jueves, 7 de octubre de 2010

EL COLEGIO DE MÉXICO

FERNANDO SERRANO MIGALLÓN

Mañana 8 de octubre, El Colegio de México celebrará su 70 aniversario. Para la historia cultural y educativa de nuestro país resulta un aniversario de júbilo y de reflexión, inteligencia y sensibilidad. Hará ya siete décadas en que, bajo la presidencia de Alfonso Reyes, una institución completamente distinta a lo que hasta entonces se concebía en México como educación superior y como investigación científica, especialmente en lo que se refiere a las humanidades, las ciencias sociales y las políticas; la lingüística, la literatura y las artes, El Colmex nació con la reunión de las mejores inteligencias de su tiempo. Muchos de ellos que volvían al país, desde los exilios revolucionarios, a encontrarse con otros exiliados, éstos, no mexicanos, que se integraban a México y traían, con el polvo de otros caminos, la polinización de otros frutos. La nueva institución no sintió vocación por la educación de masas, segmento que, además, ya estaba siendo cubierto con la Universidad Nacional y el entonces muy joven Instituto Politécnico. El Colegio -como lo llaman afectuosamente propios y no tan propios en una institución donde nadie es extraño-, nace para dar cauce a una pregunta generacional que, en realidad, escondía el núcleo del devenir intelectual de la mexicanidad: ¿qué es lo mexicano?, ¿cómo podemos mirar lo mexicano en el espejo de la universalidad? Esa institución, compuesta por estudiantes y profesores, la mayoría de tiempo completo, dedicados a la vida académica, ha sabido resistirse a la tentación de convertirse en una torre de marfil; ha logrado ubicarse en el reconocimiento público, por su imparcialidad y también debido a la utilidad de sus reflexiones y, especialmente, por la nobleza de su compromiso, ha dado cuerpo y vitalidad al principio, siempre en la pluma de Reyes: "Entre todos, lo sabemos todo". Ha querido El Colegio, a lo largo de los años, convertirse en un centro altamente especializado, de gran calidad académica y de vanguardia en el pensamiento. Con ello ha logrado ser también un depósito de una parte significativa del conocimiento acerca de nosotros mismos y del mundo y, sobre todo, en una autoridad moral y académica que cotidianamente sirve de apoyo para las decisiones más importantes de la vida pública, para informar a la opinión de la gente y cimentar la crítica informada e inteligente indispensable para que el país tenga un futuro. Durante 70 años, El Colmex ha sido un esfuerzo colectivo de superación académica y búsqueda del saber. En su sostenimiento contribuyen tanto fundaciones nacionales y extranjeras como el gobierno federal. Alcanzó el estatuto de autonomía en 1998 y, hoy, es una muestra viva de rigor académico, compromiso intelectual y libertad de pensamiento. Invariablemente, lejos de las arenas de la política venal e interesada, El Colegio sigue una marcha muy cercana a lo que sus fundadores desearon para él: un oasis de reflexión y un espacio de inteligencia que pudiera dar vida al saber, para encontrarnos, con nosotros mismos y con los demás, a través de los ojos de la ciencia, el arte y la cultura. Gracias y felicidades a El Colegio de México.

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