno puede tener una muy buena representación del pensamiento de cada uno de los candidatos y una imagen más o menos fidedigna de lo que podría ser su gobierno en caso de que ganen las elecciones.
Los firmantes del desplegado les piden a los candidatos que respondan las preguntas por escrito y que se reúnan con ellos en un foro público (quizá dentro de una universidad), para discutir sobre las propias preguntas y sobre las respuestas ofrecidas.
Además de que se trata de preguntas pertinentes sobre temas del máximo interés, lo importante del desplegado es que puede servir para darle sustancia a unas campañas que todo indica que serán superficiales como pocas. Los ciudadanos no debemos dejar que todo se vaya en efímeros spots que privilegian la imagen por encima de las ideas y la brevedad del eslogan por encima del debate. La calidad de las campañas también depende de la ciudadanía y del nivel de exigencia que sepa dirigir a los candidatos. Por eso es que ese desplegado debe ser aplaudido y difundido lo más posible.
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