jueves, 6 de mayo de 2010

CONGRESO AL DESNUDO

MANUEL BARTLETT DÍAZ

Cerró el Congreso, diputados y senadores se van al receso, regresan en septiembre, habrán agotado casi la mitad de su mandato. Voces de la sociedad al cierre, descalificaron el desempeño del Legislativo. No produce “lo que México requiere”. El problema empieza por definir que es lo que México requiere. Calderón y la IP piden acelerar reformas neoliberales, pese a su revisión en el mundo ante la crisis; apuran la reforma laboral pro patronal, la ley de Asociaciones Público-Privadas, para hacer de los servicios públicos jugosos negocios; la reforma política en lo que pueden manejar: reelección, candidaturas independientes. Otros en cambio arguyen: se requiere un cambio del modelo, su fracaso lo exige; reforma fiscal, que paguen los que acumulan todo, para redistribuir con servicios sociales al México empobrecido. Aminorar la dependencia de los Estados Unidos, que sirve de coartada ante su incapacidad, a Calderón, Carstens, hasta el último tecnócrata, ocupados diariamente en profundizar esa dependencia que ellos mismos señalan como condicionante, en lugar de diversificar. Legislar en materia de armas “México no tiene herramientas legales para combatir el contrabando…” señalamiento de la Facultad Latinoamericana (FLACSO) y una Ley de Transparencia que no burle la burocracia. Legislar para proteger el mercado interno, el empleo. Una ley que democratice los medios. Aciertan quienes reclaman al Congreso su inutilidad. Transcurrimos por una crisis sin paralelo y no han hecho nada, irresponsabilidad causante de profundos daños sociales y económicos, pero los legisladores se van al receso, sin haber al menos discutido medidas para atenuar la tragedia popular. Analistas políticos buscan explicaciones a la abulia del Congreso: el sistema político impide formar mayorías, la incapacidad de los políticos para llegar a acuerdos; el presidente no tiene mayoría; procesos electorales impiden los acuerdos; intereses de los líderes dividen. Matizado podríamos reconocer que expresan verdades, pero hay algo más profundo y determinante. Los “logros” que presume Francisco Rojas, coordinador de los diputados priistas, son intrascendentes. La mayoría acordados con el PAN, incluso con el PRD pero nada modifica el modelo causante del desastre -independientemente de la aportación al mismo de Calderón- nada de política económica, fiscal, nada que toque ni de refilón el modelo neoliberal que sostienen los intereses hegemónicos. Nada de fondo porque afectarían ese paradigma intocable y ahí si se ponen de acuerdo, ahí los líderes “concertan”, ahí el presidente logra mayorías. Disputan asuntos secundarios, incluso las aberrantes alianzas del PAN y el PRD “light” no los dividieron, vociferan para la galería, como no los dividió el rijoso Germán Martínez, todo se puede olvidar ante intereses superiores que hermanan. Por eso no hay oposición a la derecha gobernante por zafia que parezca, son compañeros de viaje. Ejemplo de que hay capacidad para lograr acuerdos, es el aborto de la Ley de Medios. Es irrefutable que sin su democratización el país seguirá manipulado, desinformado, engañado. En el convencimiento de esta necesidad avanzó una Ley de Medios del PAN y parte PRD, cuando parecía un hecho, todos los coordinadores del Senado se pusieron de acuerdo en detener el proyecto, había que obedecer a Televisa, demandaba ser oída. Comedia que deja nuevamente a Calderón en el limbo, no sabía de esta iniciativa en curso, lo volvieron a sorprender. En una reunión interna el Presidente se entera porque lee el desplegado de la CIRT que denuncia la inminente aprobación de la Ley de Medios. Calderón ordena detener la iniciativa, abandona indignado la reunión, quedan sentaditos, regañados, Vázquez Mota, Molinar Horcasitas, el mismísimo Gómez Mont. Nadie sale bien librado, salvo Televisa.

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