LULA, EL HOMBRE DEL AÑO

HERMILIO LÓPEZ-BASSOLS

En estas fechas, prestigiadas revistas del mundo analizan los hechos más sobresalientes del año, que les conduce a seleccionar al "Hombre del año". En esta ocasión, desde la perspectiva latinoamericana, parece que no hay duda de que es Luis Inacio Lula da Silva. Bien dice el presidente español que a él "no le extraña nada que este hombre asombre al mundo". Pero ¿cuáles son los atributos que lo convierten en el líder indudable de América Latina? Sin duda, su enorme capacidad política tanto en la agenda global, en la regional y en la interna, que ha permitido ubicar al Brasil en un lugar privilegiado en la escena internacional.Lula es hijo de campesinos analfabetos, nacido en el Estado de Pernambuco, dejó la escuela para emplearse en una planta metalúrgica y luego se afilió a un sindicato bajo la conducción política de Bernardo Do Campo y Diadema. Muy activo en el Partido Laborista (PT), buscó la presidencia y la logró en la cuarta ocasión y en vez de borrar los esfuerzos de su predecesor, Fernando Henrique Cardoso, continuó su senda en el ámbito económico, pero dando un mayor énfasis a la erradicación de la pobreza y al alivio de la inequidad en su país. Cercano a concluir su mandado sin reelección, el número de los muy pobres ha disminuido a la mitad y hoy es mayoría la clase media. Asimismo, expandió la producción agrícola hasta ser hoy el segundo exportador de alimentos en el mundo y, a la vez, redujo por mitad la deforestación de la Amazonia. Con respecto a los energéticos, tiene la certeza de haber encontrado un espléndido manto de petróleo en los mares profundos y, a la vez, desarrolla la producción de etanol y biodiesel, y es de los primeros países en el mundo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. De allí que hoy mismo en Copenhague sea el interlocutor latinoamericano más importante en la negociación del documento que sustituya al Protocolo de Kyoto.Brasil ha dado muestras, con Lula, de que no es posible negociar una nueva agenda global si se excluye a las grandes economías emergentes, en el BRIC, con Rusia, India y China. Brasil ocupa un lugar destacado también en la búsqueda de la conclusión de la Ronda de Doha, a través de la eliminación de todas las barreras en el comercio internacional. Brasil es, sin duda, el pivote de la Unión de Naciones Sudamericanas, grupo de 12 países que buscan la integración del subcontinente por la vía de la defensa de sus propios intereses, estableciendo su distancia con Estados Unidos y abriendo un margen de colaboración profunda con la Unión Europea. Brasil hoy tiene embajadas en más de la mitad de los países del África y mantiene vínculos muy estrechos con India y Sudáfrica, logrando ya que su comercio sea mayoritariamente con los países en desarrollo. Brasil es el único país de la región que le ha plantado cara a los Estados Unidos por su despliegue de armamento en bases militares colombianas.Brasil y Lula cuentan con dos hombres muy talentosos en su diplomacia: el canciller Celso Amorim, con una amplia experiencia en comercio internacional, y el gurú del Partido Laborista y su asesor para asuntos internacionales, Marco Aurelio García. Brasil se ha convertido también en el gestor del entendimiento de varios países sudamericanos, y su diplomacia se extiende en los espacios que ha ido abandonando la alicaída diplomacia mexicana: Centroamérica.Asimismo, este simpático personaje, honesto, íntegro y voluntarioso, maneja una visión contemporánea del socialismo democrático, que bien deben conocer nuestros líderes de izquierda.Brasil, en unos días en el Consejo de Seguridad de la ONU, será una ficha insustituible en el tablero político mundial por excelencia. Bien dice Sanguinetti que el mundo entero considera a Brasil el referente latinoamericano por excelencia, y en ello el aporte presidencial ha sido decisivo. Mas no todo en la gestión de Lula se ha logrado, especialmente en el nivel de desigualdad social y de zonas de marginación, como me lo comentaba el embajador González Galvez, quien visitó recientemente ese país.Pues bien, este icono nacional, como se ha dicho, cualquiera que sea su futuro, ya se ha hecho un lugar prominente en la historia contemporánea.En la próxima colaboración me referiré al absurdo del Premio Nobel de la Paz y su concepto de la guerra justa.