martes, 10 de abril de 2012

CALABAZAS Y CARRETERA

JORGE ALCOCER VILLANUEVA

Para todo fin práctico, ayer reanudaron las campañas electorales. No fue así con los spots en TV y radio, de candidatos presidenciales y partidos, que desde el viernes 30 de marzo aparecen, en cada canal y estación, a razón de 82 diarios, de las 6 a las 24 horas.
Que tengamos que ver o escuchar 12 spots a lo largo de 6 minutos continuos no es mandato de ley, sino artilugio de las empresas de TV y radio, al amparo de una sentencia emitida en 2009 por el TEPJF, que validó la legalidad de lo que se conoce como el trenecito. Así no era, pero así es.
Las campañas presidenciales están en curso, también las de diputados y senadores, aunque de ellas poco sabemos, por la irremediable centralidad que otorgamos a quienes aspiran a ser el próximo inquilino de Los Pinos.
Han transcurrido 15 años desde que tenemos un Congreso sin mayoría absoluta de un partido; tres lustros en que diputados y senadores han ocupado el espacio del debate público sobre leyes y reformas. Pero, a casi nadie importa saber quiénes podrían ser los ocupantes de curules y escaños en los tres y seis años siguientes.
Puede ser que, por el número de candidatos, sea imposible retener tantos nombres y conocer tan diversas trayectorias; para un distrito electoral el reto es conocer 4 o 5 nombres de candidatos. Y además, para cada estado hay que saber los nombres de entre 8 a 14 candidatos a senadores. Por si fuera poco, los ciudadanos de 14 estados, y además en el DF, veremos en competencia simultánea a candidatos a gobernador (en 6 casos), a presidentes municipales, a diputados locales, y en el DF a jefe de Gobierno y a jefes delegacionales.
Pedirle a un ciudadano que identifique a quienes aspiran a gobernarlo o a representarlo es tarea de casi imposible cumplimiento. A lo más, los ciudadanos recuerdan los nombres de los candidatos presidenciales.
En esta elección, como fue antes, las calabazas se acomodarán en la carreta atendiendo las preferencias ciudadanas por los candidatos presidenciales, son ellos y ella los articuladores de la decisión de voto; así lo confirman las encuestas que dan cuenta del llamado "voto duro" de cada partido/coalición y también del segmento, aún considerable, de electores todavía indecisos, de los cuales dependerá, en buena medida, el resultado final de esta contienda, tanto para la elección presidencial como para la integración de la próxima legislatura del Congreso de la Unión.
Conforme a la evidencia, en elecciones múltiples, como la actual, alrededor del 80 por ciento de los electores votan de manera uniforme; es decir, por el mismo partido en todas las boletas. La excepción, el voto diferenciado, es más notoria en las zonas metropolitanas y en los segmentos de electores de mayor nivel educativo.
Otra excepción a la regla del voto uniforme se explica por causas locales, por ejemplo la elección de gobernador o de presidentes municipales (para el DF, jefe de Gobierno y jefes delegacionales); en esos casos, las motivaciones y decisiones del segmento volátil del electorado pueden resultar definitorios para la elección específica. De igual forma, es posible que para grupos de electores encuadrados en estructuras corporativas (por ejemplo, el gremio magisterial) tengan influencia estrategias de voto diferenciado, planeadas desde las cúpulas partidistas, como ocurrió en 2006 con el Partido Nueva Alianza.
En suma, estamos ante la inédita experiencia de una elección federal total (Presidente y Congreso) a la que se suman 15 elecciones locales, con sus propias dinámicas, humores y preferencias ciudadanas. La estrategia de los tres principales competidores parece orientada a provocar un efecto de arrastre a partir del posicionamiento que alcancen sus respectivos candidatos presidenciales, así lo muestra el contenido de los mensajes en TV y radio que hasta hoy hemos conocido.
Sin embargo, de confirmarse la tendencia hacia una competencia entre dos, es previsible que en algunos estados, y en el Distrito Federal, los candidatos a cargos locales del partido que se ubique en tercera posición nacional, tiendan a diferenciar su discurso y propuestas respecto de su candidato presidencial, para evitar el efecto de encadenamiento de voto.
Recordemos que en el mundo global, la política es local.

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