Rozando actualmente la cifra de las 30 mil ejecuciones, este sexenio quedará, irremediablemente, marcado por la crisis humanitaria que lleva aparejada estas cifras. El actual gobierno deberá comparecer frente a la historia por los catastróficos resultados en sus costosísimas incursiones contra el crimen organizado. No sólo no se terminó o debilitó al crimen organizado, sino que se ha transmutado en nuevos fenómenos, si nos atenemos a interpretaciones en la cúpula política y académica en Estados Unidos que hablan ahora, incluso, de insurgencia criminal. El tiempo, inexorable, ha iniciado su cuenta regresiva y Felipe Calderón es el primero en saberlo. Son muchos los ángulos que deberán ser analizados de lo ocurrido en esta administración. Muchas las cuentas que deberán ser entregadas.
En materia de inseguridad es un imperativo ya tener una radiografía sobre el tipo y gravedad de las decisiones gubernamentales y la eficacia o ineficacia en su instrumentación. Deberá saberse, por ejemplo, de qué manera se ha enfrentado un tema central como el contrabando masivo de armas al territorio nacional en los últimos años. Decenas de miles de muertes se han producido con las armas que vienen del norte. Enorme responsabilidad tiene el país vecino que comercia armas en un mercado amplio, permisivo y legal. Mantiene, junto con México, una frontera porosa que permite que el contrabando suceda. El fenómeno se da porque ambas partes lo permiten.
Esta semana tuvimos un atisbo de por qué el contrabando de armas mantiene el vigor de los últimos años. México y Estados Unidos firmaron dos convenios: uno para rastrear operaciones de lavado de dinero y el otro para evitar el tráfico de armas a nuestro país. Sobre esto último se habló -como si fuera una novedad y un hecho histórico- de la instrumentación de un sistema de rastreo llamado "E-Trace" que sirve para identificar la manufactura, importación, venta y propiedad de las armas desde Estados Unidos. Quienes lo usan ingresan los datos básicos de un arma: el fabricante, el modelo y el número de serie. De regreso, en el sistema, reciben datos de inteligencia sobre cuándo y cómo fue construida. Sobre dónde, cuándo y a quién fue vendida el arma en Estados Unidos. El "E-Trace" se aplica en por lo menos 30 países y es el corazón en las tareas para el combate al tráfico de armas.
En la firma de los convenios por la parte mexicana, el procurador Chávez Chávez, dijo: "Sabemos que el propósito del gobierno estadounidense es evitar el tráfico de armas a nuestro país. Por ello México sabrá aprovechar los instrumentos tecnológicos que a partir de ahora tendrá a su disposición...". ¿A partir de ahora, dijo? El "E-Trace" fue anunciado en México hace casi ¡tres años! y es la fecha en que no puede aprovecharse su potencial. Hace algunas semanas se dio a conocer un informe preliminar en Estados Unidos que describe la forma en que ha sido subutilizado este importante instrumento tecnológico. No es fácil identificar las responsabilidades de cada país, pero sin duda ambos las tienen. Pasaron dos años para traducirlo al español. Fue entregado hace casi un año. Sólo 12 agentes mexicanos han sido entrenados.
William Booth, de The Washington Post, publicó ayer que los esfuerzos por frenar el contrabando de armas a México han sido frustrados "por trabas burocráticas, falta de entrenamiento y la tardanza en la entrega de un programa de computación a México" (el "E-Trace"). Pone como ejemplo que: "El gobierno de Estados Unidos proveyó de computadoras gratis a los agentes de la Procuraduría, pero los mismos funcionarios del Buró que trabajan en la Ciudad de México tuvieron que ingresar ellos mismos la información... dijeron que los mexicanos sólo utilizan la herramienta esporádicamente y cuando lo hacen ingresan la información incompleta, lo que hace imposible rastrear las armas".
De este lado se podrá alegar que el software, la capacitación y las especificaciones de implementación corren a cargo de los norteamericanos. Las armas, mientras tanto, siguen llegando. En marzo de 2009, el gobierno federal informó que se habían incautado 34 mil armas ilegales en México durante el actual sexenio.
La procedencia y el origen no quedan suficientemente identificados. La tardanza y la ineficacia, de un lado y otro de la frontera, resultan inaceptables ante tal estela de muerte.
En materia de inseguridad es un imperativo ya tener una radiografía sobre el tipo y gravedad de las decisiones gubernamentales y la eficacia o ineficacia en su instrumentación. Deberá saberse, por ejemplo, de qué manera se ha enfrentado un tema central como el contrabando masivo de armas al territorio nacional en los últimos años. Decenas de miles de muertes se han producido con las armas que vienen del norte. Enorme responsabilidad tiene el país vecino que comercia armas en un mercado amplio, permisivo y legal. Mantiene, junto con México, una frontera porosa que permite que el contrabando suceda. El fenómeno se da porque ambas partes lo permiten.
Esta semana tuvimos un atisbo de por qué el contrabando de armas mantiene el vigor de los últimos años. México y Estados Unidos firmaron dos convenios: uno para rastrear operaciones de lavado de dinero y el otro para evitar el tráfico de armas a nuestro país. Sobre esto último se habló -como si fuera una novedad y un hecho histórico- de la instrumentación de un sistema de rastreo llamado "E-Trace" que sirve para identificar la manufactura, importación, venta y propiedad de las armas desde Estados Unidos. Quienes lo usan ingresan los datos básicos de un arma: el fabricante, el modelo y el número de serie. De regreso, en el sistema, reciben datos de inteligencia sobre cuándo y cómo fue construida. Sobre dónde, cuándo y a quién fue vendida el arma en Estados Unidos. El "E-Trace" se aplica en por lo menos 30 países y es el corazón en las tareas para el combate al tráfico de armas.
En la firma de los convenios por la parte mexicana, el procurador Chávez Chávez, dijo: "Sabemos que el propósito del gobierno estadounidense es evitar el tráfico de armas a nuestro país. Por ello México sabrá aprovechar los instrumentos tecnológicos que a partir de ahora tendrá a su disposición...". ¿A partir de ahora, dijo? El "E-Trace" fue anunciado en México hace casi ¡tres años! y es la fecha en que no puede aprovecharse su potencial. Hace algunas semanas se dio a conocer un informe preliminar en Estados Unidos que describe la forma en que ha sido subutilizado este importante instrumento tecnológico. No es fácil identificar las responsabilidades de cada país, pero sin duda ambos las tienen. Pasaron dos años para traducirlo al español. Fue entregado hace casi un año. Sólo 12 agentes mexicanos han sido entrenados.
William Booth, de The Washington Post, publicó ayer que los esfuerzos por frenar el contrabando de armas a México han sido frustrados "por trabas burocráticas, falta de entrenamiento y la tardanza en la entrega de un programa de computación a México" (el "E-Trace"). Pone como ejemplo que: "El gobierno de Estados Unidos proveyó de computadoras gratis a los agentes de la Procuraduría, pero los mismos funcionarios del Buró que trabajan en la Ciudad de México tuvieron que ingresar ellos mismos la información... dijeron que los mexicanos sólo utilizan la herramienta esporádicamente y cuando lo hacen ingresan la información incompleta, lo que hace imposible rastrear las armas".
De este lado se podrá alegar que el software, la capacitación y las especificaciones de implementación corren a cargo de los norteamericanos. Las armas, mientras tanto, siguen llegando. En marzo de 2009, el gobierno federal informó que se habían incautado 34 mil armas ilegales en México durante el actual sexenio.
La procedencia y el origen no quedan suficientemente identificados. La tardanza y la ineficacia, de un lado y otro de la frontera, resultan inaceptables ante tal estela de muerte.
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