sábado, 9 de octubre de 2010

LA POLÍTICA EXTERIOR BRASILEÑO (I-II)

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

Nos parece oportuno en este momento crítico para la política exterior de México destacar algunas de las líneas de acción que han permitido a Brasil convertirse, no sólo en una de las diez economías más importantes del mundo, sino en un actor internacional de alto relieve (que fue el sueño ingenuo del residente de Los Pinos). Es Brasil, con Rusia, India y China, parte del grupo de mercados emergentes (BRIC) que tienen un gran potencial económico en un futuro no muy lejano. Exporta alimentos, materias primas, tiene infraestructura de alto nivel, es alta su inversión en el extranjero y es autosuficiente en el plano energético. Baste decir que cuando ofrece bonos de inversión en el exterior logra un enorme éxito como sucedió con Petrobras.
¿A qué atribuir el liderazgo brasileño ahora en el subcontinente y su destacado lugar en el concierto internacional? Sin duda a la gestión que en su momento realizó Fernando Enrique Cardoso y luego a Luiz Inácio Lula da Silva. Brasil cuenta con el mejor servicio exterior del continente, donde a las capacidades diplomáticas se incluye una excelente formación económica como lo demuestra el ahora canciller Celso Luis Nunes Amorim. La extensión geográfica que cubre buena parte de Sudamérica con fronteras con todo los países, salvo con Ecuador y Chile, le ha permitido, después de la conquista territorial, mantener relaciones cordiales hasta convertirse, de hecho, en árbitro de la región. Confirmo esta afirmación con el relevante papel de Itamaraty en la solución "desde fuera" del presunto golpe de Estado que amenazó por varias horas al presidente Correa de Ecuador. Por primera vez, UNASUR convocó a una reunión extraordinaria que garantizó el mantenimiento de los poderes constitucionales de Ecuador. Otro atributo de importancia es la disposición del Gobierno para utilizar a su reducido Ejército en misiones de paz de la ONU, y el haber renunciado a las armas nucleares conforme el Tratado de Tlatelolco y otros tratados. Brasil ha sido el país latinoamericano que más veces ha estado en el Consejo de Seguridad y es el único que tiene posibilidades reales en América Latina para ser miembro permanente. La visión de su Gobierno le ha permitido ensanchar sus relaciones con numerosos países de África, especialmente los de habla portuguesa y las potencias de la región como Argelia, Nigeria y Sudáfrica. Lula ha aprovechado su actual puesto en el Consejo de Seguridad para el fungir con Turquía como mediador ante el programa nuclear iraní. Es un país que no le aguarda ninguna invasión ni tiene ningún conflicto armado, lo que le genera una tranquilidad económica para la inversión. Lula no distingue colores políticos entre sus amigos y bien conversa en Venezuela como en Argentina, en Cuba como en Chile, con la Unión Europea y con el APEC, al que no pertenece Brasil.
Pero donde se observa una absoluta preeminencia en su acción internacional es precisamente en Sudamérica. Fue Lula quien presidió la creación oficial de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) con un proyecto de una integración que alcanzará el ámbito económico, político y de defensa. Así han disminuido tensiones entre Venezuela y Colombia y también se ha procurado la tranquilidad en Bolivia, con la que le liga un intenso comercio y una amplia frontera. No es arriesgado decir que aún cuando se trata de comunidades diferentes en composición, Mercosur y la Comunidad Andina se han estado rezagando. En el conflicto entre Bolivia y Chile, por la mediterraneidad de la primera, Lula ha sido cauteloso; asimismo, lo ha sido con los arrebatos emocionales en la República Bolivariana de Venezuela. Hoy en día el éxito brasileño se extiende hasta Centroamérica y El Salvador es un buen ejemplo.
Estos comentarios coinciden con algunos think tank de los Estados Unidos, como el Inter-American Dialogue de Washington.
Por otra parte, en el ejercicio de mi derecho constitucional, coincido plenamente con las palabras pronunciadas por AMLO recientemente en la Ciudad de México: "... en vez de pedir perdón por el desastre actual... sigue optando por la confrontación".

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