jueves, 28 de octubre de 2010

PROPAGANDA Y ENCUESTAS

RAÚL CARRANCA Y RIVAS

El país se hunde, es el cuento de nunca acabar. La reciente masacre de jóvenes en Ciudad Juárez -14 personas muertas y 15 mal heridas- llevada a cabo por individuos de 16 a 21 años de edad pone de relieve la tragedia nacional. Y esto a pocas semanas de la toma de posesión del nuevo gobernador de Chihuahua quien pide el auxilio del gobierno federal. Es un reto enorme, otro más, que no se puede tapar con el dedo del discurso oficial. Sólo un necio creería que está dando resultados la política del gobierno en materia de lucha contra la delincuencia y el narcotráfico. Lo único que se dice desde "allá arriba" es que no hay otro camino, que no se cejará en el empeño de acabar con aquél mal y que aunque ello cueste muchas vidas se vencerá finalmente. Es un camino equivocado que se impondrá o heredará a los futuros gobernantes del país, si es que lo aceptan. Es una pésima estrategia sostenida por la necedad y la inercia política.Ahora bien, ya estamos en tiempos preelectorales, no importa que en pleno desastre. Pero lo terrible es que los precandidatos o sus simpatizantes, apoyados por ciertos medios de comunicación, en vez de actuar con la prudencia y seriedad que ameritan las circunstancias lo hacen movidos por una especie de interés canibalesco. Me explico. Cada quien busca lo que le conviene en el tablero de un ajedrez caótico. Lo inteligente y patriótico sería comparar propuestas, planes y proyectos, o sea, de un lado la política del gobierno y del otro la de los aspirantes a sucederlo. En otros términos, que la opinión pública, los ciudadanos, los gobernados, nos fuéramos enterando poco a poco de los que piensan los candidatos y sus respectivos partidos. Pero no sucede así y lo que leemos a diario en los periódicos, lo que oímos en la radio y vemos en la televisión es lo contrario, es decir, una serie de marcajes igual que en el deporte, de supuestas preferencias, de encuestas -averiguaciones, pesquisas- que en rigor no son muestras representativas de los estados de opinión. ¿Qué son, entonces? Propaganda simulada, indirecta, a favor o en contra de una determinada persona o de un partido. Y esto junto a la incredulidad generalizada en el gobierno, salvo en los cuadros oficiales, con una crisis que es un verdadero torbellino de violencia y fuego. He dicho propaganda simulada. No la deberíamos tolerar. Algunos medios "maquillan" a sus personajes preferidos. Es que son sus candidatos o precandidatos. Nos enteramos de lo que hicieron, de a dónde van, de dónde vienen. Pero nunca aparece lo que piensan, lo que proponen. Conocemos sus ideas a través de versiones tendenciosas que anuncian solemnemente comentaristas tan "maquillados" como ellos. Palabras a la mitad, ideas a la mitad, conceptos a la mitad, que nos llegan de apenas susurros de esos elegidos de los grandes consorcios que dominan la comunicación. ¿Y qué hacen las encuestas? Manipular, influir tendenciosamente. Sólo un ciego no lo ve. ¿Y qué hace al respecto el IFE (Instituto Federal Electoral)? La fracción V del artículo 41 de la Constitución prescribe que: "La organización de las elecciones federales es una función estatal que se realiza a través" de ese Instituto. Y añade: "En el ejercicio de esta función estatal, la certeza, legalidad independencia, imparcialidad y objetividad serán principios rectores". Y no creo que sea de pensar mucho el saber que las elecciones, en una fase previa, comienzan desde que aparecen los precandidatos. Además, con una elemental idea que se tenga de los llamados mensajes subliminales, y por supuesto de la psicología, se verá con claridad meridiana que por debajo del umbral de la conciencia colectiva va apareciendo lo que las encuestas quieren, o sea, la preferencia hacia un determinado precanditato o puntero.Y en el ínter el país trepida. A diario, cotidianamente, las noticias de sangre nos hunden en el asombro, el miedo y la inconformidad con la política que se maneja. Se informa que el subsecretario de Estado de los Estados Unidos, James Steinberg, visitará la semana entrante México y Colombia, en gira oficial, "para reforzar el trabajo conjunto por la democracia, seguridad y prosperidad en la región". Steinberg tratará asuntos relacionados con la lucha antidrogas, el Estado de Derecho, los derechos humanos y la reforma judicial. Me pregunto si leerá, estudiará y analizará los fundamentos del gobierno para esa reforma, que es a su vez la reforma constitucional de 2008 en materia de justicia penal y seguridad pública. Ojalá la lea y tenga igualmente una idea del Derecho, o la tengan sus asesores, para que se enteren de las barbaridades que hay en ella. ¿Pero qué señal percibimos en el fondo de la visita del subsecretario de Estado, brazo derecho de Hillary Clinton, una más de alto nivel? México trepida. ¿Lo pueden ellos, los norteamericanos, permitir al borde de su frontera? Trepida la nación en medio de un alboroto político en que abundan los acuerdos y desacuerdos, las posiciones y oposiciones, las alianzas y desalianzas. Evidentemente no les conviene. Tarde o temprano intervendrán, directa o indirectamente, a lo descarado o por un camino subrepticio. El "destino manifiesto", aunque lo nieguen, sigue vigente. Pero lo trágico -no encuentro otra palabra que substituya a ésta- es que gran parte de nuestro proceso preelectoral, dirigido hacia el 2012, es disonante con la crisis política, moral y jurídica de la República. ¿Por qué? Porque los actuales momentos requieren seriedad y sobriedad políticas. El pueblo debe hablar, sin presiones ni manipulaciones odiosas y muy a menudo perversas. Sin conteos ni cuentos. Requiere hablar y no que "lo hagan hablar" por medio de encuestas manejadas aunque, sin conceder, reflejen la verdad de la que se aprovechan las encuestadores para hacerlas crecer e ir creando conciencia. En suma, lo ideal y necesario sería que los medios, impulsados por el IFE, fueran tribuna de exposición de planes, proyectos y programas de gobierno. Las precampañas son parte de las campañas.

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