martes, 18 de mayo de 2010

REFLEXIONES SOBRE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

HERMILIO LÓPEZ BASSOLS

A Don Narciso Bassols G.
En ocasión del Día del Maestro y en mi calidad de educador desde hace 50 años -18 en la Facultad de Derecho de la UNAM-, hago una reflexión como jurista y hombre de izquierda sobre la educación superior en México, precisamente, cuando se cumple el primer Centenario de la fundación de nuestra máxima Casa de Estudios.El entonces secretario de Educación en 1933, señaló que "el educador no debía ignorar que la cuestión fundamental de los tiempos presentes radica en la inconformidad de los hombres con la organización social y la distribución de la riqueza". A casi 75 años de distancia, cobra actualidad esta aseveración, dado que es ésa, la responsabilidad social fundamental de quien trasmite cultura en este nivel de enseñanza. Por tanto, rechazamos enérgicamente el sistema prevaleciente en el que se han fundido promiscua e interesadamente las autoridades educativas de todo nivel, los bastardos intereses privados y el clero mercante para deformar el horizonte social del educando, negando sus prioridades fundamentales. Se prepara en los centros de cultura privados, a profesionales que tienen por objeto "defender, conservar y aumentar" el poder económico-social de la clase dominante y por otra parte, las universidades públicas, raquíticas sólo en presupuesto, responden a la demanda masiva y pese a su condición precaria, intentan dotar al alumno, tanto de ese horizonte social como el conocimiento básico, convencidas de que nuestra propia conciencia social, no nos identifica con aquellas aspiraciones que se traducen en ser servidores de los ricos en contra de los intereses de la mayoría. ¿Consistirá la solución en multiplicar las escuelas de abogados en proporción tal, que el día de mañana se multiplique por cien o por mil, el número de desocupados, de inútiles abogados mexicanos, agravando la condición ya alarmante que ahora existe? Eso se preguntaba un exdirector de la Facultad de Derecho de la UNAM hace 50 años y respondía: "lo único posible, lo único que se ofrece como remedio inmediato si se tiene noción justa de las cosas: es transformar hasta sus cimientos los cuadros de enseñanza, sus fines, los propósitos que los profesionistas hayan de tener frente a la sociedad, las oportunidades de trabajo".El país no debe seguir produciendo, ni con un solo peso del patrimonio de la nación, más profesionistas caducos, memoristas e insensibles que anhelan servir a la iniciativa privada y a los intereses contrarios a la nación. El Estado no puede ser espectador ni cómplice de jóvenes que se destrozan por prestar el concurso de su ciencia, conocimiento y habilidad al servicio del rico y no del que tiene la justicia o de aquel a quien aflige la necesidad. Apoyamos a quienes con su bagaje cultural, entusiasmo y compromiso buscan el beneficio de la comunidad y la satisfacción de sus necesidades vitales. Para ello, hay que remozar la enseñanza, misma que debe dejar de ser verbalista, pontificia y única, que induce al alumno a la memorización y no al razonamiento inteligente. Al maestro hay que capacitarlo en las nuevas tecnologías a las que generalmente rehuye porque para ellas no es competente. Al alumno hay que dotarlo quizá en "préstamo" por sus calificaciones, del equipo suficiente para explorar los millones de páginas en la red que le pueden ser útiles en su formación. En este tiempo, es exigible el conocimiento de otro idioma ante la globalización de la ciencia. En esta profunda reforma hay que concertar una planeación nueva y profunda con la convicción de que la facultad de ejercer ciertas profesiones no debe seguirse considerando como un derecho de todo individuo en todo sitio. Existen muchos estudios profesionales en oferta en diferentes universidades del país que podrían arraigar a los estudiantes en esas zonas y apoyar el desarrollo regional. Para comenzar, el intercambio de estudiantes y de profesores puede ser un mecanismo eficiente. A más, de que las universidades públicas son gratuitas, debería de otorgarse becas de estudio a los estudiantes con mejor promedio y en difícil situación económica. Es además indispensable incrementar el acervo bibliográfico de las Facultades, bajo donaciones y dotaciones de editoriales. Finalmente, si las condiciones propiciadas por el Estado en la enseñanza superior van a continuar, como hacen suponer las circunstancias, privilegiando al rico y asfixiando a la Universidad pública, los recursos que a ésta se le destinen, deben ser encausados, prioritariamente, para la menguada clase media y la azotada clase trabajadora, mismas que serán el dinamo de lo que tarde o temprano, debe ocurrir, un profundo cambio en el proyecto de nación, generado desde el aula.

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